Fundadora,
21 de Noviembre
Martirologio Romano: En Roma, beata María de Jesús Buen Pastor
(Franciszka Siedliska), virgen, que dejó Polonia por los problemas con los
gobernantes y fundó el Instituto de Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret,
al servicio de los emigrantes de su patria († 1902).
Hoy, festividad de la Presentación de la Virgen
María, la Iglesia también celebra la vida de Franciszka Anna Józef. Nació el 12
de noviembre de 1842 en el castillo polaco de Roszkowa Wola, lugar cercano a
Varsovia. Era la primogénita del matrimonio de terratenientes compuesto por
Adolf Siedliska y Cecilia Mariana Morawska. Los Siedliska tenían lazos de
parentesco con aristócratas polacos que se hallaban en la zona rusa. El abuelo
materno de la beata era ministro de finanzas.
El ambiente que rodeó su infancia, tal como le
ocurrió a la mayoría de sus contemporáneos, cedía al influjo de las ideologías
políticas del momento. El aire que se respiraba en su hogar estaba teñido por
un cierto liberalismo en el que la fe ocupaba un papel muy secundario. Ella y
su hermano Adam simplemente recibieron la educación que correspondía a su
alcurnia. Sin embargo, Franciszka no era ajena al hecho religioso. Su
institutriz le había familiarizado con la oración, y de alguna forma fue su
guía hasta que se produjo su muerte. Con esta sensibilidad espiritual en carne
viva, cuando tenía 9 años al ver a su madre gravemente enferma no dudó en
solicitar insistentemente la gracia de su curación a la Virgen de Czestochowa.
Y poco tiempo después, en 1854, tuvo la fortuna de tomar contacto con el padre
Leander Lendzian, un capuchino lituano que residía en Varsovia, ciudad en la
que Cecilia se encontraba en periodo de restablecimiento, residiendo en casa de
sus padres.
Este religioso, que tuvo gran influencia en la vida
de Franciszka (fue su director espiritual hasta 1879), la preparó para recibir
los sacramentos de la comunión y la confirmación, momento en que decidió
consagrarse. La noticia cayó como un jarro de agua fría en el hogar de los
Siedliska; sus padres tenían planes diametralmente opuestos a los suyos. En
particular, su progenitor no le daba otra alternativa que la de contraer
matrimonio con una persona de similar posición. Aparentemente la joven se plegaba
a su voluntad; les acompañó en un largo viaje por Europa en el transcurso del
cual se perfilaron claramente los puntos de vista de uno y de otra. Adolf, su
padre, insistió hasta la saciedad en la tesis del ventajoso matrimonio, y ella,
que había heredado su fuerte carácter, replicó mostrando su férrea decisión de
seguir a Cristo.
Tanta carga de tensión emocional terminó por afectarle,
a su madre y a ella. En su caso se temió que hubiera podido contraer la
tuberculosis. Mientras visitaban médicos afamados y recibía tratamientos en
balnearios de Alemania, Austria, Francia y Suiza, hubo una insurrección que
obligó a su padre a dejar Polonia. Fue el momento de la conversión de la beata.
Su hermano Adam falleció en 1860, parece que a consecuencia de un accidente.
Cuatro años más tarde, hallándose en Cannes a la espera de que su padre la
autorizara a ingresar en la vida religiosa, Franciszka privadamente consagró a
Cristo su castidad. Cuando pudieron regresar a su domicilio se comprometió como
terciaria franciscana. Adolf murió en 1870 y ella tenía vía libre para
materializar su consagración, alentada por Lendzian. Nuevo veto, en este caso
debido a su precaria salud, le impidió dar el paso que anhelaba. En abril de
1873 por sugerencia de este capuchino, que veía clara la voluntad de Dios sobre
ella, inició la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada
Familia.
Fue secundada por su madre y dos terciarias
franciscanas de avanzada edad. Iniciaron una labor catequética teniendo como
centro de su consagración la adoración de Jesús Sacramentado. En otoño, una vez
que vio frustrados los intentos de poner en marcha la obra en Polonia y en
Lourdes, contando con la ayuda del padre Piotr Semenenko, superior general de
los resurreccionistas, viajó a Roma y recibió la bendición de Pío IX, quien les
dio vía libre para que pudieran establecerse allí. La fundación vio la luz en
1875. El padre Semenenko contribuyó también con su experiencia a la redacción
de los estatutos. Ambos asistían a los emigrantes. El lema de Franciszka fue el
fiat: «hágase tu voluntad». La primera comunidad tenía como
modelo a la Sagrada Familia, con un claro compromiso eclesial de unión con el
Santo Padre y la determinación a vivir la caridad que debía plasmarse en la
acción apostólica. El padre Semenenko las asistía espiritualmente.
En 1881 Franciszka fundó en Cracovia, y tres años
más tarde profesó tomando el nombre de María de Jesús, el Buen Pastor. Las
religiosas se dedicaban a enseñar el catecismo, preparando a los niños para
recibir los sacramentos. Progresivamente fueron abriendo otros campos: la
dirección de residencias e internados, el trabajo en escuelas, en el ámbito
sanitario, ayuda a los emigrantes e incluso la acogida y crianza de niños de
diversas nacionalidades, entre otras acciones. En 1885 se fundó Chicago
respondiendo a la petición de prelados y sacerdotes para que asistieran a
compatriotas polacos. Cuando Franciszka murió el 21 de noviembre de 1902 a
causa de una peritonitis, dejaba 28 casas extendidas por distintos países,
entre ellos, además de los Estados Unidos, las ciudades de París y Londres. Fue
beatificada por Juan Pablo II el 23 de abril de 1989. En 1996 fue proclamada
patrona de la misión católica polaca en Inglaterra y Gales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario