Tras el apagón general del domingo 16 de junio, la
dependencia a la tecnología quedó nuevamente en evidencia y la necesidad de la
electricidad para acceder a ella despertó la ansiedad de más de uno. Un
excelente momento para saber si tenemos una relación sana o enferma con la
tecnología. Para eso, el Centro de Estudios Especializado en Trastornos de
Ansiedad (CEETA) emitió un informe al respecto.
El 16-6 en nuestro país, se pudo ver a personas
desesperadas en auto buscando dónde cargar su celular, otras que repetían ‘no sé
lo que pasa afuera’, algunos cargaban desde sus automóviles, otros desesperados
por sus cargadores portátiles y la falta de previsibilidad al dejar cargados
los mismos. Los más alterados, porque se sabía que había afectado a todo el
país y a países limítrofes, y las noticias no eran claras respecto a cuándo
volvería el suministro y algunos aventuraba 4 horas de carga en los celulares,
además de la falta de WiFi o señal en más de un lugar. Todo este panorama
‘apocalíptico’ para muchos despertó no sólo un miedo irracional a quedarse sin
el teléfono celular sino a desconectarse totalmente de la tecnología, redes
sociales, mail, noticias on line, whatsapp, etc...
Si bien se trata de una adicción relativamente
nueva: la adicción a la tecnología se intensificó y quedó en evidencia en más
de uno tras quedar todo el país sin luz. Y no fue tan grave porque se dio un
domingo, y muy temprano, algunos ni se enteraron del apagón o lo sufrieron
pocas horas. Sin embargo, muchos lo ‘sufrieron’ en demasía. Por eso es
importante aprender a relacionarnos sanamente con la tecnología, sobre todo
durante estas situaciones de crisis.
Esta adicción no se da solo en los adultos, sino
también en niños, adolescentes y jóvenes. El uso de la tecnología por parte de
los niños, niñas y jóvenes es un fenómeno que está lejos de cambiar. Por el
contrario, un informe de Unicef (2017) reveló que los jóvenes son la generación
más conectada y que los menores de 18 años representan 1 de cada 3 usuarios de
Internet en el mundo. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Los Andes,
niños, niñas y jóvenes pasan, en promedio, 6 horas al día frente a un
dispositivo electrónico.
Volviendo al concepto de adicción, según las OMS
(Organización Mundial de la Salud), una adicción es un estado de intoxicación
crónica y periódica originada por el consumo repetitivo de una droga, natural o
sintética y se caracteriza por: una compulsión a seguir consumiendo de
cualquier forma, tendencia a aumentar la dosis, genera dependencia física y
psíquica de los efectos y genera consecuencias perjudiciales para la propia
persona y la sociedad en general. Claramente en la adicción a la tecnología, no
hay sustancia tóxica, y por ello es clasificada en las adicciones psicológicas
o sin droga. Un dato curioso es que el uso alto o excesivo de Internet, está
clasificado en más de 11 horas semanales. ¿Cuántas horas estás conectado?
¿Puedes considerarlo una adicción?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala
que una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta vinculados con las
nuevas tecnologías. Ya en 2018 incluyó entre las adicciones, a la adicción a
los videojuegos. La OMS reconoció que la adicción a los videojuegos es un
desorden de salud mental e incluyó a esta problemática en la Clasificación Internacional
de Enfermedades (IDC, por sus siglas en inglés).
Es cada vez más notable como han aumentado las
aplicaciones (apps) para los
celulares, las tablets o notebook. Nos informamos, vemos el clima, el estado del tránsito, pedimos comida, tenemos la agenda de contactos, nos comunicamos con nuestra familia, amigos, trabajamos, todo a través de la tecnología y en muchos casos del celular. Tenemos apps para jugar, para viajar, para administrar las fianzas, para conseguir descuentos, para hacer las transacciones en el banco, para bajar de peso, para hacer ejercicio y la lista es interminable. Cuando todo esto desaparece o está en peligro de desaparición, nos alteramos.
celulares, las tablets o notebook. Nos informamos, vemos el clima, el estado del tránsito, pedimos comida, tenemos la agenda de contactos, nos comunicamos con nuestra familia, amigos, trabajamos, todo a través de la tecnología y en muchos casos del celular. Tenemos apps para jugar, para viajar, para administrar las fianzas, para conseguir descuentos, para hacer las transacciones en el banco, para bajar de peso, para hacer ejercicio y la lista es interminable. Cuando todo esto desaparece o está en peligro de desaparición, nos alteramos.
«El problema se nos plantea cuando la línea entre
'uso' y 'abuso' se torna delgada e imperceptible a tal punto que más que
soluciones nos trae serios problemas. Pareciera que cuanto más liberados nos
sentimos por poder llevarnos 'todo' (trabajo, juegos, contactos, redes
sociales, etc.) dentro de un pequeño teléfono, más esclavos y rehenes quedamos,
sujetos a su uso. El uso de las mismas llegan a suponer hasta un 86% del tiempo
de ocupación», indica la Lic. María Cecila Palozzo, del staff del Centro de Estudios Especializados en
Trastornos de Ansiedad (CEETA), quien tiene su sede central en Pilar
(Buenos Aires).
«Desde hace unos años existe un diagnóstico popular
llamado FOMO (fear of missing out) o temor a quedar desconectado o fuera de
circulación en las redes sociales, que suele afectar más a prepúberes y a
mujeres. Se asocia con trastornos de ansiedad generalizada y fobia social
-explica la Lic. Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA-. Los
adolescentes todavía no tienen una identidad formada, sino una identidad de
grupo. Son en la medida en que pertenecen a un grupo como Facebook, Twitter,
Instagram, Whatsapp y tantos otros. A las mujeres también las afecta porque son
multitasking, tienen muchos roles: laboral, familiar, social, académico».
«Es importante aprender a utilizar la tecnología correctamente
para que sea ella quien esté a nuestro servicio y no al revés. Un buen comienzo
es conocer cuáles son los síntomas típicos de un uso compulsivo, cuando se
trata de una adicción, y cuáles podrían ser sus consecuencias. Es importante
destacar que no todas las personas son susceptibles de generar una adicción, ya
que para ello implican una serie de factores, entre los cuales se destaca una
predisposición o vulnerabilidad», asegura la Lic. Palozzo.
Por su parte, la Lic. Marina Dolgopol, del staff del
CEETA y especializada en la adicción a la tecnología, indica que «el uso de la
tecnología es un gran tema, es importante detectar si se convierte en adicción
o no porque trae dificultades en el rendimiento laboral, problemas físicos,
contracturas musculares, problemas de concentración, dificultades en el sueño,
problemas para regular la ansiedad, sensación de seguridad de muchísimas
personas y de extrema inseguridad cuando no están conectados incluso hasta
llegar a tener compartimientos de ira».
La Lic. Dolgopol, desde España, empezó a tomar
contacto con este tema desde hace más de 6 años. «Con el apagón vivimos una
gran desconexión afuera y una gran conexión adentro. Actualmente la tecnología
se ha convertido en una herramienta que nos da una pseudo seguridad ya que es
una seguridad que nos permite estar conectados con los demás pero también es
una seguridad psicológica de alguna manera, porque no es una seguridad absoluta,
dijo.
Lo que suele suceder en el abuso de la tecnología
es que esto se vea traducido en una cantidad de sensaciones desagradables y
síntomas que enumeramos a continuación:
* Cuando la ansiedad comienza a ser marcada,
definida, persistente, generando una necesidad urgente por tener que
re-chequear, el celular o la tablet, una y otra vez en cortos periodos de
tiempo, o utilizar una determinada app, como ser un juego.
* Cuando sentimos que el uso del smartphone o la
tablet, regla el funcionamiento de nuestra vida a tal punto de traernos
problemas a nivel laboral, socio afectivos como también sobre nuestra salud.
Por ejemplo restar horas al descanso sobretodo de noche por estar conectados,
no realizar actividad física por pensar que 'no tenemos tiempo' para ello, etc.
* Al sentir malestar intenso, angustia e
irritabilidad si no se logra conectar o acceder a la app deseada o se corta la
conexión.
* Problemas de salud como irritabilidad en los ojos,
problemas asociados a la mala postura como contracturas severas, dolor de
espalda, dolor de cabeza.
La Lic María Cecila Palozzo recomienda: «tratar de
limitar el uso de los smartphones o tablets, prolongando el tiempo entre los
chequeos de los mismos, incluir una rutina de actividad física, proponernos
apagar los mismos a un horario determinado antes de irnos a dormir, son simples
actitudes que podemos empezar a cambiar para disponer mejor de la tecnología
que tan importante es en nuestra vida».
Las mujeres
y los adolescentes suelen ser más propensos a padecerla.
«A los adolescentes porque están fuera del contacto
con sus redes sociales y también porque quedan fuera del alcance de sus padres,
a quien tienen como forma de protección a través del celular»", asegura la
Lic. Martínez Castro.
«Y en las mujeres, por los múltiples roles
(laboral, académico, familiar, coordinación del hogar, etc) y por cuestiones
biológicas que afectan directamente lo hormonal y aumenta la necesidad de
control para evitar futuros eventos negativos», agrega.
Los adultos significativos en la vida de los niños
ejercen una influencia importantísima a través de su comportamiento llevando a
situaciones tales como no poder dejarlo incluso en los momentos de reunión
familiar como puede ser compartir una cena o reunión.
«Lo que más nos angustia es el chequeo y el rechequeo continuo, porque la noticia que lees ahora en dos minutos ya no es noticia. La tecnología es absolutamente necesaria, pero es importante tener una relación saludable con ella», amplía la Lic. Dongopol.
«Lo que más nos angustia es el chequeo y el rechequeo continuo, porque la noticia que lees ahora en dos minutos ya no es noticia. La tecnología es absolutamente necesaria, pero es importante tener una relación saludable con ella», amplía la Lic. Dongopol.
El
tratamiento
«Cuando afecta la vida cotidiana, cuando se dan
síntomas físicos y psíquicos hay que consulta inmediatamente a un especialista
porque estos trastornos de ansiedad van evolucionando con el tiempo y no se
pueden resolver de otra forma que no sea con un tratamiento adecuado, como la
terapia cognitivo-conductual», indica la especialista en trastornos de
ansiedad.
En el caso de los chicos, «es importante que los
padres les pongan límites a los chicos y que los incentiven a través de otros
recursos para que, movilizados por el aburrimiento, utilicen más su
creatividad», dice Martínez Castro.
«A través de nuestras técnicas de psicoterapia
cognitiva conductual, recomendamos empezar por apagar los dispositivos por
períodos cortos, que con el tiempo se van extendiendo, hasta convertirse en
momentos específicos, los de conexión», cuenta Martínez Castro desde el CEETA.
Según los especialistas la clave es aprender a
controlarse, desprenderse de la tecnología de forma gradual, afrontar de forma
aislada las sensaciones y pensamientos negativos derivados de este padecimiento
como pueden ser las crisis de pánico. Para prevenir este problema, se
recomienda a los padres evitar que los hijos tengan conexión a la red desde su
habitación y establecer unos horarios para un uso correcto de las tecnologías.
Hay que separar momentos. La noche es para dormir
y, por lo tanto, el móvil debe de estar apagado; del mismo modo, que la cena es
para comer y no para estar con el móvil.
Si ya has detectado que pudieras tener algunos de
estos síntomas, lo mejor es que asistas a un psicólogo para atajar el problema
lo antes posible. BP
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