Un equipo de investigadores ha relacionado la
depresión con bajos niveles en la sangre de acetilcarnitina, sintetizada de
forma natural en el organismo y también comercializada como suplemento
nutricional, según un estudio publicado en la revista especializada PNAS. El
hallazgo, que se basa en una investigación extensa con animales, señala el
camino a una nueva clase de antidepresivos que podrían ser “más libres de
efectos secundarios y de acción más rápida” que los que se usan actualmente, de
acuerdo a una de las autoras principales, Natalie Rasgon.
La depresión, también llamada trastorno depresivo
mayor o depresión clínica, es el trastorno del estado de ánimo más prevalente
en Estados Unidos y el mundo, que afecta entre al 8 y 10 por ciento de la
población general en un momento dado. Según datos de la Organización Mundial de
la Salud, entre 2005 y 2015 los casos de depresión aumentaron un 18,4%
convirtiéndose en la mayor causa de discapacidad a nivel global.
“Es la principal razón del ausentismo en el trabajo
y una de las principales causas de suicidio. Peor aún, los tratamientos
farmacológicos actuales son efectivos solo para aproximadamente el 50 por
ciento de las personas a quienes se les recetan”, lamentó Rasgon.
En los experimentos con roedores, la deficiencia de
la acetilcarnitina se asoció con un comportamiento similar a la depresión,
mientras que el suministro oral o intravenoso de esta sustancia revirtió los
síntomas de los animales y restauró su comportamiento normal.
Los animales respondieron a la administración de
suplementos de acetilcarnitina en pocos días. Por el contrario, los
antidepresivos actuales tardaron de dos a cuatro semanas en aparecer, tanto en
experimentos con ratones como entre pacientes.
“La acetilcarnitina es un mediador crucial del
metabolismo de las grasas y la producción de energía en todo el cuerpo y
desempeña un papel especial en el cerebro”, explicó otra de las autoras, Carla
Nasca, de la Universidad Rockefeller de Nueva York (EE.UU.)
En un análisis paralelo del mismo equipo, Nasca y
sus colegas estudiaron a hombres y mujeres de 20 a 70 años que habían sido
diagnosticados con depresión.
Al comparar sus muestras de sangre con las de 45
personas sanas emparejadas demográficamente, se encontró que los niveles de
acetilcarnitina en la sangre de los pacientes “eran sustancialmente más bajos”,
de acuerdo a los autores.
Un informe más detallado mostró que los niveles más
bajos se dieron entre los participantes cuyos síntomas eran más graves, cuyos
historiales médicos indicaban que eran resistentes a tratamientos previos o
cuya aparición del trastorno ocurrió temprano en la vida.
Los niveles de acetilcarnitina también fueron más
bajos entre los pacientes que informaron de antecedentes de abusos, abandono,
pobreza o exposición a la violencia en la niñez. BP
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