Lorenzo de Másculis de Villamagna, Beato
Presbítero, 06 de Junio
Martirologio Romano: En
Ortona, Abruzo, Italia, beato Lorenzo de Másculis de Villamagna, presbítero de
la Orden de los Hermanos Menores, ilustre por su celo en predicar la palabra de
Dios. (1535)
Fecha de
beatificación: Culto
aprobado el 28 de febrero de 1923 por el Papa Pío XI.
Lorenzo nació en
Villamagna, provincia de Chieti, hijo de Silverio de Másculis y de Pippa D Eletto,
el 12 de mayo de 1476. Ingresó muy joven en la Orden de los Hermanos
Menores, donde se distinguió por la asiduidad en la oración, su amor a la
pobreza y a la obediencia, su devoción a la Eucaristía y por el amor divino del
cual estaba inflamado: desarrolló un intenso apostolado, fue muchas veces
solicitado en las principales ciudades de Italia por su santidad y su profunda
doctrina. Fue favorecido por Dios con el don de milagros y profecía.
El siglo XV es el
siglo de oro del franciscanismo. Los numerosos conventos, esparcidos un poco
por todas partes, también en el fuerte y gentil Abruzzo, parecían colmenas,
ricos en santos religiosos y ardientes apóstoles. En este feliz período Lorenzo
plasmó su eximia virtud, tanto que emulaba a sus grandes cohermanos, el primero
de todos San Juan de Capistrano, la gloria más brillante del Abruzzo, el
incansable apóstol de Europa. La vida sacerdotal de Lorenzo duró 35 años y puede
resumirse en estas pocas y sencillas palabras: predicó, enseñó, exhortó y
pacificó pueblos. Fue un profundo teólogo y famoso predicador. Su palabra
parecía la de un profeta, conmovía hasta el llanto. Las conversiones eran
frecuentes. No subía nunca al púlpito sin someterse antes a ásperas
flagelaciones, consciente de que la penitencia atrae las divinas misericordias.
Para responder a las frecuentes solicitudes de predicación que le venían de
todas partes de Italia, debía emprender largos y difíciles viajes. Caminaba
siempre a pie descalzo. Su comportamiento era ya una de sus convincentes
predicaciones.
En 1535 los
habitantes de Ortona a Mare, deseosos de escuchar la palabra de Lorenzo le
pidieron predicar la cuaresma, pero la fibra del infatigable apóstol, se había
reducido a un estado lamentable, a causa de las largas fatigas, las ásperas
penitencias y los largos viajes. La cuaresma de aquel año marcó la extinción de
una llama. El bien obrado entre los ortoneses fue extraordinario. Cuando lo
veían subir al púlpito se sentían conmovidos hasta las lágrimas, cuando bajaba
de él le besaban las manos y la túnica. Todos le demostraron reconocimiento por
el gran bien realizado en medio de ellos. Un día, mientras predicaba, inspirado
por el Señor exclamó con espíritu profético: Dentro de quince días
estaré en la eternidad yo en primer lugar y después me seguirán otros de
ustedes.
Efectivamente después
de unos días fue atacado por un fuerte acceso de gota que lo obligó a suspender
la predicación y reducirse al lecho. Purificado por el dolor soportado con gran
resignación, expiraba serenamente el 6 de junio de 1535, a la edad de 59 años,
en Ortona a Mare. Su cuerpo después de algunos años fue encontrado incorrupto.
En 1829 fue colocado bajo el altar mayor en la iglesia franciscana de Santa
María delle Grazie del lugar.
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