Cada vez se vuelve más presente la
sensación de letargo que las personas manifiestan frente a la realización de
actividades de su vida diaria que antes realizaban sin ninguna dificultad. A raíz
de esto, en muchos casos ha surgido el interrogante de si pasar tanto tiempo
dentro de casa nos quitó nuestra capacidad de llevar adelante múltiples tareas
y, actualmente, sólo con afrontar alguna de ellas nos sentimos exhaustos. ¿Es
posible?
Lo cierto es que, si bien uno
puede pensar que la cuarentena nos llevó a una reducción de nuestros esfuerzos
físicos, nuestra mente se enfrentó con nuevas demandas de alta atención
prolongadas en el tiempo.
Además, los momentos de trabajo y
descanso en la modalidad remota han perdido la frontera clara que tenían antes,
provocando también una sensación de sobrecarga constante y dificultades para
'desconectarse'.
«Los cambios de rutina de grandes
y chicos, los protocolos sanitarios que no debemos olvidar y el nivel de
atención que requieren las videollamadas, representan un gran esfuerzo
cognitivo para las personas; sumado a que hemos perdido la estabilidad y
anticipación que nos otorgaba la rutina» comienza explicando el Dr. Pablo
López, psicólogo y Director Académico de Fundación INECO.
En este escenario, debemos
entender a la fatiga mental como aquel esfuerzo atencional o cognitivo
prolongado que lleva a una sobrecarga o agotamiento. En un contexto de elevado
estrés, que se mantuvo por mucho tiempo a causa de la pandemia y las medidas de
aislamiento, los síntomas del estado de fatiga cognitiva se volvieron muy
presentes.
La somnolencia, la incapacidad de
concentración y la dificultad para 'procesar' tareas a realizar son los
síntomas principales de este cuadro. Sin embargo, la mayor inquietud aparece al
comprender que esta sintomatología no solo puede tener efectos en el
rendimiento cognitivo al estudiar o trabajar, sino que también nos afecta en
cuestiones físicas y en nuestra regulación emocional.
«La fatiga mental puede llevar a
una pérdida de interés, atención y motivación; afectando tanto nuestra vida
personal, como la social y laboral» destaca el Dr. López y agrega «Es
importante tratar de combatirla para evitar que se vuelva un síndrome de fatiga
crónica, que ya puede influir en dolores musculares, de cabeza, angustia,
dificultades sostenidas de memoria, sueño no reparador, entre otros síntomas;
así como también nos vuelve propensos a problemas de salud mental y física a
mediano plazo».
Para ello, resulta clave comenzar
con una reorganización de los hábitos en pos de restablecer las tres piezas más
importantes de nuestra salud: la alimentación, el ejercicio físico y el buen
dormir. Generalmente, si uno comienza a fallar en alguno de estos 'engranajes',
los otros siguen la misma línea provocando una sensación de agotamiento.
Consultando al especialista de INECO sobre herramientas
claras para combatir la fatiga mental, el doctor recomienda:
·
Regular horarios de sueño lo
más posible, estableciendo también los espacios claros y preestablecidos de
descanso durante el día.
·
Ir de la preocupación a la acción.
Es decir, tratar de sacar las ideas agobiantes de nuestra mente y buscar
acciones concretas para modificarlas, o incluso, es recomendable anotarlas para
luego pensar en ellas y compartirlas con alguien.
·
No confundir el distanciamiento
físico con el social o afectivo. La socialización de las emociones es algo que
nos va a ayudar ante la sensación de fatiga.
·
Incorporar estrategias basadas en
la meditación como el mindfulness, que permiten cierta regulación emocional,
reducción de la ansiedad y mejora cognitiva en términos atencionales.
Si bien es importante identificar
un posible cuadro de fatiga mental y aplicar estas recomendaciones, es preciso
entender que es un cambio progresivo que no se va a resolver de un momento para
el otro. A través del cambio sostenido de los hábitos, comenzaremos a generar
un círculo virtuoso y lograremos mejoras significativas. BP
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