Algunas arritmias o alteraciones del ritmo
cardíaco, como la fibrilación auricular, pueden ser asintomáticas, según afirmó
el responsable de la Unidad de Arritmias de Policlínica Gipuzkoa (Guipúzcoa,
España), el Dr. José Manuel Porres. «La fibrilación auricular es un tipo de
arritmia que, en ocasiones, el paciente desconoce que padece y que puede llegar
a ser muy peligrosa, ya que está asociada con el ictus», indicó el experto.
Normalmente, una persona sana tiene entre 50 y 90
latidos por minuto cuando está en reposo. Las desviaciones de esos valores
pueden darse porque el corazón vaya muy lento, lo que se denomina bradicardia,
o porque lata más deprisa, taquicardia. Los síntomas dependen del tipo de
alteración, pero las arritmias son fáciles de diagnosticar.
El síntoma más evidente es que la persona que las
sufre nota palpitaciones rápidas y golpes fuertes en el pecho, que en
condiciones normales no suele notar. «A menudo las palpitaciones aparecen como
respuestas fisiológicas del cuerpo humano ante una situación de riesgo o
estrés. Las emociones, el miedo, el pánico o la ansiedad pueden provocar un
aumento de la frecuencia cardíaca y las palpitaciones», subrayó el Dr. Porres.
Por lo tanto, se recomienda acudir al médico si aparecen palpitaciones que no
estén relacionadas con el miedo, la ansiedad o el nerviosismo
«También las pérdidas de conciencia y la sensación
de cansancio injustificable. Además, las arritmias pueden tener consecuencias
como la pérdida de conocimiento por la falta de sangre en el cerebro, bien
porque el corazón late demasiado deprisa o porque late pocas veces», dijo el
especialista, que ha recalcado que las arritmias graves pueden “llegar a causar
la muerte súbita”. Como arritmias “bastante graves” pueden destacarse las
taquicardias de origen hereditario.
No obstante, un aumento de la frecuencia cardíaca y
las palpitaciones no implican que exista una patología. «Normalmente, las
arritmias patológicas responden a enfermedades cardíacas. Por este motivo, el
grupo de la población con más peligro de sufrir arritmias graves son aquellos
pacientes que previamente han sufrido un infarto de miocardio», explicó el
experto.
«En este sentido, los principales grupos de riesgo
para sufrir arritmias son el de las personas que han sufrido enfermedades
cardíacas y las mujeres jóvenes. En el caso de las últimas, tienden a padecer
arritmias “benignas”, que suelen ser repetitivas y, por lo tanto, muy molestas.
Sin embargo, no suponen un riesgo para la vida», añadió el Dr. Porres. BP
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