La situación sanitaria nos obligó a respetar el
aislamiento social y entrar en período de cuarentena, que puede tener efectos
negativos desde el punto de vista emocional, en especial para los niños y
adolescentes con pérdida auditiva.
“La demanda
de consultas online es cada vez mayor. Los pacientes tenían sus rutinas y sus terapias desde muy
chiquitos, están
acostumbrados y sienten esa falta. Son chicos bastante
estructurados y necesitan ese espacio”, explica el psicólogo Cristian Quesada Schron, especialista
en discapacidad y sordera. En especial si son usuarios de implante coclear, las
terapias y la rehabilitación son parte central del proceso por recuperar la
audición.
Sin diferenciar si tienen más o menos resto
auditivo y aunque al principio les resulta “divertido” no cumplir con las
obligaciones, estos pacientes de
un día para el otro quedan aislados, y las consecuencias no se hacen esperar. “Empiezan
a manifestar síntomas variados. Los adolescentes, por ejemplo, presentan conductas irritables, abulia y hasta llegan a
lastimarse”, agrega el profesional.
Sobre este punto, la fonoaudióloga Marcela Garrido sostiene
que es fundamental no perder
contacto con sus terapias. “Sobre todo los niños pequeños, que
están en plena rehabilitación, no deben suspender sus sesiones, porque pierden
la estimulación, algo fundamental en la etapa de plasticidad neuronal en la que
están”, explica.
La
importancia del diálogo
En tiempos de aislamiento social, el contenido de
la información cambia para un niño oyente y un niño sordo o hipoacúsico. Así,
el oyente está inmerso en la lengua. La comunicación entre los padres, la televisión, las charlas a la hora
del almuerzo o la cena, son momentos en los que la información está presente.
Por el contrario, para un niño hipoacúsico “muchas veces esa información falta y es
generadora de angustias y dudas. Y se pueden manifestar en
diferentes conductas como impulsividad o desdén”, subraya Quesada Schorn. Para tratar de
contrarrestar esos momentos de ansiedad, el especialista recomienda anticiparles, explicarles y darles
herramientas para entender de qué se trata algo tan abstracto como un virus. “Fomentar
ese encuentro familiar, dar lugar al diálogo, a toda la información que
requieran para su verdadera comprensión, es decir no dar nada por sentado es
clave”, dice.
Este punto también abarca el ámbito escolar. El
manejo de las plataformas virtuales para el dictado de las clases es muy positivo
en tiempos de coronavirus. Sin embargo, los docentes que tienen en su clase a un niño o adolescente integrado
-como es el caso de los que tienen pérdida auditiva-, “no deben olvidar que la
atención de estos chicos es mucho más focal, hay que hablarles de a uno y no de
manera simultánea, y entender el cansancio atencional que esta situación les
genera”, dice el psicólogo.
Como conclusión, los días de encierro podrían
convertirse en una oportunidad
para que las familias fomenten los momentos de comunicación. “Muchos
padres que por sus ocupaciones laborales no podían acompañar a sus hijos a las
sesiones de rehabilitación, ahora participan online, y es emocionante para
ellos”, añade Marcela Garrido.
Acostumbrados a correr de la escuela a las
diferentes terapias que los chicos con pérdida auditiva requieren, ahora los padres “pueden aprovechar la
cuarentena para vincularse de otras formas, no por lo audible. No
pretender que ese niño o adolescente hipoacúsico tenga que llegar
permanentemente al oyente, sino que ese oyente haga el esfuerzo por llegar a
él”.
Los
números
Según datos oficiales suministrados por el Ministerio de Salud de la Nación, la
prevalencia de hipoacusia al nacer es de 1 a 5 / 1000. Es
decir, cada año en Argentina
esperamos que nazcan entre 700 y 3.500 bebés con hipoacusias de diverso grado y
diferentes causas, la gran mayoría son bilaterales, y afectan a las
cócleas u oídos internos, sitio donde nace el nervio auditivo.
En nuestro país contamos con la Ley 25.415 para la detección
temprana de la sordera, sancionada en 2001, pero que recién fue reglamentada en
2011, cuando también se creó el Programa
Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia que
depende del Ministerio de Salud de la Nación. Según esta norma, “todo recién nacido antes de los tres meses
de vida tiene derecho a ser evaluado auditivamente y tratado luego de los seis
meses en forma adecuada”. De este modo y según la reglamentación,
si en la maternidad donde nació el pequeño no le realizaron las otoemisiones
acústicas, el pediatra debe solicitárselas durante el primer mes de vida. Es un
estudio que se puede hacer, también, en los hospitales públicos.
Volver
a escuchar
El implante
coclear es un dispositivo electrónico que puede restituir la audición en un paciente con pérdida auditiva
severa o profunda, es decir, en niños que no pueden escuchar ni la
voz conversada ni gritada, y que no se beneficien con el uso de audífonos. A
diferencia de este último, que amplifica los sonidos, el implante coclear
sustituye la función del oído interno que está afectado.
De este modo, el implante coclear consta de dos partes, una interna
llamada receptor
estimulador, que se coloca debajo de la piel, mediante un
procedimiento quirúrgico, a unos centímetros detrás de la oreja y con electrodos
que van dentro de la cóclea. Y otra externa, llamada procesador de habla, que se
conecta con la parte interna, a través de la piel, por medio de un imán.
¿Quiénes son candidatos a
recibir un implante coclear? Está indicado
en niños a partir de los 12 meses
de edad –aunque hay situaciones donde se pueden implantar
antes- y adultos que hayan perdido
la audición, sin límite de edad máxima. En realidad, el único límite es el estado físico y
psíquico que permita una cirugía con anestesia general.
Para determinar si una persona es candidata a un
implante coclear debe ser examinada por un equipo interdisciplinario integrado
por otólogos, fonoaudiólogos y psicólogos, quienes realizarán una exhaustiva
evaluación a fin de determinar si el paciente es apto para recibir el
dispositivo y si este debe colocarse en forma uni o bilateral, simultánea o
secuencialmente.
¿Cuándo comienza a
escuchar un paciente implantado? El encendido
del implante se realiza al mes de
la cirugía y el mismo puede requerir, para su correcto funcionamiento,
calibraciones en forma periódica que van de dos a tres veces por año. El
beneficio con el implante coclear va
mejorando con las sucesivas calibraciones y, fundamentalmente, con el
trabajo que se realiza en las sesiones de rehabilitación auditiva y con el
apoyo familiar.
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