Martirologio Romano: En el territorio de Tjyen-Tiyon, en Corea,
san José Cho Yun-ho, mártir, que todavía joven, siguiendo las huellas de san
Pedro Cho Hwa-so, su padre, murió a causa de su fe cristiana († 1866).
Fecha de beatificación: 6 de octubre de 1968 por el Papa Beato Pablo
VI.
Fecha de canonización: 6 de mayo de 1984 por el Papa San Juan Pablo
II.
Este santo era un joven coreano de 19 años, hijo del mártir San Pedro Cho Hwa-so. Había nacido en 1847 en Shinchang, provincia de Chungchong, hijo de la primera esposa de su padre. Cuando su padre, ya viudo, contrajo un segundo matrimonio se fue a vivir la familia al poblado de Songji Dong. Llegado a la adolescencia José trabajaba en una granja.
A los 18 años contrajo matrimonio con Lucía Yi y
llevaba junto a ella una vida honesta y pacífica, llena de piedad y de bondad.
Cuando empezó a hablarse de que volvía la persecución, el joven advirtió a su
esposa su voluntad de ser fiel, y ella le prestó su apoyo moral. Fue arrestado
con su padre el 5 de diciembre de 1866, porque al saber el arresto de su padre
se presentó espontáneamente y no quiso escapar como su propio padre le
proponía.
Una vez arrestado, se negó a dar los nombres de los
cristianos y declaró la firmeza de su fe. Enviado con su padre a Chonju, hubo
de pasar todo tipo de maltratos e insultos por el camino. Su padre le animaba a
sufrir por Cristo y José le respondía que no tuviera duda de su determinación
de ser fiel. Aquel mismo día fueron arrestados otros cristianos. Se le dijo a
José que su padre había apostatado -lo que era falso- para ver si así el joven
apostataba. Pero José respondió que él no pensaba apostatar aunque lo hiciera
su padre. Cuando supo que a su padre lo martirizaban pero que a él no lo
llevaban al martirio, se dolió mucho de no poder morir junto a su padre. Como
lo veían tan joven lo urgían una y otra vez a que apostatara, pero el joven
nunca dio un paso atrás en su determinación de fidelidad. Por fin lo condenaron
a muerte. Cuando lo llevaban a la ejecución un día frío de invierno, aparecía
el muchacho con sus vestidos hechos jirones y a mucha gente le dio lástima y
hasta le ofrecieron comida. Comió el mártir y dio gracias a la gente. Volvieron
a proponerle la apostasía y volvió el mártir a negarse. Entonces fue
decapitado. Era el 23 de diciembre de 1866.
Fue canonizado el 6 de mayo de 1984 en Seúl por el
papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de canonización de 103 mártires de
Corea que sufrieron martirio entre 1839 y 1846.
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