El arzobispo Bernardito Aúza, Observador
Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas en
Nueva York, intervino el pasado 10 de febrero en la 53 sesión de la Comisión por el desarrollo
social. En su discurso, el nuncio destacó la preocupación de la Santa
Sede ante el crecimiento económico que aún ofreciendo nuevos desafíos, no ha
beneficiado por igual a toda la sociedad.
”Con el fin de
ser sostenible y para el beneficio de todos, el desarrollo social debe ser
ético, moral y estar centrado en la persona -dijo-. Debemos prestar atención a
los indicadores que dan una imagen completa del bienestar de cada individuo en
la sociedad, promoviendo al mismo tiempo políticas que fomenten un enfoque
verdaderamente integral para el desarrollo de la persona humana en su
conjunto”.
”No es
suficiente tener un empleo remunerado sino un trabajo digno y seguro. Invertir
en la educación, el acceso a servicios básicos de salud y la creación de redes
de seguridad social son factores primarios para mejorar la calidad de vida de
la persona y asegurar una distribución equitativa de la riqueza y de los
recursos en la sociedad. Y sólo colocando a la persona humana en el centro del
desarrollo y fomentando las inversiones y políticas que respondan a las
necesidades reales, el progreso hacia la erradicación de la pobreza seguirá
siendo permanente y la sociedad será más resistente a posibles crisis”.
El arzobispo
señaló que la economía de mercado no existe para servirse a sí misma sino para
servir al bien común de toda la sociedad, y resaltó la importancia de prestar
mayor atención al bienestar de los más vulnerables. A esto añadió que el
desarrollo integral auténtico de la persona y la erradicación de la pobreza
sólo puede lograrse centrándose en la importancia de la familia para la
sociedad, y adoptando un enfoque estratégico basado en la verdadera justicia
social, con el fin de ayudar a reducir el sufrimiento de millones de hermanos y
hermanas. Para ello las políticas de desarrollo social deben abordar no sólo
las necesidades de la vida económica y política, sino también la dimensión
espiritual y moral de toda persona humana. RSIC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario