Es muy fácil confundir la depresión con tristeza, pues son sentimientos
parecidos pero no son lo mismo y es importante identificarlo. Por eso te
platicaré de la primera vez que me
deprimí y pensé que era simplemente tristeza.
Cuántos de nosotros no nos hemos sentido muy
tristes alguna vez en nuestra vida. Desde lo que parece lo más insignificante
como un regaño de mamá cuando somos niños, o la primera ruptura amorosa, hasta
lo más doloroso como la pérdida de algún familiar o personas cercana a
nosotros.
Yo me había sentido triste muchas veces, y
regularmente por situaciones como rupturas amorosas, regaños de pequeña o
problemas de autoestima, pero nunca por la pérdida de un familiar.
Mi abuelo era una de las personas más importantes
en mi vida, era como un segundo padre y después de algunos años de estar
enfermo falleció. A pesar de saber que él ya estaba grande y podía fallecer en
cualquier momento nadie te prepara para la muerte de un ser querido, bueno, al
menos a mí nadie me había preparado.
Al principio la tristeza me invadió tanto que lloraba en todos lados, al despertar
en la cama, en el coche, hasta en la ducha, y no podía dejar de hacerlo. Creí
que en ese momento era normal, pues después de unos meses me di cuenta que no
solamente era tristeza; estaba deprimida.
Fue entonces cuando comencé a notar que bajaba de
peso, y es que mi apetito cambió y estaba haciendo solamente dos comidas al
día. Después me di cuenta que ya me costaba mucho trabajo dormir, tenía
insomnio todas las noche y si lograba dormir lo hacía solo por un par de horas.
Lo peor de todo fue que comencé a enfermarme, pues mis defensas bajaron
bastante. Y finalmente las ganas por hacer las cosas que me gustaban y siempre
disfrutaba desaparecieron, fue en ese momento cuando me di cuenta que algo no
estaba bien. Decidí ir con un terapeuta y ponerle solución a esto. El terapeuta
me mencionó que se acuerdo con datos de la OMS, para el 2020 la depresión será la causa número uno de incapacidad
a nivel mundial, y tiene todo el sentido, pues cuando yo acudí mi primer
terapia de verdad no tenía ganas de hacer nada.
Conforme avanzamos en la terapia me fui sintiendo
mejor y después de un par de meses ya había superado la muerte de mi abuelo y fui
retomando mi vida normalmente. Por eso es muy importante identificar si se
tiene depresión. IS
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