Los casos de sarampión están
aumentando en todo el mundo, especialmente en América Latina y Europa. Y una de
las causas, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) es la reticencia de algunos padres en vacunar a sus hijos. De acuerdo con
este documento, en 2017 se registraron oficialmente cerca de 173.000 casos de
sarampión, un salto de más de 30 por ciento frente a los niveles del año
previo, ha señalado el organismo, que ha detallado que el número real de casos
el año pasado se estima en 6,7 millones.
«La reaparición del sarampión nos
preocupa mucho sobre todo porque también está ocurriendo en países que habían
eliminado o estaban cerca de eliminar esta enfermedad», señaló el director de
Inmunización y Vacunas de la OMS, Martin Friede, en una rueda de prensa en
Ginebra.
Así, ha detallado que unas 110.000
personas murieron el año pasado, en su mayoría niños, a causa de esta
enfermedad, que se puede prevenir a través de la vacunación.
«Más preocupante que este
incremento en la cifra de casos es que vemos una transmisión sostenida de
sarampión en países en los que durante muchos años no habían registrado
contagio», afirmó Friede. «Esto sugiere que en realidad estamos teniendo un
retroceso en ciertos casos».
Alemania, Rusia y Venezuela
tuvieron grandes brotes de sarampión el año pasado, lo que llevó a que se les
retire su certificación de haber interrumpido el contagio. Países como
Alemania, donde hay grupos que se niegan a vacunar a los niños por la
desconfianza que hace varios años comenzaron a crear supuestos expertos que
asociaban la vacuna contra el sarampión con supuestos efectos secundarios
graves, están experimentando un rebote de esta enfermedad.
Según la OMS, lo que ha ocurrido
es que en algunos países europeos las tasas de vacunación de esta enfermedad
han descendido por debajo del porcentaje recomendado del 95% de la población
por razones diversas que van desde la falta de suministros en vacunas, caso de
Ucrania, a problemas administrativos relacionados con la prescripción y
administración de la vacuna.
«Cada una de las personas no
vacunadas permanecen vulnerables donde quiera que se encuentren y, por este
motivo, todos los países deben seguir trabajando para amplificar las campañas
de vacunación y terminar con los sectores de población no inmunizados»,
denuncian.
La OMS afirma que el mundo está en
un momento en que si la cobertura de vacunación contra el sarampión no vuelve a
ampliarse y se estabiliza en al menos un 95 % se pueden perder décadas de
progreso. El sarampión es una enfermedad totalmente prevenible y con dos dosis
de una vacuna se le puede descartar de por vida.
Es altamente contagiosa y puede
afectar a adultos tanto como a niños, entre los que la muerte es rara, pero no
así complicaciones que puede llegar a la encefalitis, neumonía, infección de
los oídos y pérdida permanente de la visión.
«Mirando las cifras de 2018
estamos viendo un alza que parece ser sostenida y nos preocupa que lo que
comenzó como una subida se convierta en una tendencia», alertó Friede.
Los datos hablan por sí solos: en
los primeros 6 meses de 2018, más de 41.000 niños y adultos han padecido el
sarampión en Europa, número que excede a los casos registrados en cualquiera de
los años completos de la última década. Además, al menos 37 personas han
fallecido por el sarampión en el primer semestre de 2018. En 7 países se han
registrado más de 1.000 casos: Francia, Grecia, Georgia, Italia, Rusia, Serbia
y Ucrania (este último con más de 23.000 casos). BP
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