El olfato de
los seres humanos es capaz de distinguir más de un billón de olores diferentes.
Pero ¿sabías que hay quienes no pueden distinguir esa inmensa variedad de
olores? Estas personas son anósmicas, es decir, no cuenta con la capacidad para
percibir olores.
La anosmia
es la pérdida del sentido del olfato. Puede ser un problema por sí mismo o un
síntoma de otro problema de salud (por ejemplo, solía ocurrir tras una
infección por COVID-19). La capacidad de oler depende de un revestimiento sano
de la cavidad nasal, de las vías nasales abiertas y de la función normal de los
nervios olfativos. Un problema con uno o más de estos puede conducir a la
pérdida de olfato.
La anosmia
puede ser temporal o permanente. Aunque hay personas que nacen con este
trastorno de manera congénita, lo habitual es que sea un trastorno adquirido.
Los problemas con el sentido del olfato aumentan con el envejecimiento y son
más comunes en los hombres que en las mujeres.
Las causas
más comunes de la anosmia son los problemas nasales, como pólipos nasales,
senos bloqueados, alergias estacionales, sinusitis, rinitis, gripes o
resfriado. La anosmia también puede tener causas estructurales, como una
desviación del tabique nasal o la presencia de un cuerpo extraño en la nariz.
Otra
posibilidad es un problema con parte del sistema nervioso responsable del
olfato. Algunos estudios han sugerido que la pérdida de olfato podría ser un
signo temprano de una enfermedad neurodegenerativa, como la enfermedad de
Alzheimer o la enfermedad de Parkinson.
También afecta al gusto
Quienes
tienen anosmia también pueden notar problemas con el sentido del gusto. Cuando
se altera el sentido del olfato algunas personas suelen cambiar sus hábitos
alimenticios, comen muy poco e incluso pierden peso de forma involuntaria,
mientras que otros, al contrario, pueden comer demasiado y aumentar de peso.
Importancia
Al igual que
los demás sentidos, el sentido del olfato juega un papel importante en nuestra
vida. A menudo es la primera señal que nos alerta sobre un peligro, como el
humo de un incendio o el olor de una fuga de gas. Por lo tanto, la falta del
sentido del olfato también puede ser peligrosa. Los especialistas incluso
señalan que, debido a la íntima relación entre los olores y las emociones, la
anosmia puede afectar el estado de ánimo y predisponer a la depresión.
¿Cómo se diagnostica?
Tanto los
trastornos del olfato como los del gusto son diagnosticados por un
otorrinolaringólogo, médico que se especializa en trastornos del oído, nariz y
garganta. Una evaluación precisa de un trastorno del olfato incluirá un examen
físico de los oídos, nariz y garganta, una revisión de la historia médica y una
prueba del olfato administrada por un profesional de la salud.
Tratamiento
Si el origen
es alguna obstrucción nasal, como pólipos que estén limitando el flujo de aire
en la nariz, tal vez sea necesario realizar una cirugía para eliminarlos y
restaurar el sentido del olfato. Los tratamientos con antiinflamatorios y
antibióticos o la irrigación nasal se pueden utilizar para tratar casos
relacionados con sinusitis u otras enfermedades.
Algunas
personas recuperan la capacidad para oler cuando mejoran de la enfermedad que
causó la pérdida del olfato. Otras personas pueden recuperar el sentido del
olfato de forma espontánea. Si el trastorno no puede ser tratado con éxito, se
recomienda buscar apoyo psicológico para ayudar en la adaptación a la anosmia. HD
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