Eremita, 26 de
Julio
Elogio:
En el monasterio de San Benito, junto al
río Po, en el territorio de Mantua, san Simeón, monje y ermitaño.
Según
se dice, san Simeón era armenio. El año 982, hizo una peregrinación a Jerusalén
y, después, se trasladó a Roma. Ahí fue acusado de herejía, pero el papa
Benedicto VII, que mandó examinar su doctrina, le declaró ortodoxo. El santo
viajó algún tiempo por Italia, hizo peregrinaciones a los santuarios de
Santiago de Compostela y San Martín de Tours y retornó a Lombardía. Para
entonces, ya era muy famoso por su caridad y sus milagros. Los habitantes de
Mantua quedaron admirados al ver a san Simeón jugando tranquilamente con el
león de un circo. El santo ingresó finalmente en el monasterio benedictino de
Padilirone, de la reforma cluniacense, en el que pasó el resto de su vida. Los
milagros que se atribuían a san Simeón llamaron la atención de la Santa Sede, y
el Papa Benedicto VIII aprobó oficialmente su culto.
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