Coronavirus en Argentina: así impacta la cuarentena por Covid-19 en nuestra salud mental…

La pandemia de COVID-19 ya provocó más de 44 millones de contagios en todo el mundo y más de 1.1 millones de muertos. En Argentina, las personas contagiadas suman más de 1.110.000 y el total de víctimas fatales al 28 de octubre es de 29.730.

Pero, además de todo este dolor causado por la cantidad de fallecidos y personas contagiadas, los 222 días de medidas de cuidado tomadas por el Gobierno nacional a causa de la pandemia (cuarentena, Aislamiento, prohibición de actividades), generaron -y continúan generando- grandes impactos en la salud mental de las personas, no sólo en aquellas que presentaban patologías previas.

Y es que según distintos expertos, el Aislamiento Social y las restricciones, que influyeron en lo laboral, por lo tanto en lo económico, en las actividades cotidianas de las personas y en sus relaciones personales y afectivas, generan ansiedad, trastornos del sueño, depresión, agorafobia, trastornos afectivos y estrés, entre otras aflicciones.

“El impacto mental de la cuarentena es amplio, sustancial y es importante destacar que, según los estudios, estos efectos podrían ser duraderos. Esto no significa que la cuarentena no deba implementarse. Sin embargo, esto no significa que el aislamiento social preventivo pensado para el bien común no tenga efectos colaterales y es por eso que debe manejarse con sumo cuidado. Los funcionarios deben tomar todas las medidas para garantizar que esta experiencia sea lo más tolerable posible para las personas”, le explicó el neurocientífico Facundo Manes a Infobae y ofreció algunas medidas que “pueden aliviar el estrés y la incertidumbre”:

·        Tener una comunicación clara (diciéndole a las personas lo que está sucediendo y por qué).

·        Proporcionar actividades significativas para que las personas realicen mientras están en cuarentena.

·        Reforzar la sensación de altruismo que las personas deberían, con razón, sentir, ya que el altruismo, la solidaridad, es un motivo más fuerte que la obligatoriedad para impulsar conductas prosociales. MC