A diferencia de otros animales, nuestro cuerpo no puede almacenar el agua, por lo tanto, para funcionar correctamente necesita conservar lo que se conoce como equilibrio hídrico.
Esto significa compensar o reponer las pérdidas de agua que experimentamos a diario a través del sudor, la orina, las heces e incluso cuando espiramos. En caso de no hacerlo, corremos el riesgo de deshidratarnos. Si bien cualquier persona puede padecer deshidratación, los niños y adultos mayores son quiénes corren un mayor riesgo.
También existen afecciones o situaciones que pueden favorecer su aparición:
· Tener fiebre, vómitos o diarrea.
· Orinar en exceso, normalmente a causa de infecciones urinarias, enfermedades no controladas (como la diabetes) o medicamentos (como los diuréticos).
· Sufrir una sudoración excesiva, ya sea como consecuencia de realizar ejercicio o por las condiciones climáticas (normalmente durante el verano).
Los síntomas más comunes de la deshidratación son:
· Sed.
· Boca pegajosa o seca.
· Orina escasa o amarilla oscura.
· Piel fría y seca.
· Dolores de cabeza.
· Calambres.
Cuando la deshidratación es más grave puede llevar a una respiración y latidos acelerados, mareos, irritación y delirio o estado de shock.
Conocer esas señales puede resultar de ayuda para anticiparse a la deshidratación y buscar ayuda cuanto antes. Para prevenirla y evitar cualquier tipo de problema puedes seguir estos consejos:
Hacer el agua más sabrosa
Después del oxígeno, el agua es la sustancia más indispensable para mantener la vida. De hecho, la composición humana está basada en dos terceras partes de ella. Es importante para llevar a cabo tareas esenciales, como respiración, digestión, absorción de nutrientes, circulación sanguínea y excreción. El consumo de agua que necesitamos por día depende de nuestra talla, nivel de actividad, clima e incluso de los medicamentos que estemos tomando. Sin embargo, los profesionales estiman que debemos beber entre 2.5 y 3 litros por día. En muchos casos podemos sentirnos tentados a reemplazarla por gaseosas, más durante climas cálidos. Si bien estas pueden hidratarnos, están cargada de azucares, saborizantes y otros ingredientes que pueden dañar la salud. Por eso, ser creativo es una buena forma de prevenir la deshidratación a la vez que cuidas la salud. Fácilmente puedes volver al agua más atractiva para competir contra estas alternativas endulzadas. Por ejemplo, echa en una jarra de agua jugo o trozos de fresas, melones, pepinos, menta o tu fruta favorita. Recuerda que no es necesario que el líquido este helado para que cumpla su función hidratante.
Comer frutas y hortalizas
Las frutas y vegetales son fundamentales para una dieta equilibrada y saludable. Esto se debe a que aportan nutrientes importantes, como fibra, vitamina y minerales. Pero sus beneficios no acaban ahí, estos alimentos también son ideales para hidratarte. Para obtener mejores resultados puedes optar por aquellos que tienen una importante composición de agua, como sandías, fresas, lechugas, apios, espinacas, tomates, piñas o pepinos, entre otros.
Preparar licuados
Estas bebidas son una excelente opción para hacer frente a los días calurosos. Si bien los licuados que compras en las tiendas pueden tener grandes cantidades de azúcar añadida, al igual que las gaseosas o bebidas deportivas, haciéndolos en casa puedes solucionar este problema.
Nuevamente, la creatividad será tu mayor aliada, puedes poner en la licuadora:
· ¼ de taza de avena.
· 1 ½ taza de frutos rojos.
· ½ de yogurt griego.
· ¼ de jugo de naranja.
· 1 cucharadita de su cáscara.
· Jengibre o semillas de chía a gusto.
Solo resta licuarlo hasta que todo esté bien mezclado y disfrutar.
Refrescar el cuerpo
La edad puede hacernos más susceptibles a enfermedades asociadas al calor, según informa el Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA). Esto puede incluir insolaciones o golpes de calor, que ocurren cuando la temperatura del cuerpo sobrepasa los 40° C y la sudoración no llega a ser suficiente para enfriarlo. Para evitar el sobrecalentamiento del cuerpo los especialistas aconsejan beber líquido regularmente, utilizar el aire acondicionado cuando sea posible, bañarse en la piscina o tomar duchas fresas.
Usar ropa fresca
La ropa ligera, holgada y de colores claros (que absorbe menos el calor) te ayudará a sentirte más cómodo en los días calurosos. Asegúrate de que el aire pueda circular libremente entre tus prendas y tu cuerpo.
Otras precauciones
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan evitar cocinar con la estufa o salir durante mucho tiempo en pleno día o realizar trabajos en el exterior. Si no tienes otra opción, utiliza protector solar y toma descansos frecuentes a la sombra. Además, si deseas realizar ejercicio debes hacerlo temprano o por la noche. Recuerda, nunca subestimes los síntomas, ante cualquier temor o sospecha de una insolación consulta a un profesional de la salud. TV
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