Sacerdote y Mártir, 02
de Marzo
En el campo de concentración de Dachau, Baviera,
Alemana, Engelmar Unzeitig (en el siglo Hubert), alemán, sacerdote profeso de
la Congregación de los Misioneros de Mariannhill asesinado por odio a la fe en
1945.
El 3 de julio de 2009, el Papa Benedicto XVI aprobó el decreto en el que
se reconoce las virtudes heroicas de este Siervo de Dios. El 21 de enero de 2016, el Santo Padre Francisco autorizó la
promulgación del decreto reconociendo el martirio del Venerable Siervo de
Dios Engelmar Unzeitig. La ceremonia de beatificación se llevó a cabo, el
sábado 24 de Septiembre 2016 en la catedral del Würzburg (Alemania).
El padre Engelmar ha sido llamado el Ángel de Dachau. Nació en Greifendorf,
República Checa (anteriormente Checoslovaquia) en 1911. A la edad de 18 años
ingresó en el seminario de los Misioneros Mariannhill en Reimlingen. Pasó sus días de estudiante en Würzburg. En mayo de 1938 hizo su profesión final de votos en la
Congregación de los Misioneros. Fue ordenado sacerdote en 1939 y en 1940 pasó como
párroco a Glöckelberg, Austria.
El 21 de abril de 1941 fue arrestado por la Gestapo y
finalmente enviado al campo de concentración de Dachau. Mientras estaba en
Dachau, estudió ruso para poder ayudar a los prisioneros de Europa del Este. En el otoño de 1944 se ofreció voluntario para ayudar en el
cuartel de la fiebre tifoidea en el campo de concentración. En su deseo de ayudar a las víctimas de la fiebre tifoidea,
él mismo contrajo la enfermedad. Murió el 2
de marzo de 1945. Fue considerado como un hombre santo. Su proceso de beatificación se inició el 26 de julio de 1991,
en Würzburg, Alemania. Y su segunda etapa
se inauguró oficialmente en el Vaticano en mayo de 1999.
En una carta de Dachau a su hermana, escribió: “Lo que sea
que hagamos, lo que queramos, seguramente sea simplemente la gracia que nos
guía y nos guía. La
gracia omnipotente de Dios nos ayuda a superar los obstáculos... el amor
duplica nuestras fuerzas, nos hace inventivos, nos hace sentir contentos e
interiormente libres. ¡Si las personas solo
se dieran cuenta de lo que Dios tiene reservado para aquellos que lo aman!”
También
escribió desde este infierno de sufrimiento: “Incluso detrás de los sacrificios
más duros y del sufrimiento más grave se encuentra Dios con su amor paternal,
que está satisfecho con la buena voluntad de sus hijos y les da felicidad a
ellos y a los demás”.
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