Una vez más, Señor, ante ti, y Tú siempre ahí
esperando...
Estás en todos los Sagrarios de la Tierra desde
hace más de dos mil años. Estás desde aquella ‘noche’ en que te quisiste quedar
para no dejarnos solos, para acompañarnos como se acompaña al amigo en sus
momentos felices, en sus horas tristes y amargas, también en el lecho de la
enfermedad, en la soledad de los años viejos...
Estuviste, estás y estarás. Las generaciones pasan, el tiempo no se
detiene y Tú quisiste quedarte porque sabías que te íbamos a necesitar.
Y vamos recordando cómo te afanabas por enseñarnos
cuánto es tu amor por los que te olvidan, por lo que dicen que no creen en
ti... por los que un día, quizá sin saber por qué, se fueron de tu redil… del
que recuerda como una cosa lejana y bella el día en que te recibió por primera
vez y después... nada, del que te empezó a negar porque se rieron de él el
grupo de aquellos nuevos amigos... del que por una pasión, donde hubo lagrimas
en otro hogar, comenzó una vida encadenado o encadenada a un delirio donde tú
ya no cabías, Jesús... y nos
hablas del pastor que echa en falta a una de sus ovejas, y sale a buscarla hasta
que la encuentra... y tus palabras tienen el mensaje de tu gran amor.
Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros, y
llegando a su casa convoca a los amigos y vecinos y les dice: “ALEGRAOS
COMIGO PORQUE HE HALLADO LA OVEJA QUE SE ME HABÍA PERDIDO” Lucas 15 4-7.
¡Qué profunda ternura,
que gran alegría encierran estas palabras, Jesús mío!
Y Tú estás ahí, Jesús, por la única razón, por el
único deseo que llena tu corazón que es, que alguien que te
abandonó... que alguien que se olvidó de ti un día volverá. Que aquel que ya no reza, un día abra
sus labios y desde su corazón te diga que lo perdones, que quiere volver a ti,
a formar parte de tu rebaño, que quiere, como el hijo pródigo volver al
Padre, y que aquel que te dijo: no creo... te diga: NO SOLO CREO... TAMBIÉN TE
AMO.
“OS DIGO QUE, DE IGUAL MODO, HABRA MAS ALEGRIA EN
EL CIELO POR UN SOLO PECADOR QUE SE CONVIERTA QUE POR NOVENTA Y NUEVE JUSTOS
QUE NO TENGAN NECESIDAD DE CONVERSIÓN” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor
Jesús. MEdeA
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