Mientras los
gobiernos de todo el mundo recomiendan sacar todas las actividades al exterior
y ventilar los interiores, un intenso debate científico permanece abierto sobre
las razones para hacerlo. Ningún organismo sanitario niega que existan
contagios por vía aérea, es decir, al respirar partículas con virus que quedan
en suspensión después de expulsarlas un contagiado al hablar, gritar o toser. Ese tipo de contagio es el que justificaría
esas medidas, que ahora recomienda hasta la OMS, aunque inicialmente discutió
la existencia de contagios por aerosoles, esas partículas virales en
suspensión. Pero se mantiene la
controversia porque todavía no se ha cazado un virus en el aire que contagie a
alguien y muchos especialistas sostienen que la principal vía de infección son
las gotículas que impactan como perdigones en el contacto directo con un
enfermo.
Un equipo de
científicos, entre ellos el español José Luis Jiménez (Universidad de
Colorado), publica ahora en The
Lancet una
recopilación de los 10 argumentos científicos que sostienen la existencia de
los aerosoles como un actor importante en la pandemia de COVID-19. Ya en marzo
de 2020 reclamaban a la OMS que tuviera en cuenta este peligro aéreo, pero
ahora las pruebas se acumulan. Su argumento comienza por reconocer su principal
flaqueza, publicada por otro especialista: “La falta de muestras recuperables
de cultivos virales de SARS-CoV-2 impide sacar conclusiones firmes sobre la transmisión
aérea”. Para
estos científicos, de universidades como las de Oxford, California y Toronto,
esa conclusión “es preocupante debido a las implicaciones para la salud
pública”: no es lo mismo combatir unas gotas que caen al suelo que una nebulosa
invisible que permanece en suspensión. Y a continuación detallan sus razones,
revisadas por otros científicos independientes para la prestigiosa revista.
1- Eventos de superpropagación. Estas situaciones, en las que muchas personas
se infectan en un mismo escenario, se consideran unas de las principales
impulsoras de la pandemia. El análisis de contagios masivos en coros, cruceros,
restaurantes, mataderos, residencias de ancianos e instalaciones penitenciarias
sugiere que la vía aérea tiene un papel determinante en estos casos, “que no
puede explicarse adecuadamente por gotitas o fómites (superficies
contaminadas)”, según este grupo.
2 - Contagio de largo alcance. Nueva Zelanda ha documentado un contagio
entre dos personas que no llegaron a cruzarse siquiera, provocado por la mala
ventilación en un hotel con personas en cuarentena.
3 - Transmisión asintomática o presintomática. El papel
determinante que tienen los contagiadores sin síntomas apoya “un modo de transmisión
predominantemente aéreo”, según estos científicos, porque “las mediciones
directas muestran que hablar produce miles de partículas de aerosol y pocas
gotas grandes”.
4 - Interiores. Desde el comienzo de la pandemia se sabe que
los lugares cerrados son unas veinte veces más proclives a producir contagios
que los exteriores. Y que el riesgo se reduce notablemente con la ventilación
en los interiores, lo que sugiere la existencia de una ruta de transmisión
aérea, que se disuelve con aire en circulación.
5 - Infecciones en hospitales. Los contagios en centros médicos, donde se
aplican estrictas precauciones frente al contacto directo y las gotitas
grandes, pero no tanto frente al contagio por partículas microscópicas en
suspensión que pueden inhalarse.
6 - Se ha detectado en el aire. En experimentos se ha conseguido determinar
que el SARS-CoV-2 permaneció infeccioso en el aire hasta tres horas y a cinco
metros de un paciente, pero hay otros estudios que no han logrado capturar
muestras aéreas que puedan cultivarse, es decir, que muestren capacidad de
contagiar. Esta es una de las principales claves que genera dudas: la ausencia
de pruebas sólidas de virus que contagien en el aire. Los firmantes del
artículo en The Lancet argumentan que el muestreo de virus en el
aire es un desafío técnico y ponen un ejemplo: “El sarampión y la tuberculosis,
dos enfermedades principalmente transmitidas por el aire, nunca se han cultivado
a partir del aire ambiental”.
7 - Rastros en filtros de aire. Los científicos han encontrado trazas del coronavirus en sistemas de aire
acondicionado y conductos de edificios, lugares a los que solo se podía llegar
mediante aerosoles. Es más, se investiga el uso de estas trazas de coronavirus
en los filtros de aire como sistema de alerta de la presencia de contagios en
un área.
8 - Animales enjaulados. Varios estudios han probado contagios entre hurones y otros animales que
estaban en jaulas separadas y que solo pueden explicarse mediante transmisión
aérea.
9 - Pruebas en contra. Los firmantes del artículo admiten aquí otro
talón de Aquiles: que muchas personas no se contagian tras compartir aire con
personas infectadas como sí sucede con otras enfermedades más contagiosas por
el aire, como el sarampión. “Esta situación podría explicarse por una
combinación de factores”, se justifican, y señalan la diferente carga viral de
los individuos y las condiciones ambientales.
10 - Otras vías de transmisión. Este grupo señala que hay evidencia más
limitada sobre las otras dos vías posibles de contagio: las gotitas
respiratorias y el contacto con superficies (fómites). Todos los organismos
sanitarios reconocen ya que esta última, tocar objetos contaminados, es raro
por no decir muy improbable. Las gotículas explicarían mejor con contagios por
proximidad, pero estos también podrían explicarse por aerosoles, ya que se
concentran en mayor cantidad cerca de la persona que los expulsa.
LA COVID HA REDEFINIDO LA TRANSMISIÓN AÉREA
Este encabezado es el título de
un artículo de opinión que otro grupo de científicos, de universidades como
Leicester o Virginia Tech, publican en la revista British Medical
Journal , de las más importantes del sector. En su artículo, vuelven a
insistir en la necesidad de que las autoridades centren su atención en los
contagios por vía aérea, reconociendo que hace falta una redefinición de estos
términos clásicos de la medicina porque la falsa distinción entre ‘gotículas’ y
‘vía aérea’ genera confusión, cuando se trata de partículas infecciosas de
muchos tamaños que pueden quedar o no en suspensión y contagiar. Y añaden: “Esto
no significa que la transmisión no se produzca a través del contacto con
superficies o por vía aérea de mayor alcance, pero son menos importantes que
las que suceden durante breves interacciones diarias en la distancia habitual
de conversación de un metro”. BP
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