Según la OMS,
aproximadamente 350 millones de personas en el mundo padecen depresión. Una de
cada cuatro personas sufrirá un episodio depresivo en su vida. Los diagnósticos
se realizan en base a una serie de síntomas que refleja la persona y los
tratamientos, en buena medida, se desarrollan en la medida en que la persona
responda a la farmacología existente y las psicoterapias.
Pero ahora, un
innovador estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Indiana (EEUU) arroja nueva luz sobre la base biológica de los
trastornos del estado de ánimo y ofrece un análisis de sangre prometedor
destinado a un enfoque de tratamiento de medicina de precisión.
La investigación
se ha publicado en la revista Molecular
Psychiatry y se basa
en biomarcadores sanguíneos que rastrean las tendencias suicidas. Pero no solo
eso, también el dolor, el trastorno de estrés postraumático y la enfermedad de
Alzheimer.
El trabajo del
equipo describe el desarrollo de un análisis de sangre, compuesto por
biomarcadores de ARN, que puede distinguir la gravedad de la depresión de un
paciente, el riesgo de que desarrolle una depresión severa en el futuro y el
riesgo de un trastorno bipolar futuro (enfermedad maníaco-depresiva). La prueba
también informa sobre las opciones de medicación personalizadas para los
pacientes.
El
estudio
Este trabajo
científico se llevó a cabo durante 4 años, con más de 300 participantes. Se
utilizó un enfoque de cuatro pasos: descubrimiento, priorización, validación y
pruebas. Primero, se siguió a los participantes a lo largo del tiempo, y los
investigadores los observaron tanto en estados de ánimo altos como bajos, y
cada vez registraron lo que cambió en términos de los marcadores biológicos en
su sangre entre los dos estados. A continuación, el equipo utilizó grandes
bases de datos desarrolladas a partir de todos los estudios anteriores en el
campo, para validar y priorizar sus hallazgos.
Después, los
investigadores validaron los 26 principales biomarcadores candidatos en
cohortes independientes de personas clínicamente graves con depresión o manía.
Por último, los biomarcadores se probaron en otros grupos independientes
adicionales para determinar cómo eran capaces de predecir quién está enfermo y
quién enfermará en el futuro. A partir de este enfoque, los investigadores
pudieron demostrar cómo prescribir los medicamentos adecuados a los pacientes,
incluso encontrando un nuevo fármaco potencial para tratar la depresión. Los resultados del estudio son muy
esperanzadores respecto a las personas que sufren depresión.
«A través de
este trabajo, queríamos desarrollar análisis de sangre para la depresión y el
trastorno bipolar, para distinguir entre los dos y hacer coincidir a las personas
con los tratamientos adecuados», aseguraron los expertos.
«Los
biomarcadores sanguíneos están emergiendo como herramientas importantes en los
trastornos en los que el informe subjetivo de un individuo o la impresión
clínica de un profesional de la salud no siempre son fiables al cien por cien.
Estos análisis de sangre pueden abrir la puerta a un tratamiento preciso y
personalizado con los medicamentos y seguimiento objetivo de la respuesta al
tratamiento», explicaron los investigadores. BP
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