Radulfo de Bourges, Santo
Obispo, 21
de Junio
Martirologio Romano: En Bourges, en Aquitania, hoy en Francia, san Radulfo, obispo, el
cual, solícito por la vida sacerdotal, junto con presbíteros de la Iglesia que
tenía encomendada recogió textos de los santos Padres y de los cánones para uso
pastoral. († 866)
Etimológicamente: Radulfo
= Consejero valiente, es de origen germano
San Radulfo (cuyo nombre aparece también como
Ralph, Rodulphus o Raúl), era el hijo del conde Raúl de Cahors. Desde su niñez fue
confiado a la tutela de Bertrand, el abad de Solignac, de quien aprendió a amar
las órdenes monásticas, a pesar de que se tiene entendido que él mismo nunca
recibió el hábito. Pero ya fuese o no religioso, lo cierto es que en varias
ocasiones desempeñó el puesto de abad, incluso quizá en los famosos monasterios
de Saint-Médard y Soissons, a los que habían hecho donativos y otorgado
privilegios los padres de Radulfo. En 840, fue elevado a la sede arzobispal de
Bourges y, a partir de entonces, desempeñó un papel descollante en los asuntos
eclesiásticos, dentro y fuera de su diócesis. Se le consideraba como uno de los
clérigos más sabios de su tiempo, y en todos los sínodos se reclamaba su
presencia. En una de aquellas asambleas, la de Meaux, en 845, se adoptaron las
medidas para salvaguardar los ingresos para los hospicios, particularmente los
de Escocia (en realidad, Irlanda), y se determinó que todo aquel que metiese
mano en dichos ingresos recibiría el estigma de «asesino de los pobres».
San Radulfo empleó toda su fortuna personal en la
fundación y construcción de monasterios para hombres y mujeres. Entre sus
abadías más famosos figuran la de Dévres, en Berri, la de Beaulieu-sur-Mémoire,
la de Végennes, en la región del Limousin y la de Sarrazac, en Quercy.
No fue el menor de sus muchos servicios a la
Iglesia la compilación de un libro de instrucciones pastorales destinadas a sus
clérigos, y fundado en las capitulares de Teodulfo, obispo de Orleáns. Su
principal objetivo era el de reanimar el espíritu de los antiguos cánones y
corregir los abusos. Por entonces se necesitaban con toda urgencia directivas
claras y precisas con respecto al tribunal de la penitencia, a fin de remediar
los errores provocados por la ignorancia y por la adopción de normas no autorizadas
que se atribuían, equivocadamente, a varios santos y maestros famosos. San
Radulfo actuó con mucha prudencia al someter a la consideración de sus clérigos
aquellas instrucciones, antes de dar su libro a la publicidad. Al cabo de algún
tiempo, la obra fue olvidada y no volvió a saberse de ella hasta principios del
siglo XVII, cuando fue descubierta de nuevo. El escrito demuestra que su autor
era muy versado en los escritos de los Padres y en los decretos de los
concilios.
No existe, al parecer, una biografía propiamente
dicha de san Radulfo, escrita en los tiempos medievales. En el Acta
Sanctorum hay un relato formado por fragmentos tomados de diversas fuentes.
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