En plena pandemia de COVID-19, y cuando el mundo
entero está en una carrera contrarreloj para hallar una vacuna o, al menos,
encontrar un fármaco seguro que detenga a este nuevo virus, el plasma de pacientes recuperados surge como
la mejor alternativa, ya que, según los expertos, se trata del
único “remedio” que hoy está disponible. Sin embargo, al ser un recurso tan
escaso, es fundamental apelar a la
solidaridad de los posibles donantes y llevarles la tranquilidad de
que el procedimiento de extracción no conlleva ningún riesgo para su salud. En
esta entrevista con Infobae el doctor Luis Sarotto, presidente de la
Asociación Médica del Hospital de Clínicas y profesor titular de Cirugía de la Universidad
de Buenos Aires, despeja todas las dudas.
-¿De
qué se trata el plasma?
-Hace un siglo, en la cuarta cátedra de la Facultad
de Medicina del Hospital de Clínicas, se hizo la primera transfusión de sangre
citratada, así que este es un tema del cual conocemos mucho. En la Argentina,
ya teníamos antecedentes muy bueno
en transfusiones con plasma inmune en la fiebre de los rastrojos, conocida como
“enfermedad de Junín”. Eso fue hace 50 años y tuvo un resultado
excelente en nuestro país, en una epidemia similar a la de ahora.
Entonces, en la Argentina ya teníamos muy buenos
antecedentes con plasma y con resultados excelentes. Esto se comenzó a hacer en
los países que sufrieron esta epidemia antes que nosotros y Estados Unidos fue el país que más impulso le
dio al tratamiento con plasma sensibilizado inmune, que
surgió por la carencia de un tratamiento que revirtiera la historia natural de
la enfermedad.
En el caso del COVID-19, la hidroxicloroquina pasó
de ser un ángel a convertirse en un demonio. También, se pensaba que los
antivirales podrían ser la solución, porque al principio venían muy bien, pero
después se convirtieron en un “ni”. Incluso, se desarrollaron drogas que se
creyeron que podrían generar un impacto importante en la enfermedad y no lo hicieron.
A partir de todo esto, comienza la idea de retomar un tratamiento histórico: el
plasma del paciente convaleciente, que no es nada nuevo.
-¿Cómo
funciona el plasma una vez que entra al organismo?
-Cuando una persona se contagia una enfermedad viral
como el coronavirus o la hepatitis, por ejemplo, rápidamente se generan dos
tipos de anticuerpos: la inmunoglobulina M (IgM) y la inmunoglobulina G (IgG).
La primera brinda inmunidad inmediata: rápidamente sube y, del mismo modo,
desaparece. Podríamos decir que se trata de la primera fuerza de ataque. Por su
parte, la inmunoglobulina G es la
que genera una memoria inmunológica contra la enfermedad. Esta es la que uno
mide cuando está vacunado. Por ejemplo, cuando una persona se
vacuna contra la hepatitis o el sarampión y se mide la inmunoglobulina G, que
para esa enfermedad la va a tener elevada, lo que significa que adquirió defensas y que no se va a enfermar.
Entonces, el paciente convaleciente aumenta la
inmunoglobulina M, que es la que baja y no nos sirve, pero a partir de los 7
días y en forma persistente, mantiene elevada la inmunoglobulina G. Cuando esta
última es extraída de la sangre a través de la plasmaféresis, la persona contagiada de COVID-19 recibe una
transfusión que le brinda un número de anticuerpos muy importante, antes de que
su organismo los haya podido fabricar.
Por eso, lo importante es darle el plasma al
paciente que se interna con algunos criterios de gravedad de mal pronóstico
-por comorbilidades o enfermedades asociadas- o que ya tiene disnea o fiebre, y
cuyos resultados de laboratorio indican que se trata de un paciente de alto
riesgo. Ese es el paciente que más se beneficia con el plasma, porque se le
están dando los anticuerpos que aún no fabricó y que lo ayudan a combatir la enfermedad,
desde el primer momento en que se internó. Por eso, que el plasma no sirve en los casos de pacientes
que ya se encuentran en un muy mal estado general.
-¿Podemos
decir que el plasma no es para cualquier paciente?
-Si tuviéramos un banco de plasma infinito, se lo
daríamos hasta a los médicos que tienen que atender a los pacientes con
COVID-19, para que ya pudieran tener anticuerpos. Pero tenemos la limitación de
que no cualquiera puede ser donante: el porcentaje de donantes es alrededor del
20% de los pacientes enfermos. La parte buena es que un enfermo puede generar
tres donaciones, porque no se dona todo sino que con la plasmaféresis la sangre
sale, pasa por una máquina, se le quita el plasma con esos anticuerpos y la
sangre se vuelve a introducir en el organismo. Por eso, se puede donar hasta tres veces en un término
corto de tiempo, un mes o un mes y medio, según el paciente.
-¿Qué
requisitos se necesitan para poder donar plasma?
-Ser mayor de 18 años y menor de 65, no tener
enfermedades graves asociadas (diabetes, infartos, stent etc.), no tener
enfermedad cardiovascular severa y no haber tenido embarazos.
Para ser candidato a donar plasma hay que cumplir
varios requisitos. En muchos casos, las personas no pueden hacerlo porque
tienen tatuajes, por la promiscuidad sexual, por drogas, por ser mayores de 65
años, por haber tenido infartos, por tener obesidad, por comorbilidades, por
tener alto riesgo de enfermedades infecciosas y por muchos otros impedimentos,
que incluyen a las mujeres que tuvieron hijos. Ellas tienen la posibilidad de
haber generado anticuerpos por la compatibilidad materno-fetal, pero esos
anticuerpos pueden hacer que el paciente que los recibe genere una reacción
alérgica muy grave.
Entonces, como hay que sacar a todos esos casos, de
10 donantes pueden quedar sólo 2. Es muy difícil juntar plasma pero estamos
pudiendo hacerlo, porque la Argentina es un país muy solidario en ese sentido. Estamos
juntando mucho plasma y se lo brindamos a varios servicios médicos, públicos y
privados. Incluso, el Hospital de Clínicas firmó un convenio con varios
municipios de la provincia de Buenos Aires, a través del cual ellos nos mandan
donantes y nosotros les damos plasma.
-¿Cuándo
una persona recuperada de COVID-19 ya puede donar plasma?
-El momento a partir del cual puede donar va
variando, porque en el momento más crítico han llegado a ser donantes todos los pacientes que estuvieron 21 días
sin síntomas y sin ningún otro estudio. Entonces, lo consideramos
donante potencial.
Para ser donante en nuestro país, hay que tener una PCR negativa y un dosaje
alto de anticuerpos. O sea, mientras la PCR sea positiva no se puede ser
donante. Por ello, el día 21 se hace una PCR para ver si la persona está
curada. Teóricamente, la persona ya lo está porque, si estuvo 21 días sin
fiebre y está asintomático, sabemos que ese paciente anda bien. Pero, la PCR
negativa es equivalente a poner la firma y el sello a ese estado de salud.
También, hemos visto a pacientes que recién
negativizan la PCR hasta 45 días después. No se sabe si eso pasa porque están
enfermos, porque tienen el virus o porque tienen fragmentos de éste que hacen
que la PCR sea positiva. No hay forma de determinar lo contrario y tenemos que
atenernos al resultado de la PCR.
-¿Cuesta
que un paciente ya recuperado de COVID-19 quiera volver a un hospital para
donar plasma?
-A veces se complica porque hay personas que la
pasaron mal. Hay que saber que, cuánto más grande es el paciente, más
anticuerpos fabrica. Por ejemplo, un paciente de 23 años pudo haber pasado esta
enfermedad de un modo tranquilo y sus anticuerpos pueden ser bajos, ya que las
enfermedades en los jóvenes son menos virulentas. En el caso de los adultos,
esto es muy diferente, porque fabrican más anticuerpos y las enfermedades son
más graves.
Como se trata de una enfermedad de declaración
obligatoria, tenemos un registro de posibles donantes. Entonces los llamamos,
les decimos que los necesitamos y que pueden salvar tres vidas. Es raro que una
persona sepa que poder salvar 3 vidas está en sus manos y no venga a donar. Lo
más probable es que lo haga.
Una persona puede donar
dos dosis de plasma, con un intervalo de 48 horas. Algunas
personas pueden donar tres veces el equivalente a dos dosis, otros pueden donar
hasta tres dosis... todo es de acuerdo al nivel de anticuerpos que tenga en su
organismo. La transfusión de anticuerpos es un medicamento: en vez de dar un
antibiótico, damos plasma. Básicamente, estamos hablando de lo mismo.
El plasma es el único
tratamiento que, estadísticamente, está demostrando un cambio en la historia
natural de la enfermedad. Es el único remedio probado contra el COVID-19 y es
un remedio que la gente lleva en su sangre. Por eso, estamos
muy entusiasmados.
-¿Cuánto
tiempo tarda el plasma en hacer efecto en el organismo y cuántas dosis se
necesitan?
-Estamos viendo que, en apenas 24 horas, hay un
cambio muy importante en el estado clínico del paciente. En 24 horas, cambian
la placa y la tomografía. Es muy veloz.
El procedimiento para la persona que lo recibe es muy
rápido y sólo se necesitan 15
minutos para una dosis de 200 ml. Pensemos que, cuando a una
persona la operan de apendicitis se le pone un suero de medio litro, así que un
suero de 200 ml se pasa muy rápido. Habitualmente, se hace en dos dosis de 200
ml, excepto que haya un paciente con una evolución tan fantástica con la
aplicación de la primera que no necesite de la segunda. Pero, lo habitual es
usar dos dosis.
-¿Haber
tenido la enfermedad brinda inmunidad?
-Es así. Como se trata de una enfermedad tan nueva
cuesta poner el sello pero cualquier enfermedad que deja una IgG alta hace que
la persona sea inmune. Si una persona se vacunó contra la hepatitis B no se la
contagia, porque tiene una IgG alta y porque para eso se vacunó. La gente se
vacuna para tener IgG: si una persona se enferma, se cura y tiene IgG ya está
vacunada. Entonces, no hay mucho que discutir.
-¿Qué
pasa con la inmunidad de rebaño?
-La inmunidad de rebaño es una historia que tiene
otra connotación, porque está demostrado que generar inmunidad por contagio
provocado es de alto riesgo, muy peligroso y puede generar más consecuencias
negativas que positivas. Hay personas que dicen que preferirían enfermarse
ahora, incluso, para asegurarse una cama en terapia intensiva. Eso es una
locura, porque nadie sabe cómo va a reaccionar su organismo frente a este
virus.
-¿Cualquier
paciente de COVID-19 puede acceder al plasma? ¿Es gratuito?
-Todo el mundo puede y debería acceder al plasma si
vivimos en un país justo, porque esto es gratuito. La Facultad de Medicina ha
destinado un presupuesto para el desarrollo y el estudio de los anticuerpos. Nosotros necesitamos que la gente se esfuerce
en conseguir donantes porque el plasma es un recurso escaso. Pedirlo
es fácil, pero nosotros estamos muy angustiados en conseguirlo. Hace un mes y
medio el plasma era un proyecto en el Hospital de Clínicas, y eso que somos de
los primeros junto con el CEMIC. Entonces, el tiempo ayuda a generar una
preparación.
-¿Qué
mensaje le gustaría dejarle a aquellas personas que pueden ser donantes pero no
se animan a volver a un centro médico?
-Principalmente, donar no conlleva un riesgo para el donante. No es riesgoso: no se
pone en riesgo la vida. Es un acto de altruismo maravilloso. Sentir que uno da
una parte de lo que tiene adentro para salvar otra vida es un acto de amor. Si
cuando uno estuvo enfermo hubo alguien que lo cuidó, eso es lo que uno tiene
que hacer hoy con quien ahora lo necesita. Donar plasma es un acto de amor. SB
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