Usar una mascarilla (barbijo o tapabocas
casero) cuando se hace ejercicio entre otra gente reduce el riesgo de que
infectemos a alguien con coronavirus si inadvertidamente tenemos la
enfermedad. Pero llevar máscara también afecta la forma en que el ejercicio
incide en nosotros, según científicos especializados en ejercitación que han
empezado a estudiar los efectos de
cubrirse la cara mientras hacemos diversos entrenamientos.
Sus investigaciones y apreciaciones, algunas de
ellas basadas en la auto experimentación, plantean preguntas prácticas sobre si
algunos tipos de máscaras pueden ser mejores que otras para el ejercicio, con
qué frecuencia deben cambiarse durante las prácticas prolongadas y cuánto debemos esperar que se acelere
nuestro ritmo cardíaco si intentamos entrenar a intervalos usando
una máscara.
En Estados Unidos, los Centros para Control y
Prevención de Enfermedades recomiendan cubrirse la cara en espacios públicos
concurridos, como parques o caminos, y en interiores compartidos, entre éstos
los gimnasios, para tratar de bloquear la transmisión del coronavirus a través
de la respiración. Estas recomendaciones se vuelven particularmente imperiosas
cuando hacemos ejercicio (N de. R.: en la Ciudad de Buenos Aires, el uso de
barbijo no es obligatorio al correr), ya que estudios previos demuestran que lo
que respiramos en ese caso puede duplicarse o incluso cuadruplicarse, con lo
que emitimos un número mayor de
microgotas respiratorias potencialmente infecciosas.
Pero aunque cada vez hay más pruebas de que las
mascarillas pueden afectar la respiración en general, científicamente se sabe
poco todavía sobre si las cubiertas faciales cambian la experiencia subjetiva y
los efectos físicos del ejercicio y cómo pueden ser esos eventuales cambios. Un
comentario publicado este mes en el sitio web del British Journal of
Sports Medicine señala que cubrirse la cara durante el ejercicio “trae
problemas de posible restricción de la respiración y molestias” y es necesario
“equilibrar los beneficios frente a los
posibles efectos adversos”.
Para saber más acerca de esos beneficios y
adversidades me puse en contacto con varios científicos que han comenzado a
analizar las máscaras y el ejercicio, incluida la autora principal del
comentario mencionado. Debido a que el cierre de universidades y otras
restricciones por la pandemia impiden los experimentos de laboratorio a gran
escala, los intentos de investigación de estos científicos se han centrado en
el uso de máscaras por parte de ellos mismos durante distintos entrenamientos o
pidiéndoles a algunos colegas cercanos que hagan lo mismo y tomando notas. Pero
aunque sean algo anecdóticos y no se hayan publicado, sus análisis proporcionan
consejos útiles y precauciones para
el uso de máscaras durante los entrenamientos.
Quizá lo más importante consista en que muestran
que las máscaras realmente alteran el ejercicio, dice Cedric X. Bryant,
presidente y director científico del Consejo Estadounidense del Ejercicio (ACE,
de acuerdo con sus siglas en inglés), organización sin fines de lucro que
financia la investigación sobre el ejercicio y certifica a profesionales del
fitness. “En mi experiencia personal”, señala Bryant, “los ritmos cardíacos son más altos a
una misma intensidad relativa cuando se usa máscara”.
En otras palabras, si te pones máscara antes de correr o andar en bicicleta a
tu ritmo habitual, tu ritmo cardíaco será más elevado que antes. “Debes prever
que será de ocho a diez latidos por minuto más alto” cuando te pones máscara
que cuando no te la pones, advierte Bryant. Este aumento exagerado del ritmo
cardíaco es más pronunciado durante esfuerzos intensos, según él, como las
trepadas bruscas o los sprints con intervalos.
Algunas personas también podrían sentir mareos
durante los entrenamientos habituales mientras tienen puestas máscaras, observa
Len Kravitz, profesor de ciencias del ejercicio de la Universidad de Nuevo México.
Este profesional afirma que se encuentra en las primeras etapas de
planificación de un vasto estudio sobre las máscaras y el ejercicio con
financiación de la ACE que comenzará cuando las restricciones de la pandemia lo
permitan. Pero ya ha llevado a cabo un experimento informal con dos
estudiantes, ambos atletas experimentados. Uno corrió enmascarado sin tener
dificultades respiratorias. El otro, usando el mismo tipo de máscara de
tela, se sintió mareado después
de unos minutos de esfuerzo.
Afortunadamente estas molestias pueden ser
minimizadas por una elección y ajuste juiciosos de la máscara, según Christa
Janse van Rensburg, profesora de ciencias del ejercicio de la Universidad de
Pretoria en Sudáfrica, que escribió el comentario sobre las máscaras con su
alumna de postgrado Jessica Hamuy Blanco.
Hay que evitar
los barbijos quirúrgicos y de papel durante el ejercicio,
recomienda, ya que se humedecen rápido cuando respiramos con fuerza y pierden
parte de su capacidad para bloquear los gérmenes salientes. Las máscaras de
tela de algodón también se humedecen con facilidad. Las de tela, hechas con
materiales sintéticos que permiten respirar deberían disminuir la acumulación
de humedad. Conviene elegir modelos que “tengan dos capas de tela o menos”, indica, para evitar el
sobrecalentamiento facial y cualquier apelmazamiento de la tela que pueda
dificultar la respiración.
Algunos deportistas pueden preferir las polainas de cuello, que se pueden
poner sobre la boca y la nariz pero quedan abiertas en la parte inferior
aumentando el flujo de aire. “Esto puede ser bueno desde el punto de vista de
la comodidad”, opina van Rensburg, “pero tal vez a cambio de un control
infeccioso menos efectivo”. En verano las polainas de cuello pueden ser de
telas más livianas. Además hay que pensar en llevar máscaras adicionales del modelo
que se prefiere si se va a hacer ejercicio más de 30 minutos, recomienda
Bryant. Incluso las telas que respiran se empapan en ese lapso y deben ser
reemplazadas. Es adecuado no tocar la parte delantera de la máscara usada, ya
que cualquier partícula viral con la que haya entrado en contacto podría
haberse acumulado allí y después quitársela, empaquetarla o desecharla con
cuidado.
Algunas empresas de ropa deportiva han comenzado a
fabricar máscaras para usarlas mientras se hace ejercicio. Pero en el ínterin
no dejes de usar máscara si vas a hacer ejercicio junto a otras personas,
continúa Bryant. El uso de máscara puede ser particularmente importante si se hace ejercicio en el interior de
un gimnasio, donde la circulación de aire tiene menos probabilidades de
disipar el virus.
"Sé que algunas personas las encuentran
molestas" cuando corren o andan en bicicleta "y hay
controversias" sobre si deberían ser obligatorias o no. “Pero veo las
máscaras como una oportunidad para ser buenos ciudadanos y mostrar que te preocupas
por el bienestar de los demás”, afirma, incluso cuando refuerzas tu bienestar
propio con entrenamiento físico.
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