Que es
El bruxismo es un trastorno que
consiste en apretar y rechinar los dientes de forma involuntaria, tanto a lo
largo del día como durante el descanso nocturno, de manera regular, lo que
puede causar daños en las piezas dentales, además de otros trastornos como
dolor mandibular o de oídos, o cefaleas frecuentes. A las personas que lo
padecen se los denomina bruxómanos.
Por la noche, durante el sueño, el
problema es más grave, ya que el paciente no es consciente de su acción y, por
lo tanto, es todavía más difícil de controlar. Este tipo de bruxismo se
considera una de las alteraciones del sueño o parasomnia.
Sin embargo, incluso estando
despiertas muchas personas tampoco se dan cuenta de que lo están haciendo, y
son los que les rodean los que lo advierten.
Se desconoce la causa por la que
se produce este apretar y rechinar de dientes, pero se considera que el estrés
puede ser el responsable del trastorno en un gran número de casos. Una
mordedura anormal o una dentadura torcida también pueden provocarlo.
Generalmente el bruxismo no se
asocia a ningún trastorno determinado, pero en otras ocasiones puede deberse a
problemas neurológicos, odontológicos, psiquiátricos o a consumo de
drogas.
Aunque no se conoce exactamente su
prevalencia, se sabe que este problema es más frecuente con el paso de los
años, siendo poco habitual en niños pequeños menores de 6 años. A partir de la
adolescencia, se estima que en torno al 20% pueden presentar algún tipo de
bruxismo, siendo una cifra muy variable según las poblaciones estudiadas.
Además son datos, en el caso del bruxismo nocturno, que no aporta la persona
afectada sino el acompañante en el descanso nocturno.
Causas
Se barajan distintos factores como
posibles inductores de la aparición del bruxismo. Primero cabe diferenciar
aquellos casos idiopáticos o sin causa aparente, es decir, primarios, ya sean
durante el día o durante el sueño. Y por otro lado aquellos casos de bruxismo
secundario, o consecuencia de otros trastornos.
Así tenemos que estas son algunas de las causas del bruxismo:
Alteraciones de la oclusión
mandibular: a medida que se desarrolla
en el niño la osificación y crecimiento de la mandíbula, pueden generarse
trastornos de la oclusión de la boca que directa o indirectamente acaben por
generar un trastorno de rechinamiento de dientes posteriormente. También las
piezas dentarias de distintas formas pueden generar un apretamiento dentario
inconsciente.
Trastornos neurológicos: se atribuyen a este grupo algunos casos de bruxismo nocturno, donde
pueden presentarse alteraciones de algunos neurotransmisores cerebrales, ya sea
en sus receptores a nivel de las neuronas, o a nivel de las conexiones entre
éstas.
Es en este caso en el que se puede
considerar un verdadero trastorno del sueño o parasomnia. En algunos individuos
se asocia a sonambulismo, microdespertares, apnea del sueño y otros problemas
relacionados con el descanso nocturno.
Trastornos psicológicos o
emocionales: muy frecuentemente se
considera un trasfondo de estrés o ansiedad asociado a este particular rechinar
de dientes.
Factores genéticos: puede ser que existan miembros de una misma familia con este
problema, hasta en un 50% de los casos.
Síntomas
Al apretar los dientes, sobre todo
si se hace con fuerza y durante bastante tiempo, se ejerce una importante
presión sobre los músculos y otros tejidos y estructuras que rodean la
mandíbula.
Entre los síntomas que puede experimentar la persona con bruxismo destacan:
Entre los síntomas que puede experimentar la persona con bruxismo destacan:
Principales síntomas del bruxismo
·
Estrés y Ansiedad.
·
Ruidos articulares (que pueden
llegar a ser bastante intensos, e incluso molestar al compañero de cama).
·
Dolor de oído (debido a la
afectación de la articulación temporomandibular).
·
Dolor de cabeza.
·
Dolor o inflamación de la
mandíbula.
·
Desgaste acelerado y prematuro de
los dientes.
·
Pérdida de esmalte dental.
·
Trastornos del sueño.
·
Uno de los síntomas más comunes
del bruxismo es la excesiva sensibilidad dental al cepillado o a los alimentos
calientes o fríos, debido a que la pérdida de esmalte deja expuesta la dentina
a los estímulos mecánicos o térmicos.
·
Dolor facial.
·
Fracturas dentales.
·
Rigidez muscular.
·
Hipertrofia de los músculos
maseteros (que son los que se encargan de la masticación).
Diagnóstico
El paciente puede desconocer que
sufre bruxismo, y normalmente lo descubre en una revisión dental rutinaria (a
veces acude al dentista porque comienza a sentir un dolor agudo en la cara o el
cuello), o porque alguna persona de su entorno (especialmente si duerme
acompañado) capta el ruido que produce al rechinar los dientes y le advierte.
La exploración clínica y un estudio radiográfico confirmarán el diagnóstico de
bruxismo.
Así, se considera que la primera
sospecha la puede establecer el odontólogo al revisar los signos
característicos de desgaste de la dentadura y la hipertrofia de los músculos
maseteros, situados a ambos lados de la mandíbula y que son los encargados de
apretar la dentadura.
Deben quedar excluidas otras
patologías que pudieran generar un desgaste dentario similar. O también, el uso
de férulas de descarga puede poner de manifiesto determinados signos
característicos, una vez revisada tras su uso durante un período de
tiempo.
Por otro lado, los criterios
clínicos han sido expuestos dentro de los síntomas, pero cabe recordar que el
dolor en la masticación, el rechinar de dientes referido por alguna persona que
convive con el afectado y las cefaleas matutinas suelen ser el hilo conductor
que hace pensar al paciente o al especialista que se trata de bruxismo.
En casos muy concretos se puede
recurrir a algún método diagnóstico algo más complejo y que se realiza en
centros médicos. Por un lado, la realización de un electromiograma de la
musculatura masticadora puede demostrar tanto la intensidad como la frecuencia
de eventos bruxistas durante el día y la noche. En los últimos años se han
desarrollado incluso dispositivos portátiles para realizar estas mediciones en
el ámbito domiciliario, aunque con un coste elevado.
Finalmente, debe quedar reflejado
que la prueba de máxima garantía para el diagnóstico del bruxismo es la
polisomnografía, es decir, un registro combinado con audio y video de las fases
del sueño, de la actividad eléctrica cerebral, actividad muscular de la cara y
de los ojos, etcétera, que se realiza en el medio hospitalario y, por este
motivo, queda relegada a determinados casos muy concretos.
Tratamiento
El tratamiento del bruxismo tiene
por objeto disminuir el dolor y tratar de evitar que se produzca un daño dental
irreversible.
Algunas medidas que puede tomar el paciente para paliar los síntomas
son:
·
Aprender técnicas de relajación
que le ayuden a reducir el estrés y la ansiedad.
·
Realizar ejercicios de
estiramiento indicados por un fisioterapeuta para facilitar la recuperación del
equilibrio muscular y articular de ambos lados de la cabeza.
·
Esforzarse por relajar los
músculos faciales y las mandíbulas durante el día, para intentar convertir esta
acción en un hábito.
·
Combatir el insomnio instaurando
unos buenos hábitos de higiene del sueño.
·
Masajear los músculos de cara,
cuello y hombros para reducir la sensación dolorosa.
·
Evitar aquellos alimentos que
resulten duros o de difícil masticación e hidratarse adecuadamente.
·
Aplicar calor húmedo.
Para evitar o frenar el daño que
se produce en los dientes y disminuir la sobrecarga muscular causada por el
bruxismo, se utiliza un dispositivo conocido como férula de descarga, que
cumple la misión de proteger la dentadura de la presión que ejerce el paciente
cuando los aprieta y rechina.
La férula está hecha de resina, es
rígida, y puede estar diseñada, además, de forma que contribuya a mantener la
mandíbula en una posición más relajada. Aunque la férula se suele colocar por
la noche antes de dormir, se debe llevar también durante el día en caso de que
sea necesario. El problema es que la férula no suprime el hábito del paciente
de apretar los dientes y, al retirarla, vuelven las molestias.
En ocasiones, en algunos pacientes
con bruxismo es necesario realizar un tratamiento de ortodoncia para corregir
los huesos y los dientes que están mal colocados.
Lo ideal sería conseguir que la
persona abandone el hábito. En algunos casos, el problema remite de manera
espontánea pero, en aquellos que no es así, se hace imprescindible el uso
continuado de la férula para minimizar los daños.
Cuando los dientes se aprietan
solo durante el día, es más fácil modificar el comportamiento del paciente
pero, si el bruxismo es nocturno, resultará mucho más difícil de combatir. Se
han probado métodos como la biorretroalimentación o la autohipnosis, con
resultados diversos según la severidad del trastorno y la personalidad del
paciente.
Prevención
Al tratarse este trastorno de un
hábito involuntario, es difícil establecer medidas que ayuden a prevenir la
aparición de bruxismo, excepto evitar la única causa conocida, es decir, el
estrés.
Un alto nivel de estrés o ansiedad
durante el día puede desencadenar episodios de bruxismo durante la noche (e
incluso durante el día). Por lo tanto, si el periodo de estrés se prolonga, hay
que tomar medidas para disminuir o eliminar el problema antes de que provoque
otros trastornos.
Algunas opciones para intentar prevenir el bruxismo (al menos el
nocturno) son:
·
Practicar algunos deportes que nos
ayuden a liberar ese estrés y dormir más profundamente.
·
Evitar el consumo de café y otros
excitantes horas previas a irnos a la cama.
·
Intentar tener momentos de
descanso y relax entre las actividades más estresantes del día a día.
·
Buscar la manera de relajarnos
antes de acostarnos, escuchando música tranquila por ejemplo.
Un diagnóstico precoz es muy
importante para evitar efectos secundarios y complicaciones del bruxismo, como
el desgaste prematuro de los dientes. RC
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