viernes, 23 de octubre de 2020

El demonio no es un mito…

El Papa Francisco, en todo momento nos hace reflexionar acerca de la existencia del demonio: “La vida cristiana es un combate contra el demonio, el mundo y las pasiones de la carne” es lo que nos recuerda casi constantemente. “El diablo existe”, fue la afirmación que él hizo reflexionando sobre la Carta de San Pablo a los Efesios.

Debemos luchar contra él, con la armadura de la verdad. Fortaleza y valentía en el Señor, desarrolla en un lenguaje militar la vida cristiana. La vida en Dios se debe defender, se debe luchar para llevarla adelante, se necesita fortaleza y valentía para resistir y anunciar. Para ir adelante en la vida espiritual se debe combatir. No es una simple lucha, sino un combate continuo. Los enemigos de la vida cristiana son tres: ‘el demonio, el mundo y la carne’. Es decir nuestras pasiones que son las heridas del pecado original. Por cierto, la salvación que nos da Jesús es gratuita, pero estamos llamados a defenderla.

¿De qué me tengo que defender? ¿Qué tengo que hacer?

“Revístanse con la armadura de Dios” nos dice Pablo. Es decir que lo que es de Dios nos defiende, para resistir a las insidias del diablo. ¿Está claro? Claro. No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin revestirse de esta armadura de Dios, que nos da fuerza y nos defiende. San Pablo subraya que esta lucha nuestra no es contra las cosas pequeñas, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal.  Es decir, contra el diablo y los suyos. 

El diablo no es un mito

A esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡Lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios! Aunque no estamos muy convencidos de ello. Además San Pablo dice cómo es la armadura de Dios, cuáles son las diversas armaduras, que conforman esta armadura de Dios. Y señala: “Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza”. Ésta es la armadura de Dios: la verdad.

El diablo es mentiroso, es el padre de los mentirosos, el padre de la mentira, y reiterando con San Pablo, hay que estar ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza, “no se puede ser cristianos, sin trabajar continuamente para ser justos. No se puede”. Nos ayudaría mucho preguntarnos ¿creo o no creo? ¿creo un poco sí y un poco no? ¿soy un poco mundano y un poco creyente? 

A defenderse con todo

Sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús, necesitamos el escudo de la fe, porque el diablo no nos tira flores, sino flechas encendidas, para asesinarnos. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Y a elevar constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima, porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida, nos da una alegría, una felicidad grande: esa alegría que el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de su salvación. Pero sí, todos somos un poco perezosos, no, en la lucha, y nos dejamos llevar por las pasiones, por algunas tentaciones. Es porque somos pecadores ¡todos! Pero no se desalienten. Ánimo, valentía y fortaleza, porque el Señor está con nosotros. UC

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