Un intervalo de varios meses entre la primera y la segunda dosis de la
vacuna contra la COVID-19 desarrollada por AstraZeneca mejora la inmunidad,
según un estudio publicado este lunes 28/06, por la Universidad de Oxford. Los investigadores
demostraron que un intervalo de hasta 45 semanas entre las dos dosis mejora la
respuesta inmunitaria al virus. Además,
informaron que una tercera dosis inyectada más de 6 meses después de la segunda
da lugar a un ‘aumento significativo’ de los anticuerpos y provoca un ‘fuerte
incremento’ de la respuesta inmunitaria contra la COVID-19, incluso contra las
variantes conocidas del coronavirus.
Andrew Pollard, profesor y director del Oxford Vaccine Group, que
desarrolló la vacuna con el grupo farmacéutico anglosueco AstraZeneca, dijo que
“esto debería ser una noticia tranquilizadora para los países con menos
suministros de vacunas, que pueden estar preocupados por los retrasos en la
obtención de segundas dosis para sus poblaciones. Hay una excelente respuesta a la segunda
dosis incluso 10 meses después de haber recibido la primera”, destacó.
En tanto, recordaron que otro estudio de la Universidad de Oxford
publicado en febrero por la prestigiosa revista científica en The
Lancet indicaba que la eficacia de la vacuna era mayor con un
intervalo de tres meses entre las dosis (81%) que con un intervalo de seis
semanas (55%).
“No sabemos si se necesitarán inyecciones de refuerzo
debido a la disminución de la inmunidad o para aumentar la inmunidad contra las
variantes”, destacó Teresa Lambe, autora principal de los estudios. Al mismo tiempo, señaló que la investigación muestra
que una tercera dosis de la vacuna “se tolera bien y aumenta significativamente
la respuesta al nivel de los anticuerpos. Es
una noticia muy alentadora si se constata que es necesaria una tercera dosis”,
agregó Lambe.
Los investigadores aseguran asimismo que la vacuna provocó “menos efectos
secundarios tras la segunda y la tercera dosis que después de la primera”.
La vacuna de AstraZeneca, que utiliza una tecnología denominada de
‘vectores virales’, había causado preocupación después de que se estableciera
una relación entre su administración y la aparición de trombos, lo que generó
que muchos países restringieran su uso a las personas más mayores. BP
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