Los cánceres de la sangre
son lo que ahora se llaman más comúnmente enfermedades oncohematológicas. Entre
las más frecuentes, se encuentran las leucemias, que afectan a 3000 argentinos por año. La leucemia
mieloide aguda es la más común (36% de los casos), la linfocítica crónica
representa el 30% de los casos. La mieloide crónica, un 11,5% y la
linfoblástica aguda es la más frecuente en menores de 8 años (11% del total)
En este contexto, la leucemia mieloide aguda (LMA)
representa más de 3 de cada 10 casos de leucemia y su abordaje es complejo, porque avanza rápidamente, no hay
muchas opciones de tratamiento efectivas y se da en general en adultos mayores,
cuyo estado de salud general puede verse deteriorado por otras enfermedades
coexistentes.
En el marco del 25° Congreso de la Sociedad Europea
de Hematología, en donde se presentaron las novedades en forma virtual, la
Asociación Leucemia Mieloide Argentina (ALMA) hizo hincapié en resultados
favorables que se dieron a conocer para el manejo de esta leucemia en pacientes
que no pueden recibir quimioterapia, que es el tratamiento estándar. El uso combinado de dos
drogas, que están aprobadas y disponibles en Argentina, demostró reducir el riesgo de muerte un
34% e incrementar la sobrevida un 50% más que si solo se usa una de ellas (14,7
meses contra versus 9.6). Usándolas juntas, mejoran las tasas de remisión
completa y los pacientes viven más.
“Hasta ahora,
las grandes revoluciones terapéuticas se dieron en las leucemias crónicas, pero
la leucemia mieloide aguda es todavía un verdadero desafío para los médicos y
son pacientes sumamente delicados, por lo que éste es un avance muy
significativo y consideramos que es un paso adelante hacia el control sostenido
de esta condición”, sostuvo Fernando Piotrowski, director ejecutivo de la
Asociación ALMA.
“Congresos internacionales como el de la Sociedad
Europea de Hematología (EHA25) son oportunidades para actualizarnos de lo más
relevante y nuevo que está aconteciendo en nuestra disciplina en diferentes
partes del mundo. Puntualmente, estos avances en leucemia mieloide aguda han
sido una de las sesiones más relevantes del evento y quienes tratamos personas
con LMA somos conscientes de la necesidad
de seguir investigando y avanzando para ofrecer más y mejores respuestas”,
explicó María Marta Rivas, médica hematóloga, integrante del Servicio de
Hematología del Hospital Universitario Austral.
“En ALMA, nos preocupamos por las personas con
leucemia, nos ponemos a su disposición para brindarles información,
asesoramiento, contención y lo hacemos desde el lugar de pacientes que salen al
encuentro de otros pacientes. Eso hace que nos interese también estar
actualizados acerca de todo lo que pueda impactar beneficiosamente en los
pacientes”, sostuvo Piotrowski.
Se llega al diagnóstico
de esta enfermedad porque el individuo acude a la guardia médica con fiebre
alta, dolores corporales, fatiga o hematomas sin causa aparente, entre otros
signos y síntomas. Tras la realización de un hemograma, se ven
rápidamente niveles desproporcionadamente elevados de glóbulos blancos, lo que
sugiere la presencia de una leucemia y con estudios más complejos se determina
el tipo de enfermedad. También se realizarán estudios moleculares para
tipificarla en detalle y determinar el pronóstico y el mejor esquema
terapéutico a seguir.
El tratamiento de la LMA
debe comenzar cuanto antes, sin dudas
dentro de la primera semana, porque avanza y puede desestabilizar la salud
general del paciente en poco tiempo, si no se empieza a combatir rápidamente las células enfermas. En
la mayoría de los casos, se indican esquemas intensivos de quimioterapia, que
buscan eliminar las células enfermas y lograr una remisión completa, que luego
se intenta consolidar con otro esquema intensivo de quimioterapia.
“Hay pacientes que no podrán tolerar esas sesiones
intensas de quimioterapia por su edad muy avanzada, por encontrarse demasiado
frágiles o por tener otras comorbilidades. Hasta hoy contaban con escasas
opciones de tratamiento. Por eso es muy auspicioso que haya más evidencia de
mejores resultados con nuevas alternativas terapéuticas para este grupo de
pacientes”, agregó Rivas.
Ésta es una de las
enfermedades oncohematológicas más difíciles de tratar. A
pesar de que ha habido avances terapéuticos, los índices de sobrevida a 5 años
son significativamente inferiores a los que se obtienen en el manejo de otras
leucemias. Un pequeño grupo de pacientes será elegible para trasplante de
médula ósea, pero tienen que darse algunas circunstancias como encontrarse en
buen estado general de salud y hallar un donante histocompatible (un hermano/a,
aunque no siempre son compatibles- o alguien inscripto en los bancos de
donantes de médula ósea).
Rivas aclaró que, en este contexto desafiante,
“haber comprendido la heterogeneidad de la LMA, a partir del hallazgo de
diferentes alteraciones moleculares que pueden desencadenarla, permitió
investigar y desarrollar diversas opciones de tratamiento que actúan a ese
nivel y obtienen buenos resultados con menores efectos adversos que la
quimioterapia tradicional”.
Por otro lado, Fernando Piotrowski remarcó
que esperan que los prestadores de
salud incorporen ésta y otras opciones terapéuticas, de manera que esté
garantizado el acceso de los pacientes a la innovación que les puede salvar la
vida. De nada sirve que se avance enormemente en nuevos tratamientos si
después los que los necesitan no los reciben”.
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