Es hora de que el mundo
empiece a amar más las sardinas. No sé por qué, pero parece que tienen una mala
reputación. ¿Por qué? En mi opinión, no son en absoluto un pescado. Al
contrario, son suaves y sin esfuerzo. Ni siquiera hay que cocinarlos. Y espere a
conocer todos esos beneficios para la salud. Al final de este artículo, estarás
buscando esa lata que lleva años en la despensa.
Por qué nos encantan
Si lo que te impide comer
sardinas es el enlatado, puedes conseguirlas frescas en ciertas zonas. La razón
por la que suelen estar enlatadas es sólo que se estropean muy fácilmente. Por
muy enlatadas que estén, las sardinas contienen la menor cantidad de mercurio y
otros metales pesados de todos los pescados comestibles, recuerda que los
metales pesados son causantes de enfermedades como el Alzheimer. Esto se debe a
que se alimentan exclusivamente de plancton. Se reproducen con rapidez, se
capturan de forma sostenible y ocupan un lugar bajo en la cadena alimentaria;
estas tres características hacen que su pesca sea casi inofensiva para el medio
ambiente. Además, ¿qué no puede gustar del pescado que ni siquiera hay que
cocinar? Si se adquiere fresco, claro, se puede hacer a la parrilla, al vapor o
frito. Pero si los compras en conserva, puedes comerlos tal cual (no es tan
difícil como crees, te lo prometo), añadirlos a ensaladas o sándwiches, o
disfrutarlos sobre galletas, pizza o pasta. También puedes machacarlas
fácilmente hasta convertirlas en una pasta para añadirlas a cualquier receta
que desees.
Recetas con sardinas
He aquí un buen truco: puedes
asar las sardinas en el horno, y ni siquiera tienes que sacarlas de la lata.
Abre la lata, no la escurras, añade hierbas a tu gusto y ásalas durante 1
minuto en el horno precalentado.
Salud cardiovascular
Las sardinas son una excelente
fuente de ácidos grasos omega-3. Su alto contenido en este compuesto
antiinflamatorio contribuye a la salud del corazón, disminuye los triglicéridos
en la sangre al tiempo que aumenta el colesterol bueno y mantiene limpias las
arterias.
Salud ósea
Las sardinas son especialmente
ricas en vitaminas B-12 y D. Sólo una taza de sardinas te proporcionará 3 veces
el valor diario de B-12. Esta vitamina, junto con la vitamina D, contribuye a
la salud cardiovascular y ósea. Dado que se comen con las espinas, las sardinas
también ofrecen altas cantidades de calcio: aproximadamente 1/3 del valor
diario en una ración. La combinación de calcio y vitamina D refuerza los
huesos, ya que la vitamina D ayuda al organismo a absorber mejor el calcio. Por
eso las sardinas se recomiendan a veces a las mujeres embarazadas y a los
adultos mayores. Otro nutriente digno de mención es el fósforo, que neutraliza
los ácidos que podrían dañar los huesos. Las sardinas también tienen un impresionante
contenido en proteínas e hierro. Si las compras en conserva, elígelas enlatadas
en agua o aceite de oliva y evita el aceite de soja, ya que éste puede afectar
a la eficacia natural del omega-3. Otros minerales y vitaminas que puedes
obtener de las sardinas son la niacina, el hierro, el potasio, el magnesio, el
zinc y el selenio.
¿Sardinas o anchoas?
Personalmente, prefiero las
sardinas. Son bastante menos saladas. Las dos se confunden a menudo porque
ambas son pequeñas y suelen estar en conserva. Las sardinas se procesan en
calor antes de ser enlatadas, mientras que las anchoas sólo se curan en sal.
También son mucho más pequeñas. Las anchoas tienen un contenido ligeramente
superior en hierro, zinc, niacina y proteínas. Sólo 3,5 onzas de este pequeño
pescado le proporcionarán su valor diario de niacina y selenio. El selenio
contribuye a reducir el estrés oxidativo y a mantener la salud del corazón. Las
sardinas son más ricas en vitaminas B12 y D, mientras que las anchoas ofrecen
más proteínas, hierro, zinc y niacina. Pero si tienes presión arterial alta,
problemas renales o gota, evita ambas cosas. Las anchoas en conserva pueden
afectarte negativamente por su alto contenido en sodio. Debes preferirlas
frescas o evitarlas por completo. Las sardinas contienen purinas, una sustancia
que crea ácido úrico que puede acumularse y causar problemas de riñón y gota,
pero sólo para los susceptibles. Si tu salud está en plena forma, disfruta de
tu ración de sardinas sin preocupaciones. SF
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