Hay en Siracusa unos restos arqueológicos conocidos como la «cripta de san Marciano», que desde el siglo XVII se había considerado como lugar cierto de la tumba del santo y al mismo tiempo su zona de residencia y de predicación -datándola por tanto hacia el primer siglo-, pero estudios posteriores han mostrado que se trata de un lugar de enterramiento del siglo IV, sobre el que se construyó una iglesia ya en época normanda. La más antigua representación del santo es del siglo VIII o IX -por tanto del período bizantino- y se encuentra en las catacumbas de santa Lucía. Y vaya a saber cómo (seguramente por mar) llegaron a Gaeta (en la región meridional del Lazio, lejos de Siracusa) unas reliquias de san Marciano procedentes de Siracusa y que se encuentran en la catedral. No es el patrono de la ciudad de Siracusa (que es santa Lucía), pero sí es copatrono de Gaeta, junto con san Erasmo, y sus fiestas se celebran allí el 2 de junio.
El nuevo Martirologio Romano omite prudentemente toda referencia a los aspectos legendarios, como la ordenación por san Pedro o el martirio, pero aun conserva la datación en el siglo II.
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