viernes, 1 de junio de 2018

02 de Junio - Potino y compañeros

Potino y compañeros, Santos
Mártires, 02 de Junio

Martirologio Romano: En Lyon, en la Galia, santos mártires Potino, obispo, Blandina y cuarenta y seis compañeros, cuyo valeroso y reiterado combate, que tuvo lugar en tiempo del emperador Marco Aurelio, está atestiguado en la carta que la Iglesia de Lyon envió a las Iglesias de Asia y Frigia. El obispo Potino, ya nonagenario, falleció al poco de ser encarcelado, y algunos otros también murieron en prisión, mientras que los restantes fueron expuestos como espectáculo en el anfiteatro, ante miles de personas, donde los que eran ciudadanos romanos perecieron decapitados y los demás entregados a las fieras. Por último, Blandina, reservada para un combate más cruel y prolongado, después de haber estado alentando a sus compañeros, les siguió a la gloria al ser también decapitada, tras padecer prolongadas y crueles torturas.
Los Compañeros: Zacarías, presbítero, Vecio Epagato, Macario, Asclibíades, Silvio, Primo, Ulpio, Vital, Comino, Octubre, Filomeno, Gemino, Julia, Albina, Grata, Emilia, Potamia, Pompeya, Rodana, Biblis, Quarcia, Materna, Helpis; Santo, diácono; Maturo, neófito; Atalo de Pérgamo, Alexander de Frigia, Pontico, Justo, Aristeo, Cornelio, Zosimo, Tito, Julio, Zotico, Apolonio, Geminiano, otra Julia, Ausona, otra Emilia, Jamnica, otra Pompeya, Domna, Justa, Trófima y Antonia.

La pasión de los mártires de Lyon se encuentra en una carta auténtica escrita de las iglesias de Vienne y Lyon a las de Asia. El autor podría ser san Ireneo. Los hechos ocurrieron durante la persecución de Marco Aurelio. Se comenzó por la exclusión de los cristianos de ir a los baños públicos y demás lugares públicos. Los mártires fueron primeramente linchados por un gentío de paganos, después fueron juzgados y condenados por tribunales regulares a causa de su religión. Se les acusaron de incesto y canibalismo, y la suposición de que celebraban monstruosas orgías que provocó un gran alboroto. “Han soportado muy dignamente” afirma la carta, “los atropellos de la plebe: insultos, golpes zarandeos, rapiñas, apedreamiento y cuanto suele complacer a una turba enfurecida contra gentes que considera odiosas”. También se les llama los “Mártires de Ainay”.
Su jefe, Potino (87-177), primer obispo de la ciudad, un anciano de 90 años, murió en la cárcel a causa de las torturas, los otros fueron arrojados a las fieras del anfiteatro en los juegos públicos. Blandina, era una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora durante la persecución de Marco Aurelio, y “extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso. La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión... ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros!... Conducidos a las fieras, para común espectáculo de la inhumanidad de los paganos, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero estas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro combate”. Por fin, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. Sobre su martirio se han escrito piadosas leyendas, fuera de toda autenticidad histórica. Patrona de Lyon. 
Vecio Epagato era un joven, que en desacuerdo por lo absurdo de las acusaciones de ateísmo y de impiedad vertida contra los cristianos, se ofreció para testimoniar en defensa de ellos. El gobernador no aceptó la demanda y se limitó a preguntarle si era cristiano. Ante su respuesta afirmativa, lo hizo arrestar y unir al grupo de mártires. Murió degollado. Maturo, murió degollado. Había sido recientemente bautizado por el médico san Alejandro “pero que era ya un generoso atleta”. Asclibíades, era vegetariano, y llevaba una vida muy austera, comía sólo pan y agua, y cuando fue apresado, quiso llevar esta misma forma de vida en la cárcel, pero san Atalo, en una visión, le amonestó porque estaba haciendo mal. Mártir degollado en Lyon. Atalo de Pérgamo, era de Pérgamo y ciudadano romano y “había sido siempre columna y sostén de nuestra iglesia”. Murió tostado en una silla. Alexander de Frigia, era un médico frigio, “era conocido por todo el mundo por su amor a Dios y por su franqueza de palabra, pues no era ajeno al carisma apostólico, estando junto al tribunal, incitaba a los mártires a confesar su fe”. Murió degollado. Santo, murió degollado. Diácono de Vienne. Parece que en el interrogatorio no se le pudo arrancar otra palabra que "soy cristiano". Pontico, era hermano de santa Blandina. Tenía unos 15 años. Sufrió toda suerte de torturas hasta su muerte. Biblis, al principio sintió vacilación a renegar de su fe, pero luego se repuso y afirmó su total defensa de su cristianismo. Fue degollada.
Los restos de los que habían muerto en el anfiteatro permanecieron insepultos seis días, después los quemaron y arrojaron al Ródano.

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