En
2020, durante los primeros meses de la pandemia, se popularizó un concepto que
sonaba esperanzador: la inmunidad de rebaño. El término se refiere a que cuando
una gran parte de la población se vuelve inmune a una enfermedad, en este caso
la Covid-19, es poco probable que esa enfermedad se siga transmitiendo. De esa manera, toda la
población queda protegida, incluso los que no son inmunes a la enfermedad.
La
inmunidad de rebaño se puede lograr luego de que suficiente cantidad de
personas hayan tenido la enfermedad y desarrollen anticuerpos, o que gran porcentaje de la población se haya
vacunado. Tras dos años de pandemia, sin embargo, la complejidad del SARS-CoV-2 ha
impedido que ocurra alguno de esos dos escenarios. Según expertos consultados
por BBC Mundo, hay varios factores que hacen que sea poco probable que se logre
una inmunidad de rebaño contra la Covid-19, y que por eso, los esfuerzos deben
encaminarse hacia mantener la pandemia
bajo control, no necesariamente eliminarla.
El
comportamiento de las vacunas y su distribución desigual, y la aparición de
nuevas variantes, son algunas de las principales razones que hacen ver la
inmunidad de rebaño como una meta poco
realista. Existe, sin embargo, la posibilidad de lograr una ‘inmunidad de rebaño en la práctica’,
que podría ofrecer ciertos niveles de normalidad en la vida diaria.
Más
allá de cuál sea el escenario futuro, los expertos insisten en que la vacunación y las medidas de
cuidado siguen siendo herramientas poderosas para avanzar en la lucha contra la
Covid-19.
La evolución del virus
En
los dos años de pandemia el SARS-CoV-2 ha evolucionado en variantes que, en
algunos casos, le han permitido ser más contagioso y ser un poco más resistente al efecto de las
vacunas. El ejemplo más claro es la variante delta, que ha mostrado ser al menos dos veces más transmisible que
el virus original. Y en cuanto a ómicron, los primeros estudios sugieren que
parece tener mayor capacidad de escapar la inmunización.
No
obstante, las vacunas contra la Covid-19 han demostrado ser efectivas para
reducir significativamente el riesgo de desarrollar una enfermedad grave
o morir. Las personas
vacunadas, sin embargo, pueden
contagiarse y contagiar a otros, aunque en menor medida que los no
vacunados. Eso es un primer factor de complicación.
“Con
las vacunas que tenemos, aunque reduzcan la transmisión, el concepto de inmunidad de rebaño no tiene sentido”,
le dice Salvador Peiró, médico especialista en salud pública e investigador en
farmacoepidemiología de FISABIO, una fundación de investigación biomédica
dependiente de la Generalitat Valenciana, en España. Y añade que con las tasas
de transmisión que se están viendo con ómicron probablemente tenga aún menos sentido.
Entonces,
aunque las vacunas salven vidas, no pueden evitar que el virus siga avanzando.
Y el hecho de que el virus siga circulando genera una segunda
complicación, y es que mientras el virus se siga transmitiendo, existe la
posibilidad de que aparezcan nuevas
variantes que sean más contagiosas, produzcan
síntomas más severos o evadan el efecto de las vacunas.
“Cualquier parte con grandes números de infecciones, ya sea en
vacunados o no vacunados, es una potencial fuente de nuevas variantes”,
le dice a BBC Mundo Caroline Colijn, investigadora en epidemiología y evolución
de patógenos en la Universidad Simon Fraser en Vancouver, Canadá. Y Colijn
añade otro elemento, y es que el SARS-CoV-2 también contagia a los animales, con
lo cual otras especies pueden actuar como una ‘reserva’ del virus desde la cual
puede volver a introducirse en los humanos.
Protección menguante
Un
tercer factor es que la inmunidad que logra una persona luego de vacunarse o
tras recuperarse de la covid-19 puede disminuir con el tiempo, como lo indican los Centros para el
Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Según
Shabir A. Madhi, decano de la facultad de Ciencias de la Salud y profesor de
vacunación en la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica, la respuesta inmunitaria
tras la infección o la vacuna dura aproximadamente entre seis a nueve meses.
Pero
eso puede cambiar frente a la aparición de nuevas variantes, por lo que ya se
están aplicando dosis de refuerzo que
aumentan y fortalecen los anticuerpos tras varios meses de haber recibido la
vacuna o haber padecido la enfermedad.
Vacunación desigual
Un
cuarto factor es la distribución
inequitativa de las vacunas.
En
países como Estados Unidos y Reino Unido, cerca del 70% de la población ya está
vacunada con dos dosis. Pero a nivel mundial, poco más de la mitad de la
población ha recibido al menos una dosis.
Y en los países de más bajos ingresos solo el 6,3% ha recibido una dosis, según datos de Our World in Data.
Eso
hace que en muchas partes del mundo aumente el riesgo de que el virus se siga
propagando y que surjan nuevas variantes potencialmente peligrosas. “No vamos a ganar esto vacunando a
los países ricos cada
6 meses”, dice Colijn. “Es de extrema importancia tener una mirada global y asegurarse de que
las vacunas estén disponibles y se usen en todas partes del mundo”. En esencia,
de nada sirve que un país esté completamente protegido mientras otras regiones
del mundo sigan siendo vulnerables, porque el virus no conoce fronteras.
Utopía
“La
inmunidad de rebaño para Covid-19 es una utopía”, le dice el doctor Mauricio
Rodríguez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) y vocero de la comisión de dicho centro para temas
relacionados con el coronavirus. Según Rodríguez, la inmunidad de rebaño aplica
muy bien para grupos pequeños o
delimitados. “El problema con el Covid es que tiene presencia en todos los
grupos de edad, en todas las poblaciones, en todos lados, todo el tiempo”, dice
el experto. “Es prácticamente imposible lograr
la inmunidad de rebaño con el Covid”.
Rodríguez
indica que quizás a lo que se puede aspirar es lograr la inmunidad en ciertos grupos, como
las personas mayores de 60 años o que tengan alguna condición que las haga más
vulnerables ante el virus.
¿Cuál es la salida?
Según
los expertos consultados por BBC Mundo, en vez de aspirar a suprimir el virus
por completo, los esfuerzos deben encaminarse a acostumbrarnos a vivir con el virus, pero sin que
represente una grave amenaza para la humanidad. La meta es que se vuelva
un virus endémico, es
decir, que sigue circulando entre la población pero a un nivel manejable.
Llegar
a ese punto es a lo que Peiró llama “tener un control funcional de la pandemia”. “No se trata de eliminar
todos los casos, lo que esperamos es tener una situación inmunitaria con
muy pocos casos graves”,
dice el experto. “No es que la gente no se infecte, es que no se nos llenen los hospitales de
casos graves”. Peiró sostiene que la idea es que la Covid se parezca cada vez
más a un resfriado. “El éxito de la pandemia es ver a los hospitales vacíos de
casos de Covid”, dice.
Inmunidad en la práctica
Colijn
sostiene que es poco probable lograr una inmunidad de rebaño, pero que sí es
posible lograr una “inmunidad de
rebaño en la práctica”. Eso significa que
si se aplican las vacunas de manera masiva y equitativa se pueden lograr
niveles casi normales de actividad, sin necesidad de medidas más radicales como
los confinamientos.
“Tenemos que pensar en qué medidas estamos dispuestos a mantener
por siempre, quizás algunas de esas medidas son el uso de mascarillas, o los
tests rápidos”; dice la experta.
“Dejar de ver a nuestros amigos o familiares probablemente no sea
una de esas medidas, no podemos hacer eso por siempre”.Para lograr esa “inmunidad de rebaño en la práctica y el control
funcional de la pandemia, los expertos coinciden en que es importante priorizar a los grupos
más vulnerables en las campañas de vacunación. La idea es lograr que la mayor
cantidad de gente esté protegida contra la enfermedad grave. “Las vacunas han
logrado que podamos combatir la pandemia casi sin restricciones”,
dice Peiró.
“En otras circunstancias estaríamos todos encerrados, con más
muertos y más hospitalizados, pero hemos tratado a delta con todo abierto, esto
es gracias a las vacunas”.
Ese escenario, en el que la combinación de la vacunación masiva e
igualitaria, junto con medidas de cuidado se parece más a la etapa en la que
estamos entrando. “Estamos en una etapa de
transición, pasando de una etapa de emergencia para
luego estar en una etapa de endemia, que es cuando ya el virus va a estar circulando
de forma más regular”, dice Rodríguez.
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