El autocuidado, es un concepto definido por la OMS como “la capacidad de
individuos, familias y comunidades para promover la salud, prevenir
enfermedades y hacer frente a las patologías, con o sin el apoyo de un proveedor
de atención médica”, lo que se asocia a una actitud activa y responsable con la
calidad de vida. En este sentido, el consumo de alimentos ricos en nutrientes,
la incorporación de vitaminas, contar con un buen descanso, realizar actividad
física y reducir los niveles de estrés, son acciones de autocuidado que debemos
atender para prevenir protegernos de virus y algunas enfermedades.
La pandemia por la COVID-19 puso de manifiesto la importancia de
mantener al sistema inmune en equilibrio para mejorar su capacidad de
respuesta. Una buena alimentación que incluya todos los nutrientes, tales como
vitaminas y minerales, es fundamental para generar defensas. «La actividad
física y la alimentación saludable se destacan como hábitos diarios del
autocuidado. Es necesario ingerir todos los grupos de alimentos: carbohidratos,
proteínas, vegetales y frutas. Para quienes desean reforzar el consumo de
algunas vitaminas y minerales, también está la opción de complementar la dieta
con suplementos nutricionales con vitaminas C, D y zinc, cuyo consumo regular y
adecuado contribuye a fortalecer las defensas del organismo», explicó la Dra.
Luciana Armengol, Médica Especialista en Medicina Farmacéutica y Gerenta Médica
en Bayer Cono Sur.
Cada individuo, dependiendo de sus genes, pero especialmente de factores
ambientales y de estilo de vida, irá moldeando su sistema inmunológico. Aunque
somos conscientes de la importancia de una buena alimentación, la rutina diaria
y el día a día hace que por distintas razones no nos alimentemos de la forma
que nuestro organismo lo necesita. Es por ello, que existen suplementos que
pueden ayudar a que nuestro cuerpo obtenga los requerimientos nutricionales
requeridos para fortalecer el sistema inmune y así tener una buena respuesta
frente a la exposición viral o la vacunación.
La Vitamina C, por ejemplo, es un nutriente esencial utilizado para
reparar tejidos dañados y para la formación de neurotransmisores y enzimas.
Esta vitamina, ayuda a regular el metabolismo, sistema inmune y presión arterial.
Se puede encontrar en frutas como la naranja, frutilla, kiwi, limón, y verduras
como las arvejas, brócoli, tomate, kale, zucchini, entre otras fuentes
naturales. Es posible también, que sea necesario reforzar la ingesta de
vitamina C a través de la suplementación para asegurarnos de tener la cantidad
necesaria todo el año y no solo en invierno. Algunos beneficios adicionales de
esta vitamina son: protección de la salud de la piel, colaborando en la
generación de colágeno, la recuperación de heridas y previniendo el
envejecimiento causado por rayos UV; tiene un efecto antioxidante, logrando
neutralizar sustancias perjudiciales para la salud como el humo del cigarrillo
y polución, entre otras.
Además, ayuda a reducir los síntomas del resfrío común y la gripe, ya
que tiene acción antiinflamatoria, disminuye la intensidad y la duración de
síntomas, reduce el número de episodios en niños con infecciones respiratorias
recurrentes y tiene efecto antihistamínico. También favorece la absorción de
hierro y la eliminación de colesterol, es indispensable para el adecuado
crecimiento, desarrollo y funcionamiento de todos los órganos, ayuda a mejorar
la salud bucal, y favorece la generación de anticuerpos.
Por otro lado, los bajos niveles de Vitamina D son altamente prevalentes
en personas con fatiga crónica. Éste, es uno de los más poderosos nutrientes,
ya que modula y coordina el sistema inmune. Favorece la integridad de la piel y
tejidos, promueve la producción de nuevos componentes celulares inmunológicos,
estimula el movimiento celular hacia el sitio de infección y disminuye el
riesgo de infección respiratoria aguda. Algunas fuentes naturales de vitamina D
son el sol (rayos UVB), pescado, leche y huevos.
Por su parte, el Zinc es un mineral que ayuda a controlar la inflamación
provocada por las infecciones, posee acción anti viral y alivia los síntomas
del resfrío común en adultos. Asimismo, contribuye a la correcta producción de
la hormona tiroidea y aumenta la conversión de T4 y T3. Al igual que la
vitamina C, favorece la producción de anticuerpos y también tiene efectos
beneficiosos en la función inmune del intestino. El zinc no está tan disponible
en vegetales y frutas como sí en fuentes animales. Es por esto, que es difícil
encontrarlo en dietas bajas en proteínas, lo que hace aún más necesario
reforzar este mineral a través de suplementos nutricionales.
«Hoy se encuentran disponibles numerosos formatos y presentaciones de
suplementos multivitamínicos. Hay comprimidos recubiertos, comprimidos
efervescentes, pastillas masticables, entre otros. Estos suplementos
nutricionales, contienen las dosis diarias suficientes para suplementar o
reforzar dietas deficientes y, siempre que se tomen según la recomendación del
médico o la indicación del envase/prospecto, son bien tolerados por la
población general», concluyó la Dra. Armengol. BP
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