Una de las estrategias típicas de las ideologías
consiste en manipular el lenguaje. Por ejemplo, cuando se evita
sistemáticamente usar la palabra asesinato cuando interesa que no aparezca.
Manipula el lenguaje el dictador sanguinario que intenta una y otra vez no llamar asesinato a la eliminación de sus adversarios políticos. Dirá, por ejemplo, que se trata de ajuste de cuentas, de daños colaterales, incluso de sacrificio para lograr mejoras. Omitir el uso de un término sirve para el triunfo de los propios intereses, pero nunca llega a destruir la realidad. Porque un asesinato sigue siendo un asesinato aunque se le llame de mil maneras diferentes.
El amor a la verdad y a la justicia lleva a llamar
a las cosas por su nombre, a evitar las manipulaciones del lenguaje, y a
defender a las víctimas ante cualquier tipo de violencia asesina. Porque el
primer requisito para ayudar a los inocentes consiste en reconocer su situación
y en dar a conocer lo que han sufrido por culpa de quienes han usado contra
ellos cualquier tipo de injusticia.
Mientras algunos han hablado o hablan de solución
final, de limpieza étnica, de etapa necesaria para el triunfo de la revolución,
de eugenismo, de lucha de clases, de interrupción del embarazo, y otros
términos ideológicos, quienes aman la verdad dirán que estamos ante el
asesinato de inocentes.
Así será posible comprometerse seriamente para que
ningún ser humano sea eliminado (asesinado) entre tinieblas de mentiras, y para
que cada uno, desde que inicia a vivir hasta que llega su última hora, reciba
el apoyo y amor que todos necesitamos en nuestro caminar humano. FP
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