Presbítero,
23 de Junio
Martirologio Romano: En el eremo de Valmanente, del Piceno, en
Italia, beato Pedro Jacobo de Pésaro, presbítero de la Orden de Ermitaños de
San Agustín († c.1496).
Fecha de beatificación: El papa Pío IX confirmó su culto en 1848.
Nació en Pésaro, en el probable seno de la familia
Gaspari. Siendo jovencísimo ingresó en el convento de los agustinos de San
Nicolás de su ciudad; los cuales le infundieron el elemento carismático que le
caracterizó: estudio como vía de sabiduría, de virtud y al ministerio
apostólico. Terminado el noviciado,
el joven emitió su profesión y fue encaminado hacia los estudios necesarios
para ser presbítero y a la carrera académica según el rígido programa prescrito
por la Orden agustina. Después de la ordenación sacerdotal, fue insertado en la
vida conventual con el fin de proseguir los estudios y de guiar a los jóvenes
estudiantes de la Orden. En el 1472 fue Maestro de estudiantes en Perugia. En
el 1473 fue enviado a enseñar en el Estudio agustino de Florencia. En el 1482
nos lo encontramos, ya con el título de Maestro en Sacra Teología en Rímini con
el nombramiento de Regente del Estudio. Participó en dos Capítulos generales:
en 1482 en Perugia y en 1486 en Siena. Su
vida terminó, no por los muchos años, probablemente, por la fatiga y la
penitencia. Al final de su existencia, siempre con la estima de sus superiores
y cohermanos, renunció a todo cargo, incluso prestigioso, y prefirió dedicarse
a la vida ascética y a la contemplación en el eremo de Valmanente, famoso por
la santidad de san Nicolás de Tolentino, el cual tuvo en ese lugar su célebre
visión del Purgatorio.
Otras noticias, que nos han aportado los
hagiógrafos -como su nombramiento como comisario generalicio por un litigio
entre los conventos de Pergola y Corinaldo, su elección como prior provincial
de la provincia picena y el encargo de prior en el célebre convento y Estudio
de San Giacomo Maggiore en Boloña- pero habría que verificarlo, porque podría
referirse a un homónimo Pedro Jacobo de Pésaro, contemporáneo a él. Lo cierto es que nuestro beato se dio a conocer por
algunas características inconfundibles: la santidad de vida, el amor por el
estudio, el empeño en la evangelización y la formación espiritual y cultural de
los jóvenes agustinos, la búsqueda de la soledad, ascesis, oración y
penitencia, todo elementos que las Constituciones de aquel tiempo -eran las
mismas que prepararon los beatos Clemente de Ósimo y Agustín Tarano para el
Capítulo de Ratisbona del 1290- presentaban como puntos fuertes de la Orden
agustina, recién estructurada.
Murió con no más de 50 años en Valmanente, donde
sus reliquias se veneran en la iglesia agustina.
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