Llega a su final un nuevo año, el segundo conviviendo con la pandemia
que le puso un plus al estrés normal para esta época. Ya sabemos que durante el
fin de año es normal sentirse envuelto en un manojo de emociones que
desencadena en mucho estrés.
Luego de un 2020 que atravesó la sociedad argentina y el mundo en
general vino un 2021 que no cambió demasiado el panorama y que finaliza con más
incertidumbre, nuevas cepas, restricciones, pase sanitario y mucho más.
Fueron años particularmente difíciles. La pandemia por el COVID-19 trajo
consigo un elevado nivel de preocupación y miedo que se suman al cansancio y el
estrés de un año típico. Desde el Centro de Estudios Especializados en
Trastornos de Ansiedad (CEETA), consideran que estos factores funcionaron como
un desencadenante para que los casos por ansiedad aumenten considerablemente,
sobre todo para quienes están propensos a sufrirla.
«Estamos realmente todos los fines de año más ansiosos por el estrés
acumulado durante el año, las obligaciones y por supuesto en estos últimos dos
años esto se ve potenciado por la llegada de la pandemia, la distancia social,
el impedimento de socializar de manera normal, el regreso de las fiestas de fin
de año con algunos o no tantos cuidados, etc.», expresa la Lic. Martínez
Castro, directora del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de
Ansiedad (CEETA).
«Desde lo emocional socializar nos tranquiliza mucho, y no poder hacerlo
con seguridad aumenta los niveles de estrés. Si a esto le sumamos los problemas
políticos, la incertidumbre económica, y el futuro de la pandemia que es tan
incierto, las nuevas cepas, la efectividad de las vacunas. Todo esto se suma al
cansancio ‘normal’ y a fin de año hace explosión, aumentando el nivel de
consulta», agrega Martínez Castro, experta en Trastornos de Ansiedad.
La ansiedad puede corromper nuestra vida diaria a tal punto que nos
puede dejar sin vida, sin la capacidad de trabajar, de circular, de establecer
relaciones sociales, de estudiar, de transitar una vida familiar tranquila y
saludable. La ansiedad es un síntoma, una sensación, una ilusión que empieza de
manera sana pero cuando aumentan sus niveles, comienza a generar síntomas
preocupantes tanto físicos como cognitivos y hace que la persona detenga su
vida normal.
Cuando la ansiedad se torna incapacitante, es cuando hay que recurrir a
un especialista
«Algunos de los síntomas de alarma para consultar con un profesional son
sufrir taquicardia, sudoración, falta de aire, mareos, insomnio, problemas para
dormir, irritabilidad, dificultad en la concentración, falta de memoria, hasta
llegar a una crisis de pánico que lo llevará a evitar lugares y situación
transformándose en incapacitante para quien lo padece», complementa la especialista. Desde el CEETA aseguran que
«lamentablemente cada vez niños más pequeños sufren esta clase de síntomas a
través de las manifestaciones infantiles como dificultades en el sueño,
problemas para alimentarse, problemas de sociabilización, irritabilidad,
rabietas, dificultades para estudiar, para insertarse en la vida familiar. Esto
se da desde preescolar, más si se da en una familia ansiosa».
Los trastornos de ansiedad se resuelven con la psicoterapia cognitivo
conductual, de tipo breve y focalizada en el problema. En personas sumamente
comprometidas con sus vidas, que ya están imposibilitadas, se medica al
paciente para poder luego sacar la medicación y lograr recuperar la calidad de
vida.
Es bueno saber que se da una plena recuperación de los pacientes con
trastornos de ansiedad, y cuando el paciente se recupera tiene una mejor
calidad de vida que la que tenía antes de enfermar.
Otro factor que aumentó las consultas fue la vuelta al trabajo y a la
vida presencial
«Al principio de la cuarentena el teletrabajo y el encierro impactaron
de una manera muy fuerte porque fue un cambio abrupto, una necesidad de
establecer un lugar de trabajo combinado con el lugar propio, la convivencia
con el resto de la familia y esto exacerbó la ansiedad en muchas personas. La
contracara de esto fue que mucha gente que no podía salir de la casa por
problemas de ansiedad como ataques de pánico, ansiedad generalizada o ansiedad
social, se sintió aliviada porque pudieron quedarse protegidos detrás de la
pantalla, estableciendo distancia, evitando circular, unos se sentían más
acogido y más seguro. Pero ahora ante la posibilidad de volver a lo presencial
o de hacer un mix, semipresencial, vuelven a sentir ansiedad al sentirse
expuestas nuevamente», comenta Martínez Castro.
Se da que mucha gente no quiera volver a trabajar porque el hecho de
volver hace que las personas se sientan más expuestas, que se sientan con la
necesidad de circular, de subirse a un colectivo, a un taxi, etc.
Por otro lado, el contacto con la tecnología hizo que muchas personas
comienzan a consultar en redes sociales, o en Internet sobre los síntomas que
padecía. «Esto aumenta el nivel de ansiedad. Siempre les decimos a nuestros
pacientes que no consulten al Dr. Google porque hay demasiada información en Internet
y al no tener contexto ni conocimiento Google desinforma o sobreinforma y
aumenta los niveles de temor, incertidumbre, duda, desconocimiento. Ese rol de
diagnosticar, lo hacen los profesionales que son los que están preparados para
eso, porque una persona puede tener un síntoma, pero no tener cierto trastorno
o enfermedad, solo por el síntoma no se puede diagnosticar», agregan los
profesionales.
«Lo nuevo siempre trae incertidumbre y genera ansiedad en todas las
personas, ahora lo nuevo es algo nunca vivido antes, no hay experiencias
recientes anteriores que sirvan de base para saber cómo será esta ‘nueva
normalidad’ que ya está entre nosotros y esto aumenta los umbrales de ansiedad
en toda la población», indican desde el CEETA.
Fue esperable que los repentinos cambios que se atravesaron en estos
casi dos años de pandemia desembocaran en un aumento de la ansiedad e
incertidumbre por saber qué sucederá en adelante. Es por esto, que la
Licenciada considera que «es importante no adelantarse a los eventos que están
por suceder. Aunque resulte difícil, lo mejor es estar lo más presentes
posibles con la conciencia en el momento que se está viviendo, más allá de las
inseguridades que puedan surgir sobre el futuro».
Adicionalmente a estas preocupaciones, también se encuentran la angustia
o frustración de no poder compartir las fiestas con quienes se desee para
seguir protegiéndose. «Las personas terminan adelantándose al futuro de manera
negativa y surge un rebrote del trastorno de ansiedad generalizada», expresa la
licenciada Martínez Castro.
Los profesionales aconsejan continuar con los protocolos para cuidarse
unos a otros. La Licenciada considera que «es importante tener un pensamiento
lo más realista posible, cuidarnos y saber que tenemos que ser precavidos». Por
otro lado, la vida social vuelve a jugar un papel importante en las personas,
por lo cual aconseja que se eduque e instruya sobre todo los más jóvenes,
quienes, considera son los que más lo necesitan.
«Las personas entre 15 y 30 años no tienen la personalidad configurada,
y básicamente su identidad se forma a través de los lazos sociales. El promover
la vida social, especialmente en ellos, es una necesidad básica que le continúa
al comer, beber y el abrigo. Es importante también, para el equilibrio de la
psiquis de cualquier humano», continúa. Por otro lado, las personas al aislarse
tienden a angustiarse o deprimirse, ya que, como seres sociales, relacionarse
con otros es necesario. «Todo es peor cuando estamos solos y mejora cuando
estamos acompañados», reflexiona Martínez Castro.
Considerando el rebrote que se está sufriendo en países de Europa y la
llegada de la variante Delta y Ómicron a nuestro país, las probabilidades de
que se vuelva a una cuarentena están nuevamente en las noticias, aunque nada
sea seguro. En respuesta a esta posibilidad, la especialista considera
fundamental diseñar una vida posible teniendo en cuenta los elementos que cada
cual tiene.
El haber vivido una primera experiencia de lo que se puede avecinar en
el 2022, sirve para que se puedan modificar y mejorar aquellas cosas que se
pueden controlar, entre ellas menciona «el tener una buena conexión, dividir
las tareas, tener un momento de cada uno, para leer un libro o hacer gimnasia.
Estos son factores que ayudan a tener un buen ánimo, y el relacionarse con
otros también, ya que, los lazos afectivos son una fuente de tranquilidad
importante», concluye la experta en trastornos de ansiedad. BP
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