Si alguna vez te has roto un hueso, probablemente pensaste que lo
mejor era descansar y no poner ningún peso sobre él. Pero de manera un tanto
contraria al sentido común, el ejercicio en realidad puede desempeñar un papel
importante para garantizar que las fracturas cicatricen correctamente. Investigaciones
muestran que la actividad física puede promover la mejoría de los huesos e
incluso ayudar a evitar fracturas en el futuro.
Cerca de 178 millones de nuevas fracturas óseas ocurren en el mundo
cada año. Suceden por varias razones, que incluyen
caídas o lesiones deportivas. Si bien la mayoría de las personas se recuperan
sin problemas de sus lesiones, los mayores, diabéticos o quienes tienen osteoporosis
enfrentan un riesgo significativamente mayor de morir o quedar con discapacidad
a causa de una fractura ósea.
Otro problema importante es que alrededor del 5 al 10% de las
fracturas no se curan adecuadamente. Podría ser que son fracturas difíciles de
mantener unidas o tienen un bajo flujo sanguíneo en el área. Además, algunos
factores de riesgo importantes incluyen la gravedad de la fractura, el
tabaquismo, si la persona es de edad avanzada, la obesidad y la diabetes. Los
huesos de la mano, la tibia y el peroné (ambos en la pierna) y el fémur (hueso
del muslo) son más propensos a curarse de forma poco adecuada.
¿Cuál es el rol del ejercicio?
Ante
los factores de riesgo es cuando el
ejercicio puede ayudar. Un estudio en el que se analizaron 166 fracturas
de tibia tratadas quirúrgicamente estableció que el ejercicio temprano con
pesas estaba relacionado con una curación más rápida, incluso en participantes
que tenían fracturas de difícil mejoría. La curación se definió como la
capacidad de la persona para soportar peso sin dolor, además de contar con
radiografías que mostraban que la fractura se había unido o reparado. Por otro
lado, un estudio menor que investigó lo que puede suceder si las personas no
hacen ejercicios con pesas seis semanas después de la cirugía mostró que los
participantes tenían una pérdida ósea significativa.
¿Por qué el ejercicio ayuda a sanar?
La
razón por la que el ejercicio tiene este efecto puede explicarse fácilmente.
Cuando nos fracturamos un hueso, el oxígeno y el flujo sanguíneo son
extremadamente importantes para ayudar a sanar la fractura. Entonces, cuando
hacemos ejercicio, nuestros vasos sanguíneos se agrandan, lo que permite que
fluya más oxígeno, nutrientes y factores de crecimiento hacia el área afectada.
El ejercicio también desencadena la liberación de una molécula de energía
llamada trifosfato de adenosina (ATP).
Los
estudios con células óseas muestran que la estimulación mecánica (similar a lo
que sucedería durante el ejercicio) desencadena la liberación de ATP, y esto
fomenta la formación de hueso nuevo, un paso vital para la curación. Pero
también existe un tercer mecanismo por el cual el ejercicio ayuda a sanar
nuestros huesos. Los estudios detallan que los osteocitos, un tipo de célula
ósea, se activan por las contracciones musculares que ocurren durante el
ejercicio con pesas. Esto hace que los osteocitos instruyan a otras células
óseas para que creen tejido nuevo y más fuerte, lo que les permite reparar los
bordes del hueso roto.
Una
investigación propia también demostró que estirar los osteocitos (una técnica
para imitar el ejercicio en el laboratorio) puede estimularlos, lo que hace que
liberen proteínas relacionadas al desarrollo óseo.
Nuestro
estudio también respalda la idea cada vez mayor de que el ejercicio ayuda a
promover la supervivencia de los osteocitos.
Otro
estudio de 2021, pero realizado en peces cebra, mostró que la estimulación
mecánica de los osteocitos ayuda a mejorar la curación de los huesos y suprime
la inflamación, algo importante para reparar fracturas.
Al
igual que los humanos, el pez cebra tiene osteocitos, lo que significa que
estos hallazgos pueden reflejarse de manera similar en ambos.
¿Cómo funciona esto en la práctica?
Siempre debes escuchar los consejos de tu médico cuando
se trata de hacer ejercicio, especialmente de acuerdo con la edad, el nivel de
condición física y la gravedad de la fractura. Pero si tienes una pierna rota
con un yeso, por ejemplo, el ejercicio puede consistir en acostarte en el piso,
levantar la pierna en el aire y sostenerla durante cinco segundos antes de
bajarla. Esto lo puedes repetir unas diez veces. Mientras estás sentado,
también puedes presionar el pie contra el piso durante cinco segundos y
soltarlo, repitiendo nuevamente diez veces. Mover y doblar los dedos de los
pies también es beneficioso para enviar el flujo de sangre hacia y desde las
extremidades.
Si tienes una muñeca rota, puedes doblar el codo, sostener una
pelota de fuerza, apretarla y relajarte. Nuevamente, repite los ejercicios diez
veces. A medida que el hueso roto comienza a sanar, tu médico generalmente
pedirá que progreses a ejercicios de soporte de pesos parciales y completos. Por
lo general, toma de seis a ocho semanas sanar una fractura menor y 20 semanas
para las más importantes. Pero si bien sabemos que el ejercicio mejora la
curación de los huesos, es difícil cuantificar cuánto más rápido ayuda a que se
recuperen. El tiempo también puede depender de una variedad de factores, como
la edad, las enfermedades preexistentes, el estado físico y el estilo de vida. LS
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