Obispo, 26
de Junio
Martirologio Romano: En Belley, Saboya, hoy en día
Francia, san Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los
edificios destruidos por una gran nevada. Elegido prior, convocó el capítulo
general, y designado obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida
en la corrección de los clérigos y en la reforma de las costumbres (1178).
San Antelmo. Obispo de Belley. Fueron sus padres,
los nobles señores de Chignin, en cuyo castillo feudal de Saboya nace
posiblemente en el año 1107. Dedicado al servicio eclesiástico, fue Dignidad de
los cabildos de Grenoble y de Belley, con grandes rentas y posesiones.
Disgustado del mundo, ingresó y profesó en la Gran
Cartuja, en 1136. Tres años más tarde es elegido prior, por su fidelidad a las
Reglas y su vida santificada. El papa Alejandro II le consagró obispo de Belley
el 8 nov. 1163.
San Antelmo fue un gran reformador, corrigió los
abusos existentes tanto entre los clérigos como entre los laicos. Extendió su
obra más allá de los asuntos eclesiásticos y reconstruyó el monasterio de
Grande Chartreuse después de que gran parte de éste fuese destruido por una
avalancha. Además de restaurar los edificios, renovó las tierras de cultivo y
suministró agua fresca a través de un sistema de acueductos. Fue padre de los
pobres y necesitados. Murió santamente en Belley el 26 jun. 1178.
Ante la multitud de los milagros que se obraban en
su tumba, la voz del Pueblo, norma entonces para las canonizaciones, le elevó a
los altares. La Sede Apostólica nada ha opuesto en contra; después de repetidos
expurgos, su nombre sigue figurando en el Martirologio. El hecho capital de su
vida reside en haber presidido, en 1142, un Capítulo General de la Orden, donde
todos los c. se unieron, quedando entonces realmente constituida la Orden
Cartujana, quien le considera su primer general.
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