Es la principal causa de demencia
en todo el mundo. La enfermedad de Alzheimer, descrita por primera vez por el
neurólogo alemán Alois Alzheimer, es una enfermedad física que afecta el
cerebro. En la Argentina, se estima que 1 de cada 8 adultos mayores de 65 años
la padecen, y la cifra alcanza a más de 500 mil personas que lo sufren en
total.
El 21 de septiembre se celebra
el Día Mundial del Alzheimer,
fecha que fue elegida en 1994 por la OMS y la Federación Internacional de
Alzheimer (ADI) para concienciar y ayudar a prevenir esta enfermedad mental.
La enfermedad de Alzheimer es la
principal causa de demencia y abarca entre el 60 y el 70% de los casos a nivel
mundial, según datos de la OMS. La demencia comprende problemas de memoria,
lenguaje, atención o razonamiento, que por su severidad impiden que una persona
realice sus actividades cotidianas en forma independiente. En este contexto, la
demencia no está necesariamente acompañada de síntomas conductuales o anímicos,
aunque estos pueden estar presentes.
De acuerdo al Instituto de
Neurología Cognitiva (INECO), es una enfermedad progresiva, lo que significa
que gradualmente se dañarán mayores partes del cerebro. A medida que esto
ocurre los síntomas comienzan a ser más severos. Y aunque existen síntomas
comunes de la enfermedad de Alzheimer, es importante recordar que cada persona
es única. Las personas experimentarán la enfermedad en su propia forma
individual.
¿Cuáles son los síntomas
iniciales más frecuentes?
·
Cambios en la memoria
·
Dificultad para realizar tareas
habituales
·
Desorientación en tiempo y lugar
·
Colocar objetos fuera de su lugar
habitual
·
Cambios en la personalidad y en el
humor
A medida
que la enfermedad progresa ellos pueden:
·
Volverse confusos y olvidar
frecuentemente los nombres de personas, lugares, citas y hechos recientes.
·
Experimentar cambios de humor.
Pueden sentirse tristes o enojados, asustados o frustrados por su aumento en la
pérdida de la memoria.
·
Volverse más introvertidos porque
perdieron la confianza o tienen problemas de comunicación.
A medida que la enfermedad
progresa las personas con Alzheimer necesitarán más apoyo de aquellos que
cuidan de ellos. Con el tiempo necesitarán ayuda en todas sus actividades
diarias.
La enfermedad que no
conoce de pandemia
De acuerdo a una investigación
realizada por investigadores de Fleni, durante el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), publicada en la
revista científica Frontiers in Psychiatry, que tuvo como eje principal el estudio de los síntomas conductuales de
adultos mayores con demencia. «Nuestro objetivo fue estudiar hasta qué punto la
cuarentena de COVID-19 había afectado los síntomas conductuales en sujetos con
demencia después de las primeras 8 semanas de cuarentena», explicó la Dra.
Gabriela Cohen, médica especialista en geriatría y medicina interna del Centro
de Memoria y Envejecimiento del Instituto Fleni.
La muestra del estudio se conformó
por cuidadores familiares de personas con Enfermedad de Alzheimer (EA) o
demencia que convivían en el mismo hogar. Se realizó mediante encuestas en las
cuales se indagó sobre tipo y entorno del lugar (hogar o institución de cuidado);
servicios de rehabilitación (física, ocupacional, cognitiva); cambios en la
medicación psicotrópica y en los síntomas conductuales de los pacientes antes y
durante la pandemia.
Entre los principales hallazgos,
el más significativo fue un empeoramiento de síntomas como ansiedad, trastornos
en el sueño, depresión y mayor uso de psicofármacos. Una posible explicación es
el cambio en el día a día que sufrieron los sujetos con demencia por la
cuarentena, previo al aislamiento, estrategias tales como tener grupos de
apoyo, concurrir a talleres de memoria o centros de día, mantener una rutina de
vida activa con actividades recreativas y hacer ejercicio físico eran una parte
fundamental del tratamiento. Con la cuarentena muchas de estas actividades se
vieron impedidas. Se observó
ansiedad, depresión e insomnio más frecuentemente en sujetos con demencia leve
(en comparación con aquellos más severos). En
relación al tipo y forma de uso de los servicios de rehabilitación se detectó
que la mayoría de los pacientes habían interrumpido dichas actividades. Además,
el uso de psicotrópicos y medicación en general se incrementó durante la
pandemia.
«En nuestro análisis llegamos a la
conclusión de que durante el ASPO por COVI-19, se produjo un deterioro de los
síntomas conductuales de las personas adultas mayores con demencia y/o
Alzheimer. Estimamos que esto se relaciona con una combinación de factores:
asilamiento social, falta de servicios de rehabilitación para pacientes
externos y mayor estrés de los cuidadores familiares», explicó el Dr. Ricardo
Allegri, neurocientífico, médico neurólogo y psiquiatra argentino, jefe del
Departamento de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría del
Instituto de Investigaciones Neurológicas Raúl Carrea (FLENI)y Presidente del
Comité Científico de Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer (ALMA).
Por esta razón, el equipo de
estudio indicó la necesidad de desarrollar un plan de acción que colabore en
reducir el estrés en los pacientes con demencia, para que puedan sobrellevar
esta situación.
¿Se puede prevenir un Alzheimer? De acuerdo a los especialistas, hay 4
pilares fundamentales para prevenirlo:
1) Seguir una dieta saludable con bajo contenido de grasas y alto
contenido de cereales, frutas, vegetales y pescado, asegurando una nutrición
equilibrada.
2) Realizar actividad física en forma regular (brinda múltiples beneficios
en la cognición, el ánimo y la salud en general).
3) Participar de actividades sociales, ya que implican la interacción
con otras personas, intercambio de ideas, oportunidades de ejercitar el
lenguaje, adaptación y empatía.
4) Estimulación cognitiva, ya sea individual o en forma de talleres
grupales, para estimular las funciones afectadas así como para generar
estrategias que compensen las dificultades en lo cotidiano (por ejemplo, al
aprender un idioma o desarrollar un nuevo hobby). BP
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