Se demostró que hay cuatro factores de contagio
durante la pandemia: qué tanto te acercas a una persona, la cantidad de tiempo
que estás cerca de la persona, si la persona expulsa gotas virales (o
gotículas) sobre uno al hablar, toser o estornudar y cuánto las personas se
tocan el rostro, fundamentalmente la boca, la nariz y los ojos.
Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad se
va conociendo un poco más sobre su origen, alcance y nuevos detalles que giran
en torno a ella. Una de las más recientes es la del virus suspendido en el
aire: “Alguien infectado por coronavirus puede toser y alejarse, pero luego
dejar partículas de aerosol extremadamente pequeñas que transportan el virus”. La
advertencia la hizo Ville Vuorinen, profesor asistente de la Universidad de
Aalto en Finlandia, que acaba de presentar un modelo 3D que muestra cómo el
SARS-CoV-2 se transporta a través de partículas de aerosol extremadamente
pequeñas en el aire cuando una persona tose, estornuda o, incluso, cuando
habla.
De hecho, Federico Prada, director de la licenciatura de
Bioinformática y la licenciatura en Biotecnología de la Universidad Argentina
de la Empresa (UADE), había adelantado que, “el virus puede suspenderse
en partículas menores a cinco micras y eso le permite estar un tiempo
prolongado en aire”.
En este contexto, un estudio realizado
por el Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas en el Centro de
Guangzhou para el Control y Prevención de Enfermedades relacionó al COVID-19
con el uso del aire acondicionado. Fue el 24 de enero, cuando un total de 91
personas (83 clientes, 8 miembros del personal) estaban almorzando en un
restaurante en China que no tenía ventanas pero sí aire acondicionado. De ellos,
un total de 83 habían almorzado en 15 mesas en el tercer piso. De los clientes, 10 se enfermaron con COVID-19.
El virus que se transmite
por pequeñas gotas podría permanecer en el aire, según últimos
estudios científicos. De este modo, se ha informado la posible transmisión por
aerosol del síndrome respiratorio agudo severo y los virus del síndrome
respiratorio. Sin embargo, ninguno de los empleados u otros comensales en el
restaurante X estaban infectados. Además, las muestras de frotis del
acondicionador de aire fueron todas negativas para nucleótidos. Este hallazgo
es menos consistente con la transmisión de aerosol. Sin embargo, los aerosoles
tenderían a seguir el flujo de aire, y las concentraciones más bajas de
aerosoles a grandes distancias podrían haber sido insuficientes para causar
infección en otras partes del restaurante.
En este sentido, el estudio descubrió que la transmisión de gotitas fue provocada por
la ventilación con aire acondicionado. El factor clave para la
infección fue la dirección del flujo de aire. Para evitar la propagación de
COVID-19 en los restaurantes, los autores del estudio recomendaron fortalecer
la vigilancia de monitoreo de temperatura, así como aumentar la distancia entre
las mesas y mejorar la ventilación.
En un informe científico publicado en su sitio web
el 27 de marzo, la OMS dijo que no hay pruebas suficientes para
sugerir que el SARS-CoV-2 se transmite por el aire, excepto en un puñado de
contextos médicos, como cuando se intuba a un paciente infectado.
Pero los expertos que trabajan en enfermedades
respiratorias y aerosoles transmitidos por el aire dicen que reunir pruebas
inequívocas de la transmisión por el aire podría llevar años y costar vidas. No
debemos “dejar que la perfección sea el enemigo de convencer”, aseguró Michael
Osterholm, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de
Minnesota, en Minneapolis.
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