Los niños en edad
escolar necesitan alimentarse bien a fin de desarrollarse adecuadamente, evitar
enfermedades y tener la correcta energía para estudiar y estar físicamente
activos. Es por esto que su alimentación es uno de los factores clave.
Está estudiado que
una nutrición inadecuada durante los primeros años de vida afecta el
rendimiento y el desarrollo intelectual de los chicos y puede disminuir hasta
15 puntos el nivel del coeficiente intelectual.
“Si no se alimenta
bien el niño, este no solo aprende de manera inadecuada sino que su relación
con el entorno a través del juego o el apego también es menor”, explica la
Licenciada en Nutrición Teresa Cóccaro, responsable del área en INEBA.
“La alimentación es
un acto voluntario y consiente por lo que debe ser un acto educativo. El niño
aprende por patrón de repetición, volviéndose esta acción una responsabilidad
tanto de los padres como de las escuelas. Los chicos no deben hacer dieta, sino
aprender a comer sano”, agrega la especialista.
Uno de los
principales retos de los padres es enseñarles acerca de la importancia de las
porciones, buscar el tiempo para diseñar el menú en familia o como parte de una
actividad de la escuela, armar con el menor un menú saludable.
Tanto en el hogar
como en el colegio se les debe enseñar a niños y jóvenes a alimentarse de
manera variada y equilibrada, haciendo hincapié en una correcta selección de
alimentos con el objetivo de cubrir las necesidades nutricionales y asegurando
que el chico crezca sano.
“La escuela debe
promover el enfoque de ‘educación completa', por el cual además de proveer las
herramientas necesarias para el correcto aprendizaje, debe formar jóvenes
sanos”, dice Cóccaro.
Los chicos en edad
escolar deben realizar cuatro comidas al día que incluyan todos los grupos
alimentarios: lácteos descremados y derivados (como el yogurt), carnes magras y
huevo, frutas y verduras, cereales (pan, galletas, pastas y arroz), aceites y
azúcares (endulzantes light), eligiendo como principal hidratación el
agua.
El nutriente más
importante en el crecimiento y en el desarrollo intelectual y cognitivo de los
niños es el hierro, por lo que su alimentación debe contemplarlo para que no se
produzcan anemias o se produzca una baja en el desempeño educativo y el
aprendizaje. Está presente en animales (carnes, huevos y lácteos fortificados)
y en vegetales de hoja verde y legumbres. La recomendación es que se consuma
todos los días.
“Si bien desde hace
varios años las escuelas y los clubes donde se llevan a cabo las actividades
escolares o deportivas tienen los llamados kioscos saludables, en los cuales,
por ley, debe haber opciones de alimentos saludables bajos en grasa y sodio que
puedan servir como colaciones o remplazos de almuerzos o meriendas durante la
actividad lectiva o deportiva, aún más importante es saber armar la vianda que
los chicos se llevan de casa”, comenta la nutricionista.
La importancia del desayuno
El desayuno es la
comida más importante del día aunque paradójicamente es la que se omite con más
frecuencia. Su consumo regular se ha asociado a mejores rendimientos académicos
y mejores habilidades sociales. Es un buen marcador de un estilo de vida saludable
y, por tanto, puede influir positivamente en la prevención de la obesidad
infantojuvenil. El mismo debe estar conformado por todos los grupos
alimentarios.
- Lácteos: 1 vaso de leche o 1 vaso de yogurt
- Carbohidratos: pan integral o de salvado / rapiditas
integrales con queso y mermelada / almohaditas de avena / barrita de
cereal / copos de maíz o copos con fibra. De vez en cuanto incluir un
alfajor; budín; alguna torta que al niño le guste; galletitas dulces
(siempre controlando y enseñando la importancia de la porción justa).
- Fruta fresca o frutas secas
Recomendaciones para el almuerzo y los snacks fuera
de casa
Si el colegio cuenta
con un comedor para el almuerzo, el mismo debe estar supervisado por un
nutricionista. Sin embargo, si el niño debe llevar vianda se recomienda que sea
saludable y siempre controlando la porción.
- Platos principales: sándwiches en pan integral
de pollo, carne roja, queso o huevo y vegetales; tartas de verduras,
empanadas de verdura o choclo; budín de verduras y queso; ensaladas a base
de pollo, huevo, arroz, fideos, legumbres y vegetales de estación
- Colaciones para el recreo: frutas frescas de
estación o frutas secas; yogurt con frutas o con cereales.
- Snacks saludables: Tita, turrón, barrita de
cereal, oblea de arroz bañada en chocolate, golosinas (en porción
individual).
“Una alimentación
saludable debe estar acompañada por actividad física recreativa que le permita
al niño crecer saludable y divertirse. Los hábitos saludables es lo que deberá
aprender a mantener en el tiempo y de esta manera evitar a futuro enfermedades
asociadas al sobrepeso; la obesidad y las enfermedades cardiovasculares”,
finaliza la Lic. Cóccaro.
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