No hay motivos para alarmarse. A
no ser que sea un roedor expuesto a dosis inusuales de radiación de
radiofrecuencia como la utilizada en los teléfonos móviles 2G y 3G. Las
conclusiones finales del Programa de Toxicología Nacional del gobierno federal
de EEUU, publicadas el jueves 25-10, son muy claras: la radiación del teléfono
móvil a veces puede causar tumores en ratas a dosis altas y continuas, pero no
en personas.
A pesar de que la OMS ha incluido
las ondas electromagnéticas como un posible elemento cancerígeno, lo cierto es
que, a día de hoy, no existe ninguna evidencia científica que demuestra una
relación causa-efecto entre el uso de los teléfonos móviles y un mayor riesgo
de cáncer en personas.
«Las exposiciones utilizadas en
los estudios no se pueden comparar directamente con la exposición que los
humanos experimentan cuando usan un teléfono móvil», dijo John Bucher,
coordinador del estudio del Programa Nacional de Toxicología.
«En nuestros estudios, los
roedores recibieron radiación de radiofrecuencia en todo el cuerpo. Sin
embargo, la mayoría de las personas están expuestas a tejidos locales
específicos cerca de donde sostienen el teléfono. Además, los niveles de
exposición y la duración en nuestros estudios fue mayor de lo que las personas
experimentan», afirmó.
Hace apenas un año el Comité
Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) presentó un informe que
recogía todas las evidencias en la materia de los campos electromagnéticos y su
incidencia en la salud de los humanos. Su conclusión era muy clara: no hay
evidencias de que exista ninguna prueba del posible daño que pueden producir en
el organismo los teléfonos móviles.
2G y 3G
Los nuevos datos en realidad no
son más que la confirmación de los presentados hace 1 año y que indican que las
ratas macho expuestas a altos niveles de radiación de radiofrecuencia, como la
utilizada en los teléfonos móviles 2G y 3G, desarrollaron tumores
cardíacos.
También hubo un desarrollo de tumores
en el cerebro y la glándula suprarrenal de las ratas macho expuestas. Sin
embargo, en ratas hembras, y ratones macho y hembra, la evidencia fue equívoca
en cuanto a si los cánceres observados se asociaron con la exposición a la
radiación.
Ahora bien, un aspecto a
considerar de este nuevo trabajo es que las ratas fueron expuestas a radiación
a una frecuencia de 900 mega hertzios, típica de la segunda generación de
teléfonos celulares que prevaleció en la década de 1990, cuando se concibió el
estudio por primera vez.
Sin embargo, los teléfonos
celulares actuales representan una cuarta generación, conocida como 4G, y se
espera que los teléfonos 5G se estrenen alrededor de 2020. Estos teléfonos usan
frecuencias mucho más altas, y estas ondas de radio tienen mucho menos éxito en
penetrar los tejidos de humanos y ratas, según los científicos.
«La 5G es una tecnología emergente
que aún no se ha definido del todo. De lo que entendemos actualmente, es
probable que difiera dramáticamente de lo que estudiamos», indicaron los
investigadores.
El citado informe del CCARS
mostraba que con el 4G, los nuevos estudios demuestran que los límites de
exposición están muy por debajo de lo que se considera seguro.
Dosis muy elevada
Además, no hay que olvidar que el
nivel más bajo de radiación en el estudio americano fue igual a la exposición
máxima que las regulaciones federales permiten a los usuarios de teléfonos. Ese
nivel de exposición rara vez ocurre en el uso típico de los móviles, señaló la
agencia de toxicología en un comunicado. El nivel más alto fue cuatro veces más
alto que el máximo permitido.
Tampoco conviene pasar por alto
que los estuvieron expuestos a la radiación nueve horas al día durante dos
años, mucho más que los usuarios de teléfonos. Para las ratas, las exposiciones
comenzaron antes del nacimiento y continuaron hasta que tuvieron
aproximadamente 2 años de edad. Es decir, algo más que improbable en
humanos.
«Creemos que las respuestas de los
tumores que hemos visto en nuestros estudios son reales y están asociadas con
la radiación de radiofrecuencia», dijo Bucher. Pero la conclusión del informe
es que las personas no deben preocuparse del cáncer al usar sus teléfonos. Hay
otros factores de riesgo más importantes. BP
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