Potino y compañeros, Santos
Mártires, 02
de Junio
Martirologio Romano: En Lyon, en la Galia,
santos mártires Potino, obispo, Blandina y cuarenta y seis compañeros, cuyo
valeroso y reiterado combate, que tuvo lugar en tiempo del emperador Marco Aurelio,
está atestiguado en la carta que la Iglesia de Lyon envió a las Iglesias de
Asia y Frigia. El obispo Potino, ya nonagenario, falleció al poco de ser
encarcelado, y algunos otros también murieron en prisión, mientras que los
restantes fueron expuestos como espectáculo en el anfiteatro, ante miles de
personas, donde los que eran ciudadanos romanos perecieron decapitados y los
demás entregados a las fieras. Por último, Blandina, reservada para un combate
más cruel y prolongado, después de haber estado alentando a sus compañeros, les
siguió a la gloria al ser también decapitada, tras padecer prolongadas y
crueles torturas.
Los Compañeros: Zacarías, presbítero, Vecio
Epagato, Macario, Asclibíades, Silvio, Primo, Ulpio, Vital, Comino, Octubre,
Filomeno, Gemino, Julia, Albina, Grata, Emilia, Potamia, Pompeya, Rodana,
Biblis, Quarcia, Materna, Helpis; Santo, diácono; Maturo, neófito; Atalo de
Pérgamo, Alexander de Frigia, Pontico, Justo, Aristeo, Cornelio, Zosimo, Tito,
Julio, Zotico, Apolonio, Geminiano, otra Julia, Ausona, otra Emilia, Jamnica,
otra Pompeya, Domna, Justa, Trófima y Antonia.
La
pasión de los mártires de Lyon se encuentra en una carta auténtica escrita de
las iglesias de Vienne y Lyon a las de Asia. El autor podría ser san Ireneo.
Los hechos ocurrieron durante la persecución de Marco Aurelio. Se comenzó por
la exclusión de los cristianos de ir a los baños públicos y demás lugares
públicos. Los mártires fueron primeramente linchados por un gentío de paganos,
después fueron juzgados y condenados por tribunales regulares a causa de su
religión. Se les acusaron de incesto y canibalismo, y la suposición de que
celebraban monstruosas orgías que provocó un gran alboroto. “Han soportado muy
dignamente” afirma la carta, “los atropellos de la plebe: insultos, golpes
zarandeos, rapiñas, apedreamiento y cuanto suele complacer a una turba
enfurecida contra gentes que considera odiosas”. También se les llama los
“Mártires de Ainay”.
Su jefe, Potino (87-177), primer obispo de la ciudad, un anciano de 90 años, murió en la cárcel a causa de las torturas, los otros fueron arrojados a las fieras del anfiteatro en los juegos públicos. Blandina, era una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora durante la persecución de Marco Aurelio, y “extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso. La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión... ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros!... Conducidos a las fieras, para común espectáculo de la inhumanidad de los paganos, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero estas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro combate”. Por fin, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. Sobre su martirio se han escrito piadosas leyendas, fuera de toda autenticidad histórica. Patrona de Lyon.
Su jefe, Potino (87-177), primer obispo de la ciudad, un anciano de 90 años, murió en la cárcel a causa de las torturas, los otros fueron arrojados a las fieras del anfiteatro en los juegos públicos. Blandina, era una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora durante la persecución de Marco Aurelio, y “extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso. La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión... ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros!... Conducidos a las fieras, para común espectáculo de la inhumanidad de los paganos, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero estas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro combate”. Por fin, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. Sobre su martirio se han escrito piadosas leyendas, fuera de toda autenticidad histórica. Patrona de Lyon.
Vecio
Epagato era
un joven, que en desacuerdo por lo absurdo de las acusaciones de ateísmo y de
impiedad vertida contra los cristianos, se ofreció para testimoniar en defensa
de ellos. El gobernador no aceptó la demanda y se limitó a preguntarle si era
cristiano. Ante su respuesta afirmativa, lo hizo arrestar y unir al grupo de
mártires. Murió degollado. Maturo, murió degollado. Había sido
recientemente bautizado por el médico san Alejandro “pero que era ya un
generoso atleta”. Asclibíades, era vegetariano, y llevaba una vida
muy austera, comía sólo pan y agua, y cuando fue apresado, quiso llevar esta
misma forma de vida en la cárcel, pero san Atalo, en una visión, le amonestó
porque estaba haciendo mal. Mártir degollado en Lyon. Atalo de Pérgamo,
era de Pérgamo y ciudadano romano y “había sido siempre columna y sostén de
nuestra iglesia”. Murió tostado en una silla. Alexander de Frigia,
era un médico frigio, “era conocido por todo el mundo por su amor a Dios y por
su franqueza de palabra, pues no era ajeno al carisma apostólico, estando junto
al tribunal, incitaba a los mártires a confesar su fe”. Murió degollado. Santo,
murió degollado. Diácono de Vienne. Parece que en el interrogatorio no se le
pudo arrancar otra palabra que "soy cristiano". Pontico,
era hermano de santa Blandina. Tenía unos 15 años. Sufrió toda suerte de
torturas hasta su muerte. Biblis, al principio sintió vacilación a
renegar de su fe, pero luego se repuso y afirmó su total defensa de su
cristianismo. Fue degollada.
Los
restos de los que habían muerto en el anfiteatro permanecieron insepultos seis
días, después los quemaron y arrojaron al Ródano.
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