martes, 22 de septiembre de 2020

Alzheimer y COVID-19: cómo la cuarentena deterioró los síntomas…

Es la principal causa de demencia en todo el mundo. La enfermedad de Alzheimer, descrita por primera vez por el neurólogo alemán Alois Alzheimer, es una enfermedad física que afecta el cerebro. En la Argentina, se estima que 1 de cada 8 adultos mayores de 65 años la padecen, y la cifra alcanza a más de 500 mil personas que lo sufren en total.
El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, fecha que fue elegida en 1994 por la OMS y la Federación Internacional de Alzheimer (ADI) para concienciar y ayudar a prevenir esta enfermedad mental.
La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia y abarca entre el 60 y el 70% de los casos a nivel mundial, según datos de la OMS. La demencia comprende problemas de memoria, lenguaje, atención o razonamiento, que por su severidad impiden que una persona realice sus actividades cotidianas en forma independiente. En este contexto, la demencia no está necesariamente acompañada de síntomas conductuales o anímicos, aunque estos pueden estar presentes.
De acuerdo al Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), es una enfermedad progresiva, lo que significa que gradualmente se dañarán mayores partes del cerebro. A medida que esto ocurre los síntomas comienzan a ser más severos. Y aunque existen síntomas comunes de la enfermedad de Alzheimer, es importante recordar que cada persona es única. Las personas experimentarán la enfermedad en su propia forma individual.
¿Cuáles son los síntomas iniciales más frecuentes?

·        Cambios en la memoria

·        Dificultad para realizar tareas habituales

·        Desorientación en tiempo y lugar

·        Colocar objetos fuera de su lugar habitual

·        Cambios en la personalidad y en el humor

A medida que la enfermedad progresa ellos pueden:

·        Volverse confusos y olvidar frecuentemente los nombres de personas, lugares, citas y hechos recientes.

·        Experimentar cambios de humor. Pueden sentirse tristes o enojados, asustados o frustrados por su aumento en la pérdida de la memoria.

·        Volverse más introvertidos porque perdieron la confianza o tienen problemas de comunicación.

A medida que la enfermedad progresa las personas con Alzheimer necesitarán más apoyo de aquellos que cuidan de ellos. Con el tiempo necesitarán ayuda en todas sus actividades diarias.
La enfermedad que no conoce de pandemia
De acuerdo a una investigación realizada por investigadores de Fleni, durante el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), publicada en la revista científica Frontiers in Psychiatry, que tuvo como eje principal el estudio de los síntomas conductuales de adultos mayores con demencia. «Nuestro objetivo fue estudiar hasta qué punto la cuarentena de COVID-19 había afectado los síntomas conductuales en sujetos con demencia después de las primeras 8 semanas de cuarentena», explicó la Dra. Gabriela Cohen, médica especialista en geriatría y medicina interna del Centro de Memoria y Envejecimiento del Instituto Fleni.
La muestra del estudio se conformó por cuidadores familiares de personas con Enfermedad de Alzheimer (EA) o demencia que convivían en el mismo hogar. Se realizó mediante encuestas en las cuales se indagó sobre tipo y entorno del lugar (hogar o institución de cuidado); servicios de rehabilitación (física, ocupacional, cognitiva); cambios en la medicación psicotrópica y en los síntomas conductuales de los pacientes antes y durante la pandemia.
Entre los principales hallazgos, el más significativo fue un empeoramiento de síntomas como ansiedad, trastornos en el sueño, depresión y mayor uso de psicofármacos. Una posible explicación es el cambio en el día a día que sufrieron los sujetos con demencia por la cuarentena, previo al aislamiento, estrategias tales como tener grupos de apoyo, concurrir a talleres de memoria o centros de día, mantener una rutina de vida activa con actividades recreativas y hacer ejercicio físico eran una parte fundamental del tratamiento. Con la cuarentena muchas de estas actividades se vieron impedidas. Se observó ansiedad, depresión e insomnio más frecuentemente en sujetos con demencia leve (en comparación con aquellos más severos). En relación al tipo y forma de uso de los servicios de rehabilitación se detectó que la mayoría de los pacientes habían interrumpido dichas actividades. Además, el uso de psicotrópicos y medicación en general se incrementó durante la pandemia.
«En nuestro análisis llegamos a la conclusión de que durante el ASPO por COVI-19, se produjo un deterioro de los síntomas conductuales de las personas adultas mayores con demencia y/o Alzheimer. Estimamos que esto se relaciona con una combinación de factores: asilamiento social, falta de servicios de rehabilitación para pacientes externos y mayor estrés de los cuidadores familiares», explicó el Dr. Ricardo Allegri, neurocientífico, médico neurólogo y psiquiatra argentino, jefe del Departamento de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría del Instituto de Investigaciones Neurológicas Raúl Carrea (FLENI)y Presidente del Comité Científico de Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer (ALMA).
Por esta razón, el equipo de estudio indicó la necesidad de desarrollar un plan de acción que colabore en reducir el estrés en los pacientes con demencia, para que puedan sobrellevar esta situación.
¿Se puede prevenir un Alzheimer? De acuerdo a los especialistas, hay 4 pilares fundamentales para prevenirlo:
1) Seguir una dieta saludable con bajo contenido de grasas y alto contenido de cereales, frutas, vegetales y pescado, asegurando una nutrición equilibrada.
2) Realizar actividad física en forma regular (brinda múltiples beneficios en la cognición, el ánimo y la salud en general).
3) Participar de actividades sociales, ya que implican la interacción con otras personas, intercambio de ideas, oportunidades de ejercitar el lenguaje, adaptación y empatía.
4) Estimulación cognitiva, ya sea individual o en forma de talleres grupales, para estimular las funciones afectadas así como para generar estrategias que compensen las dificultades en lo cotidiano (por ejemplo, al aprender un idioma o desarrollar un nuevo hobby). BP

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