En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia
Materna, que se celebra del 1 al 7 de agosto, los especialistas de la Sociedad
Argentina de Pediatría (SAP) destacaron el rol central del amamantamiento, que
brinda múltiples beneficios para la salud del bebé y de la mamá. Sin embargo,
advirtieron, en Argentina menos de 4 de cada 10 (35%) de los menores de 6 meses
recibe leche materna como fuente de alimentación exclusiva, relación que se da
también en la gran mayoría de los países de medianos y bajos ingresos.
Se estima que unas 820 mil vidas podrían ser
salvadas por año a nivel mundial si se aumentara la lactancia materna, de las
cuales el 87% corresponde a recién nacidos y menores a 6 meses.
Entre los beneficios de la lactancia se incluye la
disminución de un 36% de la muerte súbita y de un 58% de infecciones del tracto
intestinal como diarreas, generalmente causadas por virus, bacterias, parásitos
u hongos, y que puede ser muy grave, sobre todo en recién nacidos prematuros.
La leche materna genera un efecto protector contra esta enfermedad y contra la
neumonía.
La Sociedad Argentina de Pediatría, en línea con
las directrices a nivel internacional de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), recomienda que la lactancia materna sea la vía de nutrición exclusiva
hasta los 6 meses de edad, y que luego continúe hasta los 2 años, mientras se
van incorporando progresivamente otros alimentos.
En cuanto a la salud de las madres, dar de mamar
disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama y ovario. Se estima que en el
mundo gracias a la lactancia se evitan casi 20 mil muertes anuales por cáncer
de mama y esta cifra podría duplicarse si se mejorasen las prácticas de
amamantamiento. Además, se reduciría el riesgo de diabetes tipo 2 y de
depresión post parto.
El Dr. Luis Azula, médico pediatra y miembro de la
Subcomisión de Lactancia de la SAP, subrayó que “otros efectos positivos
radican en que la leche humana contiene algunas bacterias y oligosacáridos que
contribuyen a establecer una microbiota o flora intestinal saludable, que
protege el intestino del bebé, favorece la absorción de nutrientes y previene
enfermedades, como alergias o infecciones que pueden afectarlo”.
El impacto económico de la lactancia reside
fundamentalmente en que está disponible siempre sin representar una carga al
presupuesto de la familia. Proporciona nutrientes de alta calidad, ayudando a
prevenir el hambre, el sobrepeso y la obesidad, y representa seguridad
alimentaria para la niñez.
Mejora la salud y el bienestar de los lactantes y
sus madres a corto y a largo plazo, es además una fuente de nutrición
sostenible. Además la leche materna es un alimento natural y renovable,
ambientalmente seguro, no contaminante y que no deja residuos.
En opinión de la Dra. Silvia García, médica
neonatóloga, presidente de la Subcomisión de Lactancia de la Sociedad Argentina
de Pediatría, “el amamantamiento es una herramienta sanitaria que contribuye a
disminuir la morbimortalidad infantil. Genera beneficios sustanciales tanto
para los niños como para sus madres y es importante considerar que este impacto
se da tanto en países de altos ingresos como de ingresos bajos. Además de
fortalecer el vínculo madre-hijo, se asocia a una reducción del riesgo de
desarrollar sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2, y aumenta el coeficiente
intelectual, lo que a su vez se traduce en un mejor desempeño académico y en
mayores ingresos y mayor productividad a largo plazo”.
“Todas las leches de fórmulas buscan replicar los
componentes de la leche humana, que es el mejor alimento: nos mantuvo vivos
durante toda la historia de nuestra especie. Por otra parte, se trata de un
vehículo para unir aún más a la madre con el hijo, fortaleciendo el vínculo
afectivo; este es un elemento insustituible”, amplió el Dr. Héctor Pediccino,
médico pediatra y neonatólogo, miembro de la Subcomisión de Lactancia de la SAP
y Presidente de la filial de la provincia de Córdoba de la Sociedad Argentina
de Pediatría.
Otro de los beneficios de la lactancia materna es
que reduce el ausentismo laboral. Como los niños se encuentran más protegidos
contra agentes patógenos, se enferman menos, y así las madres tienen menor
necesidad de faltar al trabajo. Las mujeres deben contar con políticas
laborales para que puedan compatibilizar su vida productiva y reproductiva y
ser apoyadas por sus empleadores para combinar la lactancia con su empleo,
contando con licencias por maternidad, jornadas laborales reducidas y espacios
amigos de la lactancia en sus áreas de trabajo.
También deben ser apoyadas por la comunidad y sus familias
contando con espacios para el cuidado infantil. Los empleos dignos atienden
debidamente las situaciones de las mujeres que amamantan.
Las madres que trabajan o estudian deben saber que
Argentina cuenta con leyes de protección a la alimentación natural, que en la
mayoría de los territorios les proporcionan 90 días de licencia para que
durante ese período estén con sus bebés, brindándoles la mejor opción
nutricional, que es la leche que producen.
Además, en este marco, hasta el año o incluso los
dos años, las madres tienen como derecho la ‘hora de lactancia’ por jornada
laboral o educativa, que les permite ingresar una hora después o retirarse una
hora antes de su horario normal mientras dure la lactancia.
Por otra parte, la OMS y el Ministerio de Salud de
la Nación promueven los espacios amigables de lactancia materna en áreas de
trabajo o estudio, para que la madre pueda extraerse leche y refrigerarla.
En ocasiones, las mamás desconocen cuál es la mejor
manera de amamantar a sus hijos. Al respecto, el Dr. Azula, recomendó que “la
alimentación recomendada es a libre demanda, sobre todo en las primeras etapas.
Es decir, cuando el hijo solicita el pecho, dárselo, sin importar qué hora sea
ni hace cuánto tiempo comió. Esto hará que las glándulas mamarias funcionen
como una fábrica: a mayor demanda del bebé, mayor producción. Así, se establece
una provisión adecuada de leche para su normal crecimiento”. BP
No hay comentarios.:
Publicar un comentario