Mártir, 22
de Agosto
San Hipólito, floreció en tiempo del emperador
Alejandro Severo. La santidad y ciencia de este Santo movieron al sumo
pontífice a nombrarle obispo de Puerto Romano. El prefecto de Roma Ulpiano le
hizo prender y arrojar en una profunda hoya llena de agua, donde murió el día
22 de Agosto de 229.
Meditación sobre la brevedad de la vida humana
1. La
vida del hombre pasa en un momento; los días, los meses, las estaciones, los
años se suceden unos a otros con tanta rapidez, que a la hora de la muerte nos
parecerá, que apenas hemos comenzado a vivir. ¿Dónde están los hermosos días de
tu juventud? Han huido para no volver. ¡Ah! si hubieses empleado mejor el
tiempo que te ha sido concedido, ten drías derecho ahora a brillante
recompensa.
2. No
solamente es corta la vida, sino que está llena de miserias; ningún día hermoso
sin nubes, ninguna alegría sin mezcla de amargura. ¡Ah! ¡Si los placeres de
esta vida son amargos, qué no serán sus dolores, sus gemidos y sus lágrimas! La
vida es dulce para los insensatos, amarga para los sabios. Oh vida humana,
quien te ama no te conoce; los que te menosprecian, ésos son los que te
comprenden. (San Gregorio).
3. No te
preocupes, pues, por vivir mucho tiempo. Si vives mal, tu vida no será sino
demasiado larga; si quieres santificarte, tendrás tiempo para hacerlo, aunque
sea pequeño el número de años. Piensa realmente en emplearlos para el cielo,
porque aun la vida de los patriarcas, comparada con la eternidad, no fue sino
un punto imperceptible. Pasa, pues, útilmente este breve momento sobre la
tierra, y no olvides que de la pérdida del tiempo depende la pérdida de una
felicidad sin fin. La vida es larga para quien sepa aprovecharla. (Séneca).
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