En la semana que comenzó el 13 de diciembre, el número de casos de gripe
detectados en la Región Europea de la OMS fue superior a lo normal por segunda
semana consecutiva, lo que indica que se inició la temporada de gripe, según el
Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
En un año cualquiera, entre el 5 y el 15% de la población se ve afectada
por la gripe, lo que provoca entre 3 y 5 millones de casos de gripe grave y
alrededor de 650.000 muertes en todo el mundo.
Con la COVID-19 también en alta transmisión en Europa, existe el riesgo
de que la doble epidemia pueda ejercer una presión excesiva en los sistemas
sanitarios ya sobrecargados.
“Hasta ahora hemos visto circular principalmente virus
de la gripe A (H3N2) en la región. En la mayoría de los casos causan una
enfermedad leve, pero se sabe que en las personas mayores a veces provocan
enfermedad grave y muerte”, informó el ECDC.
Hasta la fecha se han detectado menos virus de la gripe A (H1N1) pdm09 o
de la gripe B, aunque la distribución suele cambiar a lo largo del invierno,
por lo que es posible que esta situación varíe.
Según el ECDC, es demasiado pronto como para poder emitir un juicio
sobre la eficacia de las vacunas antigripales actuales en la protección contra
la enfermedad grave. “Es posible que la vacuna A(H3) no sea tan eficaz como
quisiéramos contra los virus A(H3) prevalentes, por lo que los antivirales
también deben desempeñar un papel importante en la protección de nuestras
poblaciones vulnerables”, adelantaron desde el centro.
Ante esta situación, según el ECDC, los países deben vigilar la
situación: ver cómo se propaga el virus en la región y qué cepas son dominantes
es crucial para ayudar a los países a prepararse para el pico de la temporada.
“Los países deben llevar a cabo una vigilancia
virológica y clínica de la gripe para caracterizar los tipos de virus que
circulan, determinar el momento de la temporada de gripe y calibrar la posible
gravedad de la enfermedad, todo lo cual puede variar de una temporada a otra”,
señaló el ECDC, para añadir que la comunicación de estos datos ayuda a
desarrollar “una imagen regional y global de cómo se está comportando el virus”.
Por otro lado, según este organismo, los países deben seguir fomentando
la vacunación de los más vulnerables. Las personas con mayor riesgo de
desarrollar una enfermedad grave por la infección son las personas mayores, las
mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas inmunodeprimidas y las
personas con enfermedades crónicas subyacentes.
Según el ECDC, la sociedad debe vacunarse lo antes posible y cuando les
llamen las autoridades sanitarias locales, especialmente si pertenecen a un
grupo de riesgo o trabajan en un entorno sanitario.
Por otro lado, también recomiendan utilizar antivirales en individuos
infectados de riesgo. “Los médicos deberían considerar la posibilidad de
aplicar tratamientos antivirales tempranos, de acuerdo con las orientaciones
locales, a las personas infectadas por la gripe y que corren el riesgo de
padecer una enfermedad grave, a fin de prevenir resultados graves y reducir la
carga de los sistemas de atención sanitaria que ya están bajo presión a causa
de la COVID-19”, señaló el ECDC.
También aconseja adoptar las medidas de protección que funcionan contra
la COVID-19, como el distanciamiento físico y el uso de mascarillas, para
ayudar a prevenir la infección por gripe de las personas mayores y de las que
tienen enfermedades subyacentes graves.
En este contexto, recuerda que el seguimiento de la circulación del
virus de la gripe en la región también sirve de base para las recomendaciones
de la OMS Europa sobre la composición de las vacunas, aumentando así en la
medida de lo posible su eficacia contra los tipos de virus que se prevé que
estén en amplia circulación. BP
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