En la sociedad moderna, las personas tienen varios motivos para
preocuparse, desde el cambio climático global, hasta la planificación del menú
para la cena. Aunque estos momentos de tensión y preocupación pueden
transmitirnos cierta sensación de ansiedad, un trastorno de ansiedad
diagnosticable, como el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), el trastorno
de pánico, o la fobia social, es muy diferente a un episodio normal de
estrés. Los trastornos de ansiedad pueden interrumpir la rutina diaria de
una persona, ya sea por la excesiva preocupación que el desarrollo de tareas
simples, o por la frustración que dicha actitud puede producir. Aunque los
trastornos de ansiedad no son fáciles de diagnosticar por las similitudes que
tienen con los episodios de estrés, existen algunas características que pueden
marcar la diferencia entre una condición y otra.
Tu preocupación es persistente
Aunque es normal preocuparse por nuestros
hijos, por las cuentas, o por el auto, cuando se trata de un trastorno de
ansiedad, la preocupación excesiva puede prolongarse por un periodo superior a
seis meses. A la hora de diagnosticar la ansiedad, los especialistas intentan
averiguar si el paciente ha experimentado la misma sensación antes del hecho
estresante, y cuáles son las posibilidades de seguir manifestando esa sensación
una vez resuelto el conflicto. Si la preocupación es temporal, es probable que
no se trate de un trastorno de ansiedad.
Te preocupas por preocuparte
Sentirte harto de tu propio estrés es uno de
los signos del trastorno de ansiedad. Esta condición puede causar una enorme
angustia en una persona que realmente se siente frustrada y molesta con estos
síntomas. Si sientes que el exceso de preocupación se ha convertido en un
problema en tu vida, es probable que haya llegado el momento de realizar una
consulta.
Siempre llegas a conclusiones negativas
Los trastornos de ansiedad pueden hacerte
imaginar los peores finales para cada situación de la vida. Si tomamos como ejemplo
un desafío laboral, una persona estresada puede poner el problema en
perspectiva, y recordar que, para resolverlo, lo único que puede hacer es dar
lo mejor de sí misma. Por el contrario, una persona con trastorno de ansiedad
pensará que su incompetencia puede ser un motivo para perder su trabajo y ser
una decepción para su familia. Para citar otro ejemplo, una persona con
trastorno de ansiedad puede encontrar un bulto en la cabeza, y automáticamente
pensar que es un tumor cerebral. Este patrón de pensamientos negativos es
conocido como “visión catastrófica”, y se refiere a la acción de imaginar y
especular el peor resultado posible, sin importar lo improbable de su
ocurrencia.
Evitas las causas de tu ansiedad
Las personas que padecen trastornos de ansiedad
tienen una tendencia a alejarse de los factores desencadenantes, en lugar de
enfrentar el problema. Por lo general, estas personas invierten todo su tiempo
en preocupaciones sobre el posible resultado de una situación, en lugar de
comprometerse con esfuerzos para resolverlo. Una de las recomendaciones para
personas con trastorno de ansiedad consiste en detenerse a analizar la
situación con una mirada práctica que apunte a tomar las medidas necesarias
para abordar la problemática.
Sobreestimas las amenazas
Los trastornos de ansiedad hacen que una
persona perciba una situación más peligrosa de lo que realmente es. Por
ejemplo, una persona que les teme a los perros puede pensar que sus chances de
ser mordido son más altas que las probabilidades reales. Durante el proceso, es
posible que la persona recuerde todos los recuerdos y anécdotas sobre mordidas
de perro en detalle, olvidando por completo aquellos momentos de interacción
amigable y pacífica entre canes y humanos. En este sentido, la ansiedad sería como
un político malo, defendiendo la información que apoye su teoría, e ignorando
cualquier información que vaya en contra de ella.
Estás irritable, y se nota
La dificultad para diagnosticar la ansiedad se
debe a que muchos de sus síntomas, como fatiga, debilidad, trastornos del sueño
y problemas para concentrarse, también están asociados a una gran variedad de
otras condiciones físicas y mentales. Sin embargo, si alguno de estos síntomas
persiste en formas que interrumpen tu vida diaria, podría ser momento de
recurrir a la opinión de un experto.
Sabes lo que te hace sentir mejor, pero no lo mantienes
Muchos de los trucos y consejos para combatir
el estrés de la vida diaria, como comer saludable, ejercitar o tener un
pasatiempo, también pueden ser beneficiosos para personas con trastorno de
ansiedad. Sin embargo, ante situaciones de tensión, presión o estrés, este tipo
de personas comete el error de descuidar sus intereses personales en pos de
resolver (o ahogarse) en un problema. El cuidado del cuerpo, tanto a nivel
físico como emocional, no solo es importante para mantener la salud, sino que
también es necesario para afrontar el estrés y la ansiedad en un estado
óptimo.
¡Recuerda, tu salud mental es tan importante como tu salud física!
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