21,25-28.34-36:
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la
tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la
violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo a causa del terror y
de la ansiedad que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno
de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten
la cabeza, porque está por llegarles la liberación».
Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos,
la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de
improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres
en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a
salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante del Hijo
del hombre».
Meditación:
El Evangelio habla sobre el fin del mundo, es decir, sobre la Segunda
Venida de Cristo… Para los incrédulos será motivo de temor, no así para nosotros,
los creyentes. Sin embargo, es necesario prepararse.
Nuestro Señor nos advierte, por un lado de los excesos, por
otro, de los medios para santificarnos. Respecto a lo primero, el Adviento es
un tiempo de conversión y purificación. Primero del pecado. Hemos de
examinarnos sobre nuestros pecados tratando de combatir los más graves y los
más numerosos. Pero también, habrá que dejar un lado todo aquello que nos
“distrae” del amor de Dios.
En segundo lugar está los medios para acercarnos a Dios. Jesús habla
de estar atentos, prevenidos y de la oración. Conviene entonces no olvidar la
importancia del examen de conciencia que nos ayuda a conocernos, a saber
nuestra fragilidades, que nos ayuda a preparar una buena confesión. También es
necesario recordar la importancia de la oración. Sin oración no hay crecimiento
espiritual verdadero. Sin diálogo con Dios no podemos conocerlo, amarlo y
servirlo como conviene.
- ¿Pienso en la Venida de Cristo y me preparo a ella?
- ¿Qué excesos, qué pecados intentaré quitar de mi vida en este Adviento?
- ¿Qué propósito de oración tendré para este tiempo?
Oración:
QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO
(Tomada de la Plegaria del Padre Pío para después
de la comunión)
Has venido a visitarme, como Padre y como Amigo.
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Por el mundo envuelto en sombras voy errante
peregrino. Dame tu luz y tu gracia.
¡Quédate, Señor, conmigo!
En este precioso instante abrazado estoy contigo.
Que esta unión nunca me falte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Acompáñame en la vida. Tu presencia necesito. Sin
Ti desfallezco y caigo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Declinando está la tarde. Voy corriendo como un
río al hondo mar de la muerte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
En la pena y en el gozo sé mi aliento mientras
vivo, hasta que muera en tus brazos.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Contemplación:
Repetimos varias veces en nuestro corazón: “Ven Señor Jesús”.
Acción:
Proponerme rezar un poco más cada día, pero algo concreto que pueda
darme cuenta si voy mejorando o no.
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