sábado, 1 de diciembre de 2018

Bruxismo: qué es, causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento y prevención

Que es
El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar y rechinar los dientes de forma involuntaria, tanto a lo largo del día como durante el descanso nocturno, de manera regular, lo que puede causar daños en las piezas dentales, además de otros trastornos como dolor mandibular o de oídos, o cefaleas frecuentes. A las personas que lo padecen se los denomina bruxómanos. 
Por la noche, durante el sueño, el problema es más grave, ya que el paciente no es consciente de su acción y, por lo tanto, es todavía más difícil de controlar. Este tipo de bruxismo se considera una de las alteraciones del sueño o parasomnia. 
Sin embargo, incluso estando despiertas muchas personas tampoco se dan cuenta de que lo están haciendo, y son los que les rodean los que lo advierten. 
Se desconoce la causa por la que se produce este apretar y rechinar de dientes, pero se considera que el estrés puede ser el responsable del trastorno en un gran número de casos. Una mordedura anormal o una dentadura torcida también pueden provocarlo. 
Generalmente el bruxismo no se asocia a ningún trastorno determinado, pero en otras ocasiones puede deberse a problemas neurológicos, odontológicos, psiquiátricos o a consumo de drogas. 
Aunque no se conoce exactamente su prevalencia, se sabe que este problema es más frecuente con el paso de los años, siendo poco habitual en niños pequeños menores de 6 años. A partir de la adolescencia, se estima que en torno al 20% pueden presentar algún tipo de bruxismo, siendo una cifra muy variable según las poblaciones estudiadas. Además son datos, en el caso del bruxismo nocturno, que no aporta la persona afectada sino el acompañante en el descanso nocturno. 

Causas
Se barajan distintos factores como posibles inductores de la aparición del bruxismo. Primero cabe diferenciar aquellos casos idiopáticos o sin causa aparente, es decir, primarios, ya sean durante el día o durante el sueño. Y por otro lado aquellos casos de bruxismo secundario, o consecuencia de otros trastornos. 
Así tenemos que estas son algunas de las causas del bruxismo: 
Alteraciones de la oclusión mandibular: a medida que se desarrolla en el niño la osificación y crecimiento de la mandíbula, pueden generarse trastornos de la oclusión de la boca que directa o indirectamente acaben por generar un trastorno de rechinamiento de dientes posteriormente. También las piezas dentarias de distintas formas pueden generar un apretamiento dentario inconsciente. 
Trastornos neurológicos: se atribuyen a este grupo algunos casos de bruxismo nocturno, donde pueden presentarse alteraciones de algunos neurotransmisores cerebrales, ya sea en sus receptores a nivel de las neuronas, o a nivel de las conexiones entre éstas. 
Es en este caso en el que se puede considerar un verdadero trastorno del sueño o parasomnia. En algunos individuos se asocia a sonambulismo, microdespertares, apnea del sueño y otros problemas relacionados con el descanso nocturno. 
Trastornos psicológicos o emocionales: muy frecuentemente se considera un trasfondo de estrés o ansiedad asociado a este particular rechinar de dientes. 
Factores genéticos: puede ser que existan miembros de una misma familia con este problema, hasta en un 50% de los casos. 

Síntomas
Al apretar los dientes, sobre todo si se hace con fuerza y durante bastante tiempo, se ejerce una importante presión sobre los músculos y otros tejidos y estructuras que rodean la mandíbula. 
Entre los síntomas que puede experimentar la persona con bruxismo destacan: 
Principales síntomas del bruxismo 
·        Estrés y Ansiedad. 
·        Ruidos articulares (que pueden llegar a ser bastante intensos, e incluso molestar al compañero de cama). 
·        Dolor de oído (debido a la afectación de la articulación temporomandibular). 
·        Dolor de cabeza. 
·        Dolor o inflamación de la mandíbula. 
·        Desgaste acelerado y prematuro de los dientes. 
·        Pérdida de esmalte dental. 
·        Trastornos del sueño. 
·        Uno de los síntomas más comunes del bruxismo es la excesiva sensibilidad dental al cepillado o a los alimentos calientes o fríos, debido a que la pérdida de esmalte deja expuesta la dentina a los estímulos mecánicos o térmicos. 
·        Dolor facial. 
·        Fracturas dentales. 
·        Rigidez muscular. 
·        Hipertrofia de los músculos maseteros (que son los que se encargan de la masticación). 

Diagnóstico
El paciente puede desconocer que sufre bruxismo, y normalmente lo descubre en una revisión dental rutinaria (a veces acude al dentista porque comienza a sentir un dolor agudo en la cara o el cuello), o porque alguna persona de su entorno (especialmente si duerme acompañado) capta el ruido que produce al rechinar los dientes y le advierte. La exploración clínica y un estudio radiográfico confirmarán el diagnóstico de bruxismo. 
Así, se considera que la primera sospecha la puede establecer el odontólogo al revisar los signos característicos de desgaste de la dentadura y la hipertrofia de los músculos maseteros, situados a ambos lados de la mandíbula y que son los encargados de apretar la dentadura. 
Deben quedar excluidas otras patologías que pudieran generar un desgaste dentario similar. O también, el uso de férulas de descarga puede poner de manifiesto determinados signos característicos, una vez revisada tras su uso durante un período de tiempo. 
Por otro lado, los criterios clínicos han sido expuestos dentro de los síntomas, pero cabe recordar que el dolor en la masticación, el rechinar de dientes referido por alguna persona que convive con el afectado y las cefaleas matutinas suelen ser el hilo conductor que hace pensar al paciente o al especialista que se trata de bruxismo. 
En casos muy concretos se puede recurrir a algún método diagnóstico algo más complejo y que se realiza en centros médicos. Por un lado, la realización de un electromiograma de la musculatura masticadora puede demostrar tanto la intensidad como la frecuencia de eventos bruxistas durante el día y la noche. En los últimos años se han desarrollado incluso dispositivos portátiles para realizar estas mediciones en el ámbito domiciliario, aunque con un coste elevado. 
Finalmente, debe quedar reflejado que la prueba de máxima garantía para el diagnóstico del bruxismo es la polisomnografía, es decir, un registro combinado con audio y video de las fases del sueño, de la actividad eléctrica cerebral, actividad muscular de la cara y de los ojos, etcétera, que se realiza en el medio hospitalario y, por este motivo, queda relegada a determinados casos muy concretos. 

Tratamiento
El tratamiento del bruxismo tiene por objeto disminuir el dolor y tratar de evitar que se produzca un daño dental irreversible. 
Algunas medidas que puede tomar el paciente para paliar los síntomas son: 
·        Aprender técnicas de relajación que le ayuden a reducir el estrés y la ansiedad. 
·        Realizar ejercicios de estiramiento indicados por un fisioterapeuta para facilitar la recuperación del equilibrio muscular y articular de ambos lados de la cabeza. 
·        Esforzarse por relajar los músculos faciales y las mandíbulas durante el día, para intentar convertir esta acción en un hábito. 
·        Combatir el insomnio instaurando unos buenos hábitos de higiene del sueño. 
·        Masajear los músculos de cara, cuello y hombros para reducir la sensación dolorosa. 
·        Evitar aquellos alimentos que resulten duros o de difícil masticación e hidratarse adecuadamente. 
·        Aplicar calor húmedo. 
Para evitar o frenar el daño que se produce en los dientes y disminuir la sobrecarga muscular causada por el bruxismo, se utiliza un dispositivo conocido como férula de descarga, que cumple la misión de proteger la dentadura de la presión que ejerce el paciente cuando los aprieta y rechina. 
La férula está hecha de resina, es rígida, y puede estar diseñada, además, de forma que contribuya a mantener la mandíbula en una posición más relajada. Aunque la férula se suele colocar por la noche antes de dormir, se debe llevar también durante el día en caso de que sea necesario. El problema es que la férula no suprime el hábito del paciente de apretar los dientes y, al retirarla, vuelven las molestias. 
En ocasiones, en algunos pacientes con bruxismo es necesario realizar un tratamiento de ortodoncia para corregir los huesos y los dientes que están mal colocados. 
Lo ideal sería conseguir que la persona abandone el hábito. En algunos casos, el problema remite de manera espontánea pero, en aquellos que no es así, se hace imprescindible el uso continuado de la férula para minimizar los daños. 
Cuando los dientes se aprietan solo durante el día, es más fácil modificar el comportamiento del paciente pero, si el bruxismo es nocturno, resultará mucho más difícil de combatir. Se han probado métodos como la biorretroalimentación o la autohipnosis, con resultados diversos según la severidad del trastorno y la personalidad del paciente. 

Prevención
Al tratarse este trastorno de un hábito involuntario, es difícil establecer medidas que ayuden a prevenir la aparición de bruxismo, excepto evitar la única causa conocida, es decir, el estrés. 
Un alto nivel de estrés o ansiedad durante el día puede desencadenar episodios de bruxismo durante la noche (e incluso durante el día). Por lo tanto, si el periodo de estrés se prolonga, hay que tomar medidas para disminuir o eliminar el problema antes de que provoque otros trastornos. 
Algunas opciones para intentar prevenir el bruxismo (al menos el nocturno) son: 
·        Practicar algunos deportes que nos ayuden a liberar ese estrés y dormir más profundamente. 
·        Evitar el consumo de café y otros excitantes horas previas a irnos a la cama. 
·        Intentar tener momentos de descanso y relax entre las actividades más estresantes del día a día. 
·        Buscar la manera de relajarnos antes de acostarnos, escuchando música tranquila por ejemplo. 
Un diagnóstico precoz es muy importante para evitar efectos secundarios y complicaciones del bruxismo, como el desgaste prematuro de los dientes. RC

No hay comentarios.:

Publicar un comentario