lunes, 5 de octubre de 2020

Muchas personas con obesidad creen que tienen sobrepeso…

En Argentina, más de 6 de cada 10 adultos y 4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes están por encima de su peso saludable, según estadísticas oficiales. Esos kilos de más pueden configurar un cuadro de sobrepeso o de obesidad, según cuánto exceso se presente. Una investigación internacional mostró que muchas personas con obesidad subestiman su condición al creer que tienen sobrepeso.
Los autores del trabajo presentado en el Congreso Europeo e Internacional sobre la Obesidad (ECOICO 2020) -que este año se realizó en forma virtual por la pandemia- consideran que esta situación puede afectar el manejo a escala mundial de la obesidad, un problema que no deja de crecer y que es uno de los principales factores de riesgo asociados al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles como cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer.
Para el estudio ACTION IO -patrocinado por Novo Nordisk- fueron encuestadas 14.500 personas con obesidad y casi 2.800 profesionales de la salud de 11 países (Australia, Chile, Israel, Italia, Japón, México, Arabia Saudita, Corea del Sur, España, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido).
Entre otras conclusiones, se vio que 6 de cada 10 (62%) personas con obesidad grado 1, es decir, con índice de masa corporal (IMC) entre 30 y 34,9 kg/m2, consideraban que solamente tenían sobrepeso. Lo mismo pensaba el 31% de quienes tenían obesidad grado 2 (IMC entre 35 y 39,9 kg/m2) y 1 de cada 4 (25%) de los que presentaban grado 3 (IMC de más de 40 kg/m2).
El IMC es un indicador de la relación entre el peso y la talla (altura) que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Por ejemplo una persona que pesa 60 kg y mide 1,60 m de estatura tiene un IMC de 23.4 (60/1.60 = 60/2.56= 23.4). Si el resultado de ese cálculo da por encima de 30, se considera obesidad.
Según la clasificación de la OMS, un índice entre 30 y 34,9 se considera obesidad grado I o moderada; entre 35 y 39,9, de grado II o severa; y más de 40, grado III o mórbida. Esos niveles se corresponden respectivamente con un aumento moderado, severo y muy severo de riesgos para la salud.
Según Susana Gutt, médica especialista en Nutrición y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), el error de percepción registrado en el estudio “podría desalentar a que una persona con obesidad busque el apoyo que necesita para perder peso efectivamente o para tratar complicaciones ligadas a la enfermedad”.
Entre las personas con obesidad, los hombres son propensos a desarrollar complicaciones cardiometabólicas (10% versus 4%), mientras que las mujeres tienen el doble de posibilidades de padecer ansiedad o depresión (28% versus 14%). Por otra parte, la mujer es más propensa a realizar múltiples intentos para bajar de peso (promedio de 4,6 veces versus 3,1) y probar tratamientos médicos o quirúrgicos, pero el 75% recupera el peso a los 6 meses comparado con más de la mitad en el caso de los hombres.
“El estudio también reveló que es apremiante intervenir en forma más temprana, ya que los problemas de sobrepeso antes de los 20 años de edad están asociados a una mayor gravedad de la enfermedad y sentimientos de desesperanza”, agregó la Dra. Gutt.
La rama de participantes más jóvenes tenía, en proporción, más obesidad grado 2 (23% versus 16%) y 3 (18% versus 11%) en comparación con quienes no eran obesos desde una edad temprana. Casi la mitad de las personas con obesidad a más temprana edad manifestaron sentir que no eran capaces de superar sus problemas de peso y el 40% expresó que sus vidas están regidas por el control de peso.
“Estos hallazgos permiten entender mejor cuáles son las barreras que obstaculizan el tratamiento efectivo de esta condición y destacan cómo la percepción, las actitudes y las conductas de las personas con obesidad afectan su abordaje. Comprender mejor el manejo de esta condición es sumamente importante, especialmente cuando el índice de obesidad se triplicó desde 1975 a nivel mundial y más aún ahora que la pandemia de COVID-19 expuso la falta de tratamiento de obesidad, una enfermedad inflamatoria crónica que puede afectar negativamente el curso de una infección por este virus”, afirmó la médica endocrinóloga Juliana Mociulsky, jefa de la sección Nutrición del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
“La reciente pandemia de COVID-19 nos mostró lo importante que es que entendamos a la obesidad como una enfermedad en toda la extensión de la palabra. Estos hallazgos destacan que sigue siendo subestimada con interpretaciones erróneas profundamente instaladas en la sociedad y en la comunidad médica”, subrayó.
“Ante el mayor impacto de la obesidad, y dado que la enfermedad es más difícil de tratar si comienza a edad temprana, tenemos que promover que los profesionales de la salud intervengan antes con tratamientos a la medida de las necesidades y conductas de cada paciente para lograr mejores resultados en personas que viven con obesidad”, concluyó.

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