El P. José Antonio Fortea, famoso teólogo español
autor de Summa Daemoniaca, respondió recientemente a la inquietud de si una
persona que sufre una posesión demoniaca es menos culpable de sus pecados. En su artículo “Una cuestión moral”, el P. Fortea
señaló que “aunque podría parecer que es un asunto complejo”, la respuesta en
verdad “es muy sencilla”.
“Toda acción del demonio tanto en un poseso, como
en un individuo que padece una influencia demoniaca de cualquier tipo, al
final se reduce a que eso es una tentación”, indicó.
“Unas personas son tentadas de un modo
extraordinariamente insistente. Otras de un modo muy vehemente. El demonio
puede estar alrededor de la persona o, incluso, dentro de ella”. Sin embargo, precisó, “esa acción solo implica
mayor o menor tentación. Mayor o menor presión sobre la inteligencia, la
imaginación, la memoria. La persona puede sentir ciertos sentimientos (por
ejemplo, de odio) o venirle continuamente ciertos recuerdos o razonamientos
contra la fe, etc.”.
“El poseso únicamente en la
fase de trance no es responsable de lo que hace. Únicamente en esa fase.
De hecho, lo normal es que no se acuerde de nada de lo dicho o hecho”, subrayó.
El sacerdote español remarcó que “el resto del tiempo, el individuo puede resistir la tentación en
mayor o menor medida”.
“Por supuesto que, en la mayor medida en que puede resistir la tentación,
en esa misma medida es más responsable. En la medida en que la tentación sea
más vehemente y más continua, la responsabilidad encontrará atenuantes”.
“Pero solo son atenuantes, porque no perderá la libertad. Solo durante el
trance, no puede ejercer la menor resistencia, porque, de hecho, se pierde la
consciencia”, reiteró.
El P. Fortea precisó que “es cierto que algunas personas están tan
debilitadas para resistir ante ciertas pulsiones (sea sexo, alcohol, juego o
drogas), que su responsabilidad a veces se reduce al mínimo. Ven que algo está
mal, pero existe en ellos un vicio, es decir, una facilidad para caer que
consigue que caigan con facilidad y frecuencia”.
“Qué parte haya del demonio en estas tentaciones, no se puede saber”, dijo.
“Los endemoniados, por lo tanto, no caen en una categoría moral especial, ni se requiere de
criterios específicos para aconsejarles. Los consejos serán los mismos que se
aplicarían a personas muy tentadas o muy debilitadas ante ciertos vicios o muy
obsesionadas con ciertos temas”, finalizó. ICIP
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