Martirologio Romano: En Hanói, en Tonquín, (en lo que hoy es la
mayor parte del norte de Vietnam), pasión de los santos Andrés Dung Lac y Pedro
Truong Van Thi, presbíteros y mártires, los cuales, al desoír el mandato de
pisotear la cruz, consumaron el martirio con la decapitación. Su memoria se
celebra el día veinticuatro de noviembre († 1839).
Fecha de canonización: 19 de junio de 1989, junto a otros 116 mártires
vietnamitas, por S.S. Juan Pablo II.
Nació en la provincia de Bac-Ninch, en territorio de la actual Vietnam, hijo de padres paganos y tan pobres que voluntariamente lo vendieron a un catequista. Este lo llevó a la misión Vinh-Tri, donde fue bautizado, educado, y después de ocho años nombrado catequista. Durante 10 años realizó con éxito su misión y luego emprendió sus estudios teológicos, coronados el 15 de marzo de 1823, con la ordenación sacerdotal. Fue párroco en diversas parroquias, la última fue en Ke-Dam, cuando fue destruida por paganos, ante estos acontecimientos se vio obligado a retirarse en Ke-Sui, desde donde administraba los sacramentos a distintas comunidades cristianas.
Fue allí donde por primera vez fue detenido y
llevado a la prefectura de Ly-Nham, pero fue rescatado por la generosidad de
los cristianos que ofrecieron -como rescate- tres barras de plata al Mandarín.
Entonces, con el fin de continuar con sus ministerios, cambió el nombre del
Dung por el de Lac, pasó a otra prefectura y dio audazmente rienda suelta a su
celo evangelizador en las peligrosas provincias de Hanoi y Nam Dinh solía
decir: “los que mueren por la fe, ascienden al cielo; Sin embargo, nosotros nos
escondemos todo el tiempo, gastamos dinero para escapar de los perseguidores
¡Sería mejor parar y morir!”.
Cuatro años más tarde su deseo fue escuchado, el 10
de noviembre de 1839, mientras estaba en Ke-Song, fue descubierto en la casa
Padre Pedro Thi por el alcalde Phap, quien lo dejó libre luego de que los
cristianos le entregaron 200 piezas de plata. La libertad fue realmente corta,
ya que tomó una barca para cruzar el río, y al llegar trastrabilló por lo que
extendió la mano en búsqueda de ayuda, con tal infortunio que quien lo ayudó
fue el secretario del prefecto que lo reconoció inmediatamente y exclamó: “¡He
capturado un maestro de la religión!”.
Detenido y llevado el 16 de noviembre de 1839 a la
prisión de Hanói, fue sometido a diversos interrogatorios e invitado a
apostatar y pisotear la cruz, él permaneció firme profesando su fe, finalmente
fue condenado a la decapitación, sentencia que luego de ser aprobada por el rey
fue llevada a cabo el 21 de diciembre de 1839.
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