Mártires, 27 de
Agosto
Elogio:
En Tomis (hoy Costanza), lugar de Escitia, santos mártires Marcelino, tribuno,
su esposa Mannea, Juan, el hijo de ambos, Serapio, clérigo, y Pedro, soldado.
No es
infrecuente que en la transmisión de los datos hagiográficos un copista, por
desconocimiento o mera confusión, cambiara el nombre de una ciudad por otra. En
el caso de estos mártires, la hagiografía tradicional los sitúa en Thmuis, de
Egipto, en vez de Tomis, en el Mar Negro (actual Constanza de Rumania). El
relato de las «actas» narra lo siguiente:
El gobernador
de la Tebaida, en Egipto, mandó que compareciesen ante él los diecisiete
cristianos de Oxirrinco que habían sido denunciados como «los únicos que se
oponen al decreto imperial, insultan a los dioses con su impiedad y desprecian
a este tribunal, burlándose de vuestros mandatos». Eran éstos: el tribuno
Marcelino, su esposa Mamea y sus dos hijos; un obispo y tres clérigos; un
soldado, siete laicos y una mujer. El gobernador, ante el cual comparecieron en
Thmuis cargados de cadenas, trató de persuadirlos para que obedeciesen; como no
lo consiguiese, los condenó a las fieras. Al día siguiente, ya en el
anfiteatro, intentó todavía salvarlos, diciéndoles: «¿No os avergonzáis de
adorar a un hombre que murió y fue sepultado hace mucho tiempo por orden de
Poncio Pilato? Según me dicen, todavía se conservan las actas de ese proceso».
Los cristianos no prestaron oídos a las palabras del gobernador. El autor de
las «actas» pone en labios del obispo Milecio una confesión de la divinidad de
Jesucristo claramente inspirada en las controversias arrianas y las
definiciones del Concilio de Nicea. Los mártires murieron por la espada, según
se refiere, porque los osos no les hicieron daño alguno y el fuego los dejó
ilesos.
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