Mártir, 26 de
Agosto
Elogio:
En Salona, de Dalmacia, san Anastasio, de oficio batanero, mártir.
En la ciudad
croata de Split o Spalato, la antigua Salona en la costa dálmata, se celebra
como su patrono a este mártir, cuya existencia histórica y culto antiguo están
fuera de toda duda, aunque las «actas» posiblemente mezclan retazos históricos
con leyenda. Según éstas, Anastasio nació en Aquilea, de una noble y acaudalada
familia, pero al recordar las palabras del Apóstol a los tesalonicenses, que
decían: «os exhortamos, hermanos, ... a que ambicionéis vivir en tranquilidad,
ocupándoos en vuestros asuntos, y trabajando con vuestras manos, como os lo
tenemos ordenado, a fin de que viváis dignamente ante los de fuera, y no
necesitéis de nadie» (1 Tes 4,10-12),
aprendió el oficio de batanero y lo practicó en Salona.
Durante la
persecución de Diocleciano, no hizo el menor intento de ocultar su fe, sino
que, por el contrario, pintó una gran cruz sobre su puerta. Naturalmente, no
tardó en ser detenido y llevado ante el gobernador. Permaneció sereno y firme
en sus convicciones, por lo que fue arrojado al mar con una piedra atada al
cuello. Asclepia, una matrona de la ciudad, prometió dar la libertad a todos
sus esclavos si recuperaban el cuerpo del mártir. Los esclavos lo encontraron
casualmente en la choza de unos negros que lo habían recogido del mar. Los
moradores de la choza no querían entregar el cadáver y los esclavos los
asustaron diciéndoles que iban a acusarles de haber matado al hombre blanco, y
así recuperaron el cuerpo y lo llevaron en triunfo a la casa de su ama.
Asclepia le dio sepultura honorable en su jardín que, más tarde, se convirtió
en un cementerio cristiano, con su basílica.
La fecha de la
celebración ha fluctuado a lo largo de la historia, porque si bien en el
Martirologio Jeronimiano aparece claramente inscripta el 26 de agosto, el
Martirologio Romano antiguo lo inscribía, sin razones de peso, el 7 de
septiembre; según parece, se trató solamente de una confusión entre el «VII
Kalendas septembris» (es decir, 26 de agosto), y el «VII Idus septembris» (es
decir, 7 de septiembre). El papa Juan IV (640-42) hizo transportar a Roma las
reliquias del mártir, junto con otras de santos dálmatas, y las depositó en la
capilla de San Venancio, en el bautisterio lateranense, donde el mártir está
representado en un mosaico.
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